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jueves, 23 de abril de 2015

Mi Cuarta Vieja

Por: Israel Gayosso (México)


En el océano de voces sin vergüenza
hoy me quieto; escucho claramente
cómo la mugre en las paredes habla
creando belleza grotesca, pero belleza.

Un ramillete impúdico de hombres
ofreciendo sueños a las quimeras,
aquellas que se pasean por la cuarta
¡la cuarta vieja! ¡el hoyo, el hoyo viejo!

Zarpo por la carroza del diablo loco
para buscar vicios, para encontrar sonidos,
buscar engaños, encontrarte a ti.
Este paseo me deslumbra sin dejarme ciego
las tinieblas boquiabiertas frente a esto.

¡Quiero morir torturado por este olor!
¡un tono de color menguante acariciante!

Bajo la hondura del más sollozo hondo
las imágenes cobran extravagante vida;
un deforme cojo cantando a sus heridas
y una infame súplica en el tendedero
del vibrante sol, de los rayos penetrantes.

Pero palpo la fraternidad de la humildad
donde la materia derrocha barbarie,
y las dulces moscas tienen figuras de las pasas.
Cierto día, cierta fecha, yo volveré
para beber los encantos de ésta sin fin hermosura.

Compendio de Poesías Negadas (2013)

lunes, 13 de abril de 2015

Cuando Llueve

Por: Adriana Carpio (México)




¿Has visto acaso cómo se enciende el cielo
en la plena oscuridad cuando llueve?
Siente, y siente cómo la lluvia
te moja el alma la despeina, la desdibuja.
Las gotas trascienden hasta el espíritu
mojando la pseudocordura inepta,
convirtiéndola en locura candente
cuando compartes la demencia de la lluvia:
lluvia ácida, mojada y fuerte;
que humedece las ideas de la mente,
que traspira conceptos hilarantes
(claros y a veces oscuros),
que matan. No sanan, no curan:
llaman a la verdad mentira,
nacen en la profundidad de un charco,
donde corren los insectos y dan un brinco.
Se sumergen en tu piscina de recuerdos
para escupirlos y carcomerlos y pudrirlos.

¿Has sentido acaso cómo el cielo
se burla y te escupe cuando llueve?
También llueven tus ojos,
y toda tu piel caliente y húmeda:
llueves cuando lloras,
llueves cuando sangras;
cuando callas también llueves.
Y al hablar cae una tormenta de palabras,
mientras fulano y zutano se ríen;
no entienden tus verbos ni tu poesía,
ni tu filosofía que se hace palabras cuando llueve.

Si piensas y piensas (y vuelves a pensar)
tus recuerdos llueven sobre tu memoria,
mojando de sal tu mirada y tus ojos;
y una mariposa al aire moría.

¿Has observado acaso cómo se hunde el cielo
en tus labios besando, cuando llueve?
Y si necesitas llover y mojar:
haz la tormenta en tus sentidos,
llueve mientras sientes y me sientes.

¿Has acariciado acaso cómo el cielo
de mi vientre llueve dulce lluvia tibia?
Llueve cuando mi piel y mi cuerpo se incendian,
es un incendio de calor (y de ganas) sofocante.

Y entre mis piernas llueve
y llueve
y llueve…

Dejas tu lluvia encerrada, guardada, aislada,
en un artefacto que recubre el arte,
y despelleja tu falo, para confundir tu lluvia.

Llueve y siente llover la lluvia que ésta cesa.
Saldrá de nuevo el sol, para secarte.