Dibujo tu mirada en mi cuerpo,
sabiendo melodías que no se tocan,
respeto a sinfonías que nos delatan,
has sido claridad de las pasiones,
saberte y recorrer, astral, el sueño mismo,
camino que ha brillado cuál infancia,
jugar es coqueteo, de mariposas,
te posas en mi mente y yo en tu fuego,
dejando un sabor a cataclismo,
si toco tus paredes me hago trizas,
si rompo el orden con mi piel, yo te trastorno.
Maceta o al silvestre no es lo mismo,
hay brotes que se pierden con el viento,
hay tiempo de conciencia y contemplarte
ha sido un placer de mis delicias,
te marchas al silencio del otoño,
crujiendo cómo hojas, tu esqueleto.
Yo, volveré en primavera hasta tus ojos.
SUMERGIRSE
Hay aspiraciones que nos llevan a recorrer kilómetros, y ocasos;
nos llevan al detalle del anhelo o ansiedades,
impulsos para cambiar rutinas,
a compartir verdades desde un principio.
O eso sucedió, o era un sueño, una burla, burbujas de hormigón que explotan a su tiempo: ruinas.
Se fueron construyendo proyectos en el aire,
se lanzó la humanidad de nuestras heridas,
conjugación al borde del ocio y el activismo,
fuimos endulzando pausas y continuidades.
Fuegos, que fueron voluntades.
Bitácoras al vuelo, tempestades.
Hartazgo de humo y polvo, con preaviso.
Nos dimos en brazadas,
entre abrazos y caricias,
hallamos a distancia, o frialdad, un salvavidas,
de la propia vida que no fue sincronizada.
Dimos pataletas,
también para avanzar,
hasta llegar a la orilla extrema.
Cogimos, cuál tesoro sorbitos de sol en la cara.
¿Qué pasó? Nos tiramos en una piscina
sin agua. Naufragar o zambullirse en los adentros.
Hundirse en sí, hasta encontrar la mar. Amarnos desde dentro.
TEPOZTECO
Él me despertó del celibato,
con su sonrisa dulce,
como su lengua en la flor de mayo,
su mirada sin miedo,
tan tersa como el perfume del café por la mañana,
su espuma en mi pecho,
mis manos confundidas en su piel
la misma pintura,
ritual de fecundidad y cosecha.
Me invoca con sus caricias,
cual pulque en la garganta
deslizándose mis dedos,
como pinceles,
entre sus credos,
coronándose con laureles
entre las extremidades acuosas
de vegetación tropical,
mis manos curiosas
ven levantarse el cerro
entre cocoteros y vapores sabor a mango.
Salvia, humo sagrado;
somos dos conejos
guardados entre sábanas,
titiritando de calor,
follando con el follaje de estrellas
entre la inmensidad del cosmos
nos unimos en alma
con la fusión de los cuerpos,
territorios salvajes,
con brisa embriagada de luna,
nos entregamos al vuelo.
ROCÍO
Despierta tenue,
salpicando la faz,
pizca nutricia.
*Linda Acosta Rodríguez, Villahermosa, Tabasco. Nómada, cosmopolita. Maestra en Relaciones Internacionales por la URJC (Madrid), Socióloga por la UAM-Xochimilco. Estudió el posgrado internacional de Escrituras Creativas por FLACSO-Argentina, ha publicado en medios digitales y papel. Creadora del taller de escritura “Experimentar las palabras” en la Fundación Elena Poniatowska. Mujer feminista y sorora, creadora de TarotCreActiva. Es Anarquista por alegría. La vida es poesía, colección de experiencias.