Almas opuestas
Está ahí.
Con chillona desvergüenza exhibe las escamas
de su encumbramiento.
Su fingida cortesía como una trampa feroz.
La oscura tiniebla de su aura.
Sus ojos sepulcrales de reptil.
Su corazón terrible y árido.
Su insulsa máscara sin nadie dentro.
Está ahí.
Avivando las antorchas del amor más heroico.
Liberando su bondad como luciérnagas o colibríes.
Quemando lo falaz de toda apariencia.
Abriendo dimensiones con su arte.
Escarbando en su dolor para sacar tesoros.
Sembrando espigas luminosas en el pecho de lo irremediable.
Está ahí.
Con chillona desvergüenza exhibe las escamas
de su encumbramiento.
Su fingida cortesía como una trampa feroz.
La oscura tiniebla de su aura.
Sus ojos sepulcrales de reptil.
Su corazón terrible y árido.
Su insulsa máscara sin nadie dentro.
Está ahí.
Avivando las antorchas del amor más heroico.
Liberando su bondad como luciérnagas o colibríes.
Quemando lo falaz de toda apariencia.
Abriendo dimensiones con su arte.
Escarbando en su dolor para sacar tesoros.
Sembrando espigas luminosas en el pecho de lo irremediable.
Bien lo dijo Bukowski
Me reconozco plenamente
en algunos sentimientos e ideas de Bukowski.
Eso de estar en una cama en silencio,
las sábanas hasta arriba, a oscuras,
a salvo de las muchedumbres.
Lo primordial de toda valentía.
Lo necesaria que se vuelve la locura.
Ciertas mujeres con magia y otras como las serpientes.
Los trabajos que envenenan el espíritu,
horas y horas y horas
que adormecen la vitalidad de la sangre.
O el estado de gracia al oír algo de Bach.
O el mazazo de luz al leer a Dostoievski.
O saber que la belleza aparente no perdura.
La música de la femineidad
Una mujer como un abismo esmeralda
o la predica del sol cuando anochece
brilla sin miedo
sin yugo
sin torpes amenazas
se eleva sobre la infección
del odio que no tiene cura.
La música de la femineidad se perpetúa en el aire
como un polvo de jazmines hechizados.
Una mujer que es puro éxtasis y luz
del cielo prometido
bella como el cuarzo
genuina como las cicatrices
sagrada como la libertad
salvaje como pájaros de fuego
me abraza y me despierta.
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