Ver una entrada al azar

miércoles, 20 de enero de 2010

¿Qué es?

Me empecino en fumar
ya ni siquiera calmo la ansiedad de que todo se aleje de mi
tras el humo saliente de mi boca en la oscuridad.
Las paredes de mi hollinado interior están cansadas
pero la angustia viciosa
me induce a la fantasia falaz de la nicotina.
Es este presente saturado de tiempo sin detención
Nunca estoy en el ahora porque todos los relojes me dicen que ya lo perdí.
Es el afán de rapidez del cemento
Nada me funciona por el maldito trancón maquínico caótico
Es este encierro que simula ser protector
La resistencia al engranaje machaca dolorosamente mis fuerzas
Es este pesado laberinto
perdida entre tantos vivos y muertos.
Como si cada aspiración auspiciara el olvido
continuo fumando

viernes, 15 de enero de 2010

Ausentes

Hay hombres que son la encarnación misma de la distancia... de la ausencia...
son como una ensoñación permanente de la nada primigenia,
aclaman a la muerte en cada patético respiro,
pierden su mirada en todos los rincones;
ese vacío en sus ojos,
ese apagarse sempiternamente después del resquebrajamiento.
Ahí adentro todo es eco, un segundo de dolor que se repite
hasta grabarse como un instinto que los conduce al sufrimiento.

Van ansiosos buscando ese veneno que convierte su sangre en brea,
ese veneno que se desborda por las venas abiertas... siempre habrá un infierno latente en todas las cosas bellas,
podrían convertirse en demonios infernales, es decir en poetas,
esos desposeídos son los únicos que crean algo de tan maléfica poción,
para dar testimonio de la belleza inasible, de eso que tanto desean y nunca tendrán.
Ratas agonizan en sus agujeros infectos, los eternos adoradores de la belleza suelen ser los seres mas grotescos de la tierra.

Ternura


Creo que la nuestra es una ternura muy distinta
la del sueño que se calla y apenas se trasluce, acaso se escapa
en una mirada que abraza el horizonte...
y sus ojos tienen un aura;
una ternura tímida, sutil, en sepia blanco y negro.

Ella está en una sonrisa muda,
diminuta si acaso emulada pero sincera como un niño
con la pureza infantil que revela
que no se saca mucho de la ternura del baúl
de la misma manera como aquel viejo libro
que heredaste con magia
o esa joya preciada y única que solo nosotros sabemos valorar.

Envolvemos nuestro tesoro entre lino y terciopelo
no queremos que lo roben,
no queremos que envejezca,
no queremos que se dañen,
no queremos que se pierda,
por eso lo guardamos
y sentimos que no alcanzan los cerrojos
deja de importarnos cuanto pesan los herrajes
como al que se hizo tragar del mar
por cargar con tanto oro
pero no se trata de ambición.

Un día cambiamos el baúl
por uno hecho de costillas
olvidamos que los cuerpos son ajenos
ahí va nuestra ternura
encerrada en un pecho mortal, caprichoso y egoísta
a la madre le arrancan el niño de los brazos,
llora y su rostro es una empapada mueca
que no podría describir
la tierra se traga un ataúd con la memoria entera de una vida
nuestra ternura se ha transformado en un recuerdo
ahora la melancolía su hermana
loca, desdentada, cenicienta y horrible
se ha puesto sus vestidos robados
se peina los cuervos en su esquizofrénico delirio
sus ojos brillan y sonríe en su sueño de imitar a una muerta.

A esto quedo reducida nuestra ternura
a una loca obsesiva disfrazada
un recuerdo que sobrevive
con los restos de lo que perdimos.

miércoles, 6 de enero de 2010

Noche Bohemia


Solo quiero un tequila,
un cigarrillo,
y una intensa noche.


Una noche de abismos.
de incandescentes luces.
de caminos cruzados.
de eternas despedidas.

Solo quiero un tequila,
un cigarrillo,
y una intensa noche.


Para perderme en lo oscuro.
de latidos primitivos,
de sordos gemidos.
de intensos olores.

Solo quiero un tequila,
un cigarrillo,
y una intensa noche.


Para olvidar la cordura
abrazar el delirio lunático
caer en locura condenada.

Solo quiero un tequila,
un cigarrillo,
y una intensa noche.

Para danzar entre adoquines,
doblarme bajo la lluvia,
de pasiones olvidadas.

Solo quiero un tequila,
un cigarrillo,
y una intensa noche.

Para cerrar mis ojos,
y caer al vacío,
del ensueño dionisíaco.


Solo quiero un tequila,
un cigarrillo,
y una intensa noche.

Para recordarle a mi cuerpo,
el placer de amar.

Nacimiento y Muerte de Dios


I

Nacimiento

de lo incomprensible,
nacen las multiformas,
de un concepto moldeable.


Concepto humanizable,
que se adapta a vacios existenciales.


La expansión continua,
aun carente de conciencia.


¡Desconocimiento u olvido!


¡Así nace el nombre,
de multiformes cadenas!


II

Muerte


Muere el concepto,
tras desagarrar la semejanza.

Mueren las multiformas,
tras encontrar la unidad.

¡Y la expansión continua,
dentro de la sabiduría de la conciencia!

El Ajedrez Danzante


Una enorme puerta se alza en el horizonte,
bellamente adornada,
con piezas de ajedrez tallada.

Niebla furtiva,
su mirada cautiva.

Por la niebla de colorido ensueño
caminan las piezas,
por celeste sendero.

Paso a paso por el piso azulado,
marchan galantes,
las piezas de mármol,
aumentan y disminuyen,
al son de sus pasos.

Danzantes las piezas
en coro celebran,
mientras torturan su cabeza.

Giran y giran
en circulo aumentan,
giran y giran
en circulo merman.


Curiosa y dolorida
de su testa se queja,
el enorme salón resulta
ser su cabeza.

Danzantes las piezas
en coro celebran,
mientras torturan su cabeza.

Giran y giran
en circulo aumentan,
giran y giran
en circulo merman.

Su cabeza como elástico,
se expande y se contrae,
produciendo dolor insoportable.

Danzantes las piezas
en coro celebran,
mientras torturan su cabeza.

Giran y giran
en circulo aumentan,
giran y giran
en circulo merman.

El suplicio termina,
cuando sus ojos,
como locos relojes giran.

Tiempo benévolo,
la calma al corazón regresa.
Termina el desespero,
como suave viento de primavera.

Poesía ordinaria Vol. 1



Ahora que perdí la razón por completo,
Ahora que ocupas mis sueños húmedos,
Te reclamo y te invito a fornicar.

Yo,
Hoy escribo esta argamasa de silabas.

Yo,
Que creí vivir en el exilio del amor.

Yo,
Que llegue a pensar que el amor me odiaba,
O sentía una particular repugnancia hacia mí.

Yo,
La vergüenza del Spa,
De mi familia,
De la sociedad entera,
Del planeta.
De los entrometidos extraterrestres,
De las vacas expectantes de un ordeño mañanero.
De mi padre ebrio,
Apostador y flatulento.
De mi abuela camandulera y camorrera,
Del abuelo juez de esta patria sin sentido,
Como todas las patrias.
De mi abuelo materno siempre tan oportuno, sensato, amable, tangible, vital.
De mi abuela materna, siempre tan tierna y sazonada.
De la tía Myriam que no cotiza pensión.
De la señora de los almuerzos que me confundía con un mister.
Del perro al que le busco el alma en la mirada.
De Lenin, que no logró reclutarme en su parafernalia soviética.
Del hongo que mastiqué y que nunca hizo efecto.
De la mona que me sonríe desde el frasco de shampoo.
Del champú por llamarlo Shampoo.
De la ortografía,
Pues uso Word para corregir mis escritos.
De los colegios que transité,
Ya que me convirtieron en lo que soy,
No en lo que esperaban.
De mis escritos,
Pues ninguno me gusta.
Del demiurgo, que se rasca incesantemente la cabeza,
Angustiado por haberme creado.
De la tenia de tres metros,
Pues no siempre hay para comer.
Del hongo del pie,
Pues nunca le compre una crema para extraditarlo.
De Juan Manuel Santos,
Pues nunca entendí el concepto de seguridad.
Del papa y la papisa,
Porque nunca entendí la diferencia
De Umberto Eco,
De Foucault,
Del rey león y la sirenita.
De las prostitutas que me amamantaron largo tiempo.

Yo.
Que no soy Nada.
Solo se
Que desde mi infinita mediocridad,
Te amo.
Y eso me basta.

Y lo escribo rápidamente,
Pues puede durar eternamente,
O quince minutos.

Tan – tan.