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miércoles, 31 de mayo de 2023

"Riña en una nuez" cuento de Mario Ángel Quintero


Faltaba empacarla. Amontonarle mis chécheres y cherebecos, envueltos en una sábana, como si yo fuera un nómada o un gitano, separado de mi tribu. Quizás era demasiado pedirle a mi bicicleta enclenque, con sus radios doblados como huesos de pajaritos. Subir hasta Piedras Gordas y luego bajar y cruzar el río Pipalao para llegar a nuestra pequeña ciudad.

Mi familia había estado de paseo. Recibí noticias que ya habían cruzado el río y estaban en casa. Yo me había quedado porque me asustan los relámpagos y no quería viajar así. Ya que había escampado, me tocaba volver solo en bicicleta.

Bichos rebotaban sobre el calor a la subida. Ascendía por las curvas de la carretera. Pedaleaba con el corazón en la boca.

Me llevan en un estuche.
No. Más bien sería como un maletín pequeño.

Bajar paso por paso, sin posada posible.

Me llevan en un maletín pequeño.
Decir que me llevan es quizás demasiado. Solo siento un movimiento en la oscuridad y veo la costura de luz al frente.

Apuntarle al encierro, a girar en media nuez, un parpadeo en la bombilla.

En una curva, sentí que de repente volaba, y luego la montaña abrió la boca y nos tragó. Luego en la garganta oscura de la caída, un empujón por algo mucho más grande que yo, que me separó de la silla de mi vuelo, de mis alas giratorias, de los pedales con que me sembraba en el mundo. El yo que se fue pa’ bajo se astilla contra el yo que siempre va pa’ ‘rriba.

Dado que siento que ya soy un vejestorio, supongo que me llevan de un ancianato a otro. Vejestorio tiene un aire teatral, y no describe el morrito de huesos en el que me he convertido.

Buscar a la lombriz que titila. Palabras en la boca para esparcir como semillas.

¡Huesos! Como si fueran huesos blancos, lavados por el tiempo. No. Lo que queda de mí son segmentos, segmentos de funciones mínimas, segmentos de experiencia y memoria.

¿Qué tiene que ver el estar atrapado bajo un derrumbe, con un ataque que le dio cuando era joven, y luego con su haber desaparecido en plena caída ya anciano?

Ungir con una cascada de fracturas. Poco a poco lograr una prótesis articulada. Pitos y chirridos son su canto de vida.

Para entretener, se divide una estupidez en segmentos, y así adquiere cierta complejidad.

Agarrada y soltada, la fluidez se desliza por las manos. De acá para allá, revolotear ya dentro de la bombilla. El calor retuerce el abandono.

Me deslizaba al respirar. Suena improbable, algo tan lineal. Desde este estancamiento. Mando la mano y otra mano la atrapa. Mando la pierna y otra pierna la tropieza.

Esta mañana, sentí como va ser cuando pierdo la cordura. Sentado en una silla amplia, recibía el sol y los minutos. Una voz interna me decía que tenía que ponerme de pie, que tenía que actuar. Pero no sabía exactamente qué era lo que tocaba hacer. La voz interna lo decía, pero la palabra que usaba no se entendía bien. Cuando logré fijar esa palabra en mi cabeza, entendí que para esa palabra existían varias interpretaciones, y no me quedaba claro lo que debí hacer. Esta realización me causó angustia, y sentí dificultad al respirar. Empecé a notar que otras voces se entraban y sonaban en mi cabeza, cada una con algo diferente que me pedía hacer, y cada voz tapaba parcialmente la anterior. Mi sensación fue que pasó un tiempo largo durante el cual no pude hablar ni levantarme.

Arriba baja hacia la derecha, abajo sube hacia la izquierda. Entrar en la llave.

El día mismo me soltó. Soltar normalmente significa hacia afuera. Aferrado a una aspiración vertical, el día me soltó hacia adentro. Caí entre mis propios brazos.

Un tartamudeo que asfixia y sujeta, abre suturas hacia hemorragias de luz.

Sensación es lo único que tenemos, y se anida en la ilusión de tiempo y de espacio. Atrapado bajo la tierra de la montaña, él vivió la fuerte sensación de ser crisálida dentro del capullo, de estar atrapado en una fase violenta de transición.

Entre mi cuerpo y la sombra hay mucosa y excreciones. La sombra me presiona a través de lo líquido y lo pegajoso.

La espiral detiene la caída, fija el descenso en una secuencia de puntos, sitios, estados. El aire se vuelve frondoso de espiritrompas como arabescos en la llegada. Buscar articular el filamento encendido. Dobleces presagian quiebres.

La verdad es que en este punto, entre aquí y aquí, soy capaz de producir reflejos, pero sin experiencias correspondientes. Si se empieza por acá, no es propicio incrustar ridiculeces acerca del hombre que fui, y todo lo demás, aunque la banalidad espese el aire y esforzarme contra mis propios gestos traiga recuerdos de sabores dentro de mi boca.

Parecía un encuentro. Yo me encuentro. Paso por mí, me repaso. El yo que puede ir y volver. El yo que se tiene que quedar. Mi yo al alcance agarrado al yo que alcanza.

No saber que los peldaños siempre se mezclarán uno con el otro, ni que los zancos son alas recostadas. La columna vertebral ensarta el aire y este esboza armazones que vibran.

No soy yo el que es larval. Semejantes reflexiones rebotan dentro de la vergüenza. Los codos y las rodillas aletean. La vergüenza es el musgo que cubre los adentros de un pozo. Me deslizo sobre ella.

Vean al muchacho tirado ahí en la acera. Parece que estuviera luchando con alguien más. Toda la vida le han dado estos ataques, eso dice la vecina. La expresión en el rostro es como si estuviera haciendo fuerza. Parece necesitar ayuda. ¿Pero quién se acerca? La vecina dice que duran solo unos minutos. La espuma le sale por la boca, tiene la mirada perdida, o no perdida, sino enfocada sobre un punto invisible. A veces su cuerpo parece ser todo de una pieza, como si algo lo intentara levantar y lo dejara caer de nuevo al piso. Sus manos intentan cerrar sobre algo. Parece un pez sacado de un lago. Intenta escalar el piso.

Las alas buscan de quién enamorarse en el nudo de pies y manos.

Cada pie, cada mano, encuentra un peldaño.

Arriba baja hacia la derecha, abrazo sube hacia la izquierda.

Dos caídas ¿de quién? se equilibran y giran en balanceo, un abrazo vuelto péndulo.

Bombear el soplo que se empuña, el revoloteo atrapado en una bomba. El corazón encierra la corriente de flexiones, parpadea frente al resplandor.

Caricias sobre los ventrículos del cielo.

¿A quién le estoy brotando?

El peldaño segmenta el aire.

Algo tenía que entrarse al estuche, a la nuez donde él se enroscaba para intentar protegerse. Alguien tenía que entrar a quebrarle los huesos y amasarle nuevos tejidos. Pero no había nadie más. Tenía que bajar otro él por la escalera de sí mismo, por su ascender y desplomarse. Este otro mismo lo podía romper, lo podía volver a concebir hacia algún imago.

Despertar muy presente en el aquí y tan perpetuo ya.

La manera que eso se hace más eso.

Me arraigo a un hombro.

Tajar las hojas hasta llegar a una amnesia de nubes y luces.

La vergüenza se va a tierra. La herida asciende y enhebra una perdida incalculable.

La corriente es un chisme entre gusanos. Más y aún más de eso que se hincha y se rebosa, y entonces en todas partes mitades de escaleras se encuentran para inclinarse y torcerse a la fuerza hacia el sol que crece e ilumina todo.

Pensé que mi pie se había despegado, pero era un halón que me empezó a destapar. Vi cuando me entró la luz desde abajo.

¿Cómo contener el ardor en la barriga, sin reventar ni germinar?

Nadie cuenta que el capullo está lleno de espejos.

Me reflexionas y ahondo al entrar más en el lago de mi silueta.

Al subir, el fémur atraviesa un peldaño y el cuerpo gira en aire cristalino y pesado como agua. Las manos y los pies se despegan como peces.

Miro desde el lecho de todo lo que se ha hundido y veo la calle brillar en olas hasta que la cubre el cabello del sol.

Es un balcón en un cuarto piso. El hombre se inclina. Hay un resplandor, quizás es solo el sol reflejado en la cabeza de su bastón.

Después sería una causa célebre en todos los medios, porque mucha gente lo había visto tirarse, o caerse, (existían versiones variantes), del balcón.

¿Quién?

El anciano del bastón plateado.

¿Cuál?

El que olía a sancocho de gallina. El de las canas engominadas.

Porque era la primera vez en la memoria colectiva de la pequeña ciudad, que mucha gente hubiera visto cuando alguien se tirara, o se cayera, de un balcón, pero en que nadie vio, descubrió, o encontró dónde había caído a tierra.


*Hijo de padres colombianos, George Mario Angel Quintero nace en 1964 en San Francisco, California, donde vive sus primeros treinta años. Estudia literatura en la Universidad de California y es becado en creación literaria en la Universidad de Stanford. Como George Angel, publica poemas, prosas y ensayos en revistas literarias estadounidenses y canadienses; también publica los libros en inglés: Globo (1996), The Fifth Season (1996), y On the Voice (2016). Desde 1995 reside en Medellín, Colombia, donde, bajo el nombre Mario Angel Quintero, publica los libros de poesía Mapa de lo claro (1996), Muestra (1998), Tentenelaire (2006), El desvanecimiento del alma en camino al limbo (2009), Keselazboga (2014), Mapa de las palabras (2014), la materialidad (2020), Cardos (2020), y los libros de dramaturgia Cómo morir en un solar ajeno (2009), La sabiduría de los limones (2013), y Calamidad Doméstica (2016). Porciones de su obra han sido traducidas al macedonio, portugués, sueco, croata, búlgaro, francés, italiano, albanés y árabe. Este año, se publica en Italia un libro de traducciones de sus poemas al italiano, Diventa l’albero (Samuele Editores, 2020), y en Croacia un libro de traducciones de sus poemas al Croata, Moje svjetlo i druge pjesme (Druga priča, 2020), y en árabe la traducción de su novela corta, Aqrab (Dar Al-Rafidain, 2020).

viernes, 26 de mayo de 2023

10 Pintores Internacionales (Galería Virtual)





Remy Ulloa (República Dominicana) 



Es un artista multifacético, sus especialidades son la pintura y la escultura. Los temas de sus obras se nutren de la música y la poesía, de los estados alterados de la conciencia como de lo onírico y la meditación. En su obra hay una comunicación sinestesica, donde lo visual pretende invitar al espectador a la reflexión y a la percepción de estímulos multisensoriales. La obra de Remy Ulloa está presente en importantes colecciones privadas y en Museos. Remy Ulloa ha realizado 5 exposiciones individuales, más de 50 exposiciones colectivas, y ha expuesto en Ferias de Arte internacionales como Art Foro.



Piedad Lucia Hoyos Henao (Colombia) 


Piedad Lucia Hoyos Henao, Colombia. Desde su adolescencia se ha dedicado a explorar y  experimentar  diferentes técnicas artísticas, plasmando lo que mueve su corazón e interpretándolo con color en un lienzo o distintas superficies. Se apoya con su cámara o imágenes para inspirarse y transmitir sentimientos y emociones al espectador con estilos figurativos y abstractos. Utiliza técnicas como óleo, acrílico y la acuarela para alegrar con su arte los espacios. 2023- 2005 Academia Blanco y Negro: teoría del color, acuarela, óleo, acrílico, historia del arte aplicadas en todas las temáticas. 2021 - Actual Taller Dorian Flórez : dibujo, óleo y acrílico en figura humana 2007 - 2003. Palacio Rafael Uribe Uribe: técnicas del dibujo y la pintura. 1979 Academia de Arte Rozzo: Todas las técnicas de pintura, comenzando por el carboncillo, pastel, sepia, sanguina, óleo y acrílico.



Dalibor Dado Cetkovic, (Montenegro) 



Nacido en la ciudad de Bar en 1982, es un artista de Montenegro. En 1997, ingresó a la escuela de arte de cuatro años "Petar Lubarda" en la ciudad de Cetinje, donde se graduó como técnico de arte en el departamento de pintura en 2001. Ese mismo año, continuó su formación en la Academia de Bellas Artes en la ciudad de Trebinje, Bosnia y Herzegovina. En 2007, se graduó en la clase del profesor Marko Musovic, especializándose en pintura y obteniendo el título de Pintor Académico Graduado. A partir de 2008, Dalibor es miembro de la Asociación de Artistas Plásticos de Montenegro (ULUCG). Su amplio alcance artístico incluye pinturas y dibujos en diversas técnicas, así como esculturas, fotografías, trabajos en video y múltiples soluciones conceptuales. Ha realizado portadas e ilustraciones para libros, afiches, logotipos, interiores y joyería artística, entre otros proyectos. Además, ha llevado a cabo numerosas restauraciones de pinturas antiguas y dañadas.



Magdalena Benavente Vio (Chile) 


Estudió filosofía y publicó un poemario; Abotonándose Luz en 1993. Fue miembro del grupo surrealista chileno Derrame. Realizó su primera individual en el Museo Eugenio Granell; Santiago de Compostela-España en el 2018. Ha participado en diversas muestras surrealistas en Chile, como la gran exposición surrealista internacional El umbral secreto el 2009. Así mismo participó de la exposición Abya Yala, con el grupo Ojo Salvaje, realizada en diferentes lugares como el centro cultural de república dominicana en Nueva York. Actualmente codirige lcon Verónica Cabanillas la revista Honidi en Algarrobo-Chile.



Jésica Frustaci (Argentina) 


Artista autodidacta, ha obtenido un Doctorado Honorífico de The Queen Foundation for Cultures and Arts around the World en Egipto. En su práctica artística, Jésica utiliza una técnica mixta, con una inclinación hacia la acuarela.Los trabajos de Jésica narran su experiencia de dolor después de abandonar su carrera anterior debido al acoso que sufrió por parte de sus compañeros. Este acoso, tanto moral como sexual, tuvo un profundo impacto en ella, llevándola a experimentar el síndrome de estrés postraumático.Por recomendación de su terapeuta, Jésica comenzó a pintar como una forma de terapia. Sus obras son un testimonio de sus años de sufrimiento, pero también reflejan su proceso de recuperación tanto como individuo como mujer. A través de sus creaciones, Jésica explora su fe, la cual también desempeñó un papel fundamental en su proceso de sanación.



Verónica Cabanillas Samaniego (Perú) 



Es poeta y artista visual. Ha expuesto individualmente en Lima y colectivamente en Europa y Latinoamérica: El surrealismo hoy, homenaje a Eugenio Granell, Museo Eugenio Granell, Santiago de Compostela, España (2012), El asombro del colmillo, Le Petit Canibaal, Valencia (2014); Ludwig Zeller, componiendo la ilusión, Galería Taller de Rokha, Santiago de Chile (2017); Cien años de Surrealismo, Centro Cultural Espacio Matta, Santiago de Chile (2019-2020), International exhibition of surrealism, Galería Kudak, El Cairo-Egipto (2022), Eco del surrealismo contemporáneo, Instituto francés de Alexandria, Egipto (2022).



Jasmina Cetkovic (Croacia)


Nació en 1979 en Pula. Se ha dedicado activamente a la pintura durante los últimos diez años y perfeccionó su talento en el estudio de arte del artista Dalibor Dado Cetkovic. Hoy trabaja con él en una escuela de dibujo y pintura para niños y adultos. Participó en muchos talleres de arte, así como en varias colonias de arte, de las cuales es significativa la presentación en el Foro Mundial de Arte de Mujeres Pintoras WAF II Hurghada 2022 en Egipto, así como en muchos simposios internacionales de arte.



Rosa Garcia (México)


Artista con 20 años de trayectoria, que ha logrado proyectarse a nivel internacional, exponiendo en museos y galerias muy importantes, su obra tiene una narrativa visual con mucho simbolismo. Su personalidad misteriosa, enigmática, llena de luz, con una mirada penetrante y con una fuerte presencia indiscutiblemete se refleja en su obra.



Fresia Valdivia (Perú)



Es una artista y profesora de arte con más de 35 años de experiencia enseñando a niños, jóvenes, adultos y adultos mayores. Cuanto más se expresa ella misma a través de diferentes artes, siente que es una fuente inagotable de ideas. Como artista y profesora, ella usa una variedad de técnicas incluyendo esculturas, arte en tela, quilling, dibujo y pintura y manualidades. Ella también ha publicado libros de metodología artística, poesía y narrativa.


miércoles, 24 de mayo de 2023

"Madres de tierra cansada" Mónica Lucía Suárez Beltrán


Si escribo la palabra
 
Si escribo la palabra: Palabra
me escondo en su sombra
 
La primera sombra
fue una palabra dicha
 
Y se volvió poema
en un jardín de voces desnudas
 
Nació el octavo día
cuando una mujer dijo: hágase el amor
Y se hizo.
 
 
Ahora
 
Estoy tan cerca del silencio,
que cualquier vocablo es un sacrilegio.
 
Mi eco es una sombra tenue.
 
No puedo arañar ese silencio
que me guarda a veces
con tanta benevolencia.
 
No puedo deshonrar el umbral
con alguna frase vacía.
 
Algo se pronuncia adentro.
 
Y aún no está manchado de lenguaje.
 
Pronto, nacerá un poema.
 
Por eso debo callar,
ahora es su turno.
 


Madres de tierra cansada


A las madres de Soacha
Nos devela el silencio de la tierra mojada.
Abrimos los ojos
y vamos
Sin el miedo de siempre
con la soledad en plena tarde
Llevamos cicatrices al viento
Y una sombra adherida a la espalda
Abrimos los ojos y cantamos
¡Qué nos esperen en silencio!
¡Qué nos esperen en su grito!
¡Qué llegue nuestra luz a su mirada!


 
La caída de una hoja
 
La caída de una hoja es vital
dolorosa
porque
consciente de los años
o prematura
es una muerte lenta.
 
 
*Mónica Lucía Suárez Beltrán. 
Bogotá, Colombia. Profesional en Estudios Literarios y Magíster en Educación, Universidad Nacional. Autora de textos literarios como Tenues y tonos, Colorario de ciudad (2008), libro ganador publicado por Editorial Anidia, en Salamanca (España). Su libro de poemas Cinco movimientos y medio en el espacio (2017), ha sido reconocido por posibilitar el diálogo con las artes plásticas y la danza, publicó en 2019 Madeja de voces (Nueva Luz 21) y Anatomía de la niebla (Poemas selectos Viernes de Poesía, UNAL) en 2021. Actualmente se está editando su poemario bilingüe (editorial Arte poética Press) Poemas ciegos como el amor (2023) Ganadora de la convocatoria de poesía de Usaquén “Asómate a la ventana” y del Festival de Literatura de Bogotá. Líder de Poesía expandida Colombia. Escritora invitada a revistas y Festivales nacionales e internacionales (Ecuador, México, Cuba y New York), con publicación de poemas compilados en varias antologías. Autora de textos académicos reconocidos y, actualmente, consejera Distrital de Cultura en Literatura. Hace parte de la coordinación nacional del Movimiento Poético Mundial (WPM) Colombia.

martes, 2 de mayo de 2023

"El suplicio del inocente" pinturas de Roan Maggler


Nombre: Equilibrio natural
Técnica: Acrílico sobre lienzo
Medidas: 30*40cm
Año: 2021



Titulo: La riqueza del alma
Técnica: Acrílico sobre lienzo
Medidas: 30*40 cm
Año: 2019



Titulo: El suplicio del inocente
Técnica: Óleo sobre lienzo. 
Medidas: 50*70 cm
Año: 2021



Nombre: No dual, no fragmentado
Técnica: Acrílico sobre papel
Medidas: A4 (21x29,7 cm)
Año: 2022



Nombre: Dualidad
Técnica: Acrílico sobre lienzo
Medidas: 50x70 cm. 
Año: 2019

Nombre: Visión interna 
Técnica: Acrílico y lápices sobre papel
Medidas: 17*20cm
Año: 2020



*Roan Maggler es el nombre artístico de Rocío Maggione, una destacada artista plástica y escritora oriunda de Chaco, Argentina. Desde muy temprana edad, ha utilizado el arte como un lenguaje para canalizar sus emociones y explorar su inconsciente, encontrando en él una vía de expresión y realización personal. Motivada por sus inquietudes acerca de las interrogantes existenciales, Roan Maggler plasma en cada obra su investigación y experimentación acerca del ser y su realización. Sus trabajos, que tienen tintes surrealistas pero siempre arraigados a la tierra, invitan al espectador a reconocer las luces y sombras que nos rodean y conforman, a transmutar la energía y a ser el alquimista de nuestra propia existencia para finalmente brillar en coherencia con nosotros mismos. Abrazar la naturaleza es una constante en su obra. Los estudios formales en dibujo y pintura de Roan Maggler comenzaron cuando tenía apenas cinco años en un taller del Conservatorio Fracassi. A los catorce, se graduó de Profesora de dibujo y pintura en esa institución. Continuó sus estudios en Bellas Artes y Fadycc/UNNE, consolidando su formación y consolidando su carrera como artista.