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viernes, 28 de febrero de 2020

"Náufraga" poemas de Karla Jazmín Arango




Lo innombrable 

Los teóricos dicen 
que creamos la realidad 
al nombrarla. 

Pienso en todas aquellas cosas 
que dejaron de existir 
porque mi abuelo 
nunca conoció el diccionario. 

Cuántas emociones 
se quedaron fuera del universo
porque Dora nunca pudo 
poner en palabras
el nudo que le crecía en la garganta. 

Pienso en el bigbang
como el balbuceo de un infante 
que trata de aferrarse al mundo con sonidos. 

Benditos los locos, 
los inocentes, los poetas
que pueden acariciar lo innombrable. 


Náufraga

Aprendí el lenguaje de los sueños 
a punta de realidad. 

Florencia me enseñó a llorar 
hasta volverme pez, 
hasta volverme mar. 

Vivir con los ojos abiertos todo el tiempo 
y olvidarlo todo a cada minuto, 
sumergirme en el mundo abisal,
sin más escafandra que mi voluntad
para ver las criaturas luminosas 
de las que nadie me habló jamás. 

El espejo se ha invertido, 
a veces la única forma de ser faro
es naufragar. 


33

Ha llegado la hora de la resurrección
y el tiempo se ha olvidado de ti. 

¿Cómo puede ser eso posible?
—te lamentas—

¡Shhhhhhh!
Te responde una voz. 
A los niños 
jamás les ha importado el tiempo. 


Veraneras

En nuestra primera cita 
encontré dos florecitas en el suelo
y nerviosa las puse en mi regazo.
Fue solo hasta el día siguiente
que me percaté 
de que entre tonos violetas, rosados y naranjas
tapizaban el camino 
que conduce hasta mi casa. 

No juzgues a mis ojos despistados
¿Cómo iba a saberlo?

Nadie me había dicho todavía 
que los actos tienen una voz secreta
que se transforma en viento 
frente a las aspas del destino. 


*Karla Jazmín Arango Restrepo (1986) es estudiante de Letras: filología hispánica, investigadora literaria, editora y amante de la poesía en todas sus manifestaciones. Cree en la palabra como herramienta para conectar seres, emociones y épocas, a través de puentes que despiertan la belleza común a todas las almas, el estallido original que se eleva como germen para la transformación de la sociedad. 

lunes, 24 de febrero de 2020

"Nuevo Eden" poemas de Liz Panyany Soto Atehortua



PERDIDA

Con los ojos vendados camino,
Al encuentro de aquel “No sé qué”;
Y es un juego el azar y el destino,
Pues si llego me vuelvo a perder.

Con mis manos atrapo los sueños,
Que se escapan de mi corazón;
Luego siento que ya tienen dueño,
Que para ellos yo fui su prisión.

Busco sendas que ya he recorrido,
Algún paso seguro de ayer;
Pero en todos siento que he perdido,
Lo encontrado que luego olvidé.

Con los ojos vendados camino,
Y en las sombras hallo claridad;
Me han brindado el dulzor de su vino,
Me han probado su gran lealtad.

Y aunque siga sin rumbo, perdida,
Y el fracaso se vuelva mi hogar,
Seguiré hasta el final de mi vida,
Esperando poderte encontrar.


PENSAMIENTOS

¿A dónde van hojas, a dónde?
¿Fracciones de pensamiento?
¿A dónde las lleva el viento?
¿A dónde van tan felices,
Si siendo recuerdos grises
Que la memoria guardo,
Sale en canto y festejo
Del bosque en el que vivieron,
Y dónde ansiaban morir?
¿A dónde van fugitivas,
¿Desertoras del destino?
A donde van si el camino,
Se termina justo aquí?


ALA DE ANGEL

Un ángel camina conmigo,
Su misión ha sido protegerme;
Ese, a quien llaman “el caído”.
Para mí, el guardián que nunca duerme.

Aquel que en medio de la penumbra;
Uno a uno, guía mis pasos,
Hace todo porque yo no sufra,
Y si lloro me da su abrazo.

Juega su eternidad por salvarme,
Me procura todo cuidado,
No permite que algo me dañe;
día y noche está a mi lado.

Ese ángel que llora si lloro,
Que se goza en mis alegrías,
hizo de mí su tesoro,
Su blasón de noches perdidas.

Sueña con la hora de mi muerte
para alcanzar destino,
Donde el dolor se revierte,
al recorrer el camino;

Y aun faltándole una de sus alas
No renuncia, él espera
llevarme pronto en sus espaldas

Porque fui yo...
El ala que rompió al caer
Esa parte que lo eleva alto
La que pronto volverá a tener.


NUEVO EDEN

Ya puedes desbordar de placer,
Puedes sumergirte en la sed de mi piel,
Y saciar tus ansias de mujer.
Libérate de las redes que te han hecho fiel,
Resurge victorioso entre sudores,
Y descubre nuevas formas de existir;
A parte de la alegría y los dolores,
El deseo y la lujuria son otra forma de vivir.
Deja florecer en tu desnudez,
Las flores que son prohibidas,
De las que brotan frutos de placer,
Instintos saciados, caricias furtivas,
Y sin querer, lo has descubierto,
Un paraíso escondido,
Dentro de ti hoy se ha abierto,
El reino que Dios te había prohibido.



*Liz Panyany Soto Atehortua Nació en Medellín (Antioquia) en 1985, Politóloga de la Universidad Nacional de Colombia, ha participado en programas radiales, entre ellos en Taller de Luna, programa dedicado a la poesía y el arte en sus múltiples expresiones, donde ha sido co-productora. Se ha dedicado al canto en el grupo Rock Coral de la misma universidad. Sus escritos enmarcados en lo místico y lo carnal deja entre ver en parte su pasado. Participó en el primer concurso de cuento corto de la UN con su cuento “el ultimo día”.

"Encuentro entre dos seres de diferentes naturalezas" cuento de Santiago Agustin Pereyra Nouveliere




I

Hubo una vez, un humano que no comprendía su existencia, ni tampoco lo que le rodeaba. Vivía en una extraña soledad, porque esta soledad no se trataba de la compañía superficial que poseía con otras personas sino el de no poder ser comprendidos por los otros. Estos problemas cada vez lo retuvieron menos tiempo, porque se dejó domesticar por la costumbre en el pasar de los días, viviendo una vida como si la de un extraño se tratara. Al final de su tiempo murió, así como todo ser mortal y finito, aunque nunca pensó que en ese momento encontraría lo que siempre busco, pero en que durante el transcurso de los días sin sentidos opaco.  

II 

En ese momento, en un nivel distinto, había un shinigami  que se encontró con esta alma humana; con la cual mantuvo una conversación. Comenzando, el alma,  la primera pregunta:
  • ¿Estoy muerto?  (realizando esta pregunta con un  poco de indiferencia, para ocultar su temor)
  •   Si  (respondió secamente este)
  • ¿Qué existe después de la muerte? ¿Me vas a llevar a un cielo o a un infierno? 
  • No te puedo decir que hay más allá, y tampoco vine a juzgarte, solo vine a acompañarte en este camino. 

III

 Una vez terminado de decir eso, el alma humana mantuvo un lapso de silencio, intentando de entender lo que le había dicho. Acto seguido miro a su parca, sintiendo en su interior la gratitud de su compañía, de alguien que no busca nada en ese acompañar ni tampoco desea juzgarlo.  Solo ofreciéndole su acompañar, aunque sea un instante de ese momento, y por ello sintió un verdadera comprensión de otro ser; el cual curiosamente no compartían la misma naturaleza.  De ese modo encontró lo que tanto buscaba, aunque no como lo hubiera esperado, pero al encontrarlo sintió una verdadera paz.



*Santiago Agustin Pereyra Nouveliere: vive en la provincia de San Juan, en el país de Argentina. Es estudiante avanzado en la carrera de Licenciatura en Filosofía, de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Arte (FFHyA). En la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ).

viernes, 14 de febrero de 2020

"The Joke [la broma] a tribute to Joker" poemas de Melisa Mauriño

Ilustración - Patricio Chaves



bathroom dance

run like wind tossing 
a coin
towards the last door opened
to decide what’s right
or wrong
the fathomless night embraces the poor
the dark, the homeless
fatherless creature run!
out of breath
fast as a shooting star
growing shadow of a man
such a clown
climbing up the wall 
such a creeping fig, a giant
toss to the wind
leave behind the bonfires
do not look back
never go back
hold to your new pal bang!
and dance dance dance
arms wide open
seize your act of resurrection
die as you were
broken
kill that man
make up your steady smile
my new face is peeping out
he’s now looking at me
pain begins to glide
and glow!
who pulls the strings 
of motion?
who pulls the trigger
of fate?
nobody

***

danza en el baño

corré como el viento arroja
una moneda al aire
hacia la última puerta que se abrió
para decidir el bien
o el mal
la noche insondable abraza a los pobres
los sombríos, los sin techo
¡corré criatura sin padre!
sin aliento
fugaz como una estrella
sombra creciente de un hombre
semejante payaso
trepando la pared
semejante enredadera, un gigante
lanzate al viento
dejá atrás las hogueras
no mires atrás
no vuelvas nunca
aferrate a tu nueva amiga ¡bang!
y bailá bailá bailá
los brazos abiertos de par en par
apropiate de tu acto de resurrección
morí como estabas
roto
matá a ese hombre
maquillá tu sonrisa permanente
mi nuevo rostro asoma
ahora él me mira a mí
el dolor comienza a deslizarse
¡y resplandece!
¿quién tira de las cuerdas
del movimiento?
¿quién aprieta el gatillo
del destino?
nadie

……………………….

Carnival

I wear a name to work
a painless vest
a bulletproof heart
a mass of bruises to wrap up the bones
the weight of passing 
every day
found dead on the sidewalk
written on thin yellow pages of my diary
every night
clouds of smoke trails
all you can swallow 
with your teeth still flashing
on your crazy laughter
but it’s not a condition, it’s not
a condition
it’s a fact

***

Carnaval

me pongo un nombre para ir a trabajar
un chaleco indoloro
un corazón antibalas
una masa de moretones para abrigar los huesos
el peso de morirme
todos los días
encontrado muerto en el asfalto
escrito sobre páginas delgadas y amarillas de mi diario
todas las noches
nubes con rastros del humo
todo lo que puedas tragar
con los dientes destellando todavía
en tu risa trastornada
pero no es una condición, no es
una condición
es un hecho

………………………….

the fridge

I know it seems strange
tried it before
a bunch of pills prescribed
kicking the trash 
out of spite filled with anger
Arthur you’re fired!
smiling when it hurts
laughing when it kills
talking to myself
to cool off
getting a nosebleed
getting punched like a hug
longed for so long
maybe a little warmth!
maybe a hug!
bang ha ha!
blood means absolutely nothing
just a primary color
off to my beaming nest
the world just ended outside
inside is empty
now it’s just me against the cold light
gradually shrinking
away from pain
nothing can hurt me anymore
I had a bad day
life’s such a killjoy
it’s exit only

***

la heladera

sé que parece extraño
antes lo intentaba
un puñado de pastillas prescritas
patear la basura
para cobrarme la rabia
¡Arthur estás despedido!
sonreís cuando duele
te reís cuando mata
hablás solo
para enfriarte
la nariz te sangra
por una trompada como un abrazo
que tanto anhelaste
¡quizás un poco de afecto!
¡quizás un abrazo!
¡bang ja ja!
la sangre no significa absolutamente nada
es solo un color primario
me encierro en mi nido de luces
afuera se acabó el mundo
hay un vacío adentro
ahora solo soy yo contra la fría luz
apartándome de a poco
del dolor
ya nada puede hacerme daño
tuve un mal día
la vida es tan aguafiestas
es solo una puerta de salida

……………………….

our next guest

the heart is broken
in the eyes
drawn with gaps or
constellations of smoke
the scene is changing and faints
like fires before my eyes
the lights 
in the dressing room sparkle 
like ribbons of carmine
pressing up against my lips
you’re smiling
you’re smiling with your heart
broken with your eyes full 
of tears and drawn
deeply on your cigarette
before the mirror flickering with pain
and great amusement
because it’s meaningless
it’s beautiful
the muzzle of the gun against your throat
the bullet’s journey
his hollow staring at nothing
after the bang ha ha!
someone’s gotta smoke that guy
now you can breathe again
you’re alone facing the world
carrying nothing left to lose
the heart is broken
the night is bedlam
the curtains open 
like doors to heaven
but no one answers
you’ve been waiting for this moment
since forever
and you’re not at home to watch

***

nuestro próximo invitado

el corazón está roto
a la vista
trazado por grietas o
constelaciones de humo
la escena va cambiando y desfallece
como brasas en mis ojos
las luces
del camarín resplandecen
como cintas de carmín
que sujetan mis labios
sonreís
sonreís con el corazón
roto con los ojos llenos
de lágrimas y respirás
tan profundo del cigarrillo
frente al espejo titilando de dolor
y complacencia
porque no tiene sentido
porque es hermoso
el hocico de la pistola contra tu garganta
la travesía de la bala
su mirada vacía hacia la nada
después del ¡bang ja ja!
alguien tiene que quemar a ese tipo
ahora podés volver a respirar
estás solo de cara al mundo
cargando con nada más que perder
el corazón está roto
la noche es un manicomio
las cortinas se abren
como puertas al cielo
pero nadie responde
venís esperando este momento
desde siempre
y no estás en casa para verlo

………………




Reseña
The Joke [la broma] a tribute to Joker (mardelobos, 2020) es el tercer poemario publicado de Melisa Mauriño que rinde tributo a Arthur Fleck/Joker, personaje de los DC comics, poniéndose en los zapatos de este para dar voz a una serie de poemas inspirados en el film Joker (2019) dirigido por Todd Phillips y protagonizado por el recientemente ganador del Oscar, Joaquín Phoenix.





BIO de la autora

MELISA MAURIÑO (Buenos Aires, 13 de diciembre de 1985). Lic. en Psicología. Escribe poesía y narrativa. Publicó los poemarios «La piel de la oruga» (Viajero Insomne, 2016), «La Dalia Negra y otros poemas criminales» (Al Filo Ediciones, 2019), «The Joke [la broma] a tribute to Joker» (mardelobos, 2020); y su primera novela «Nínfula» (mardelobos, 2019) -libro I de La Trilogía de lo perdido- de manera independiente y autogestiva.

Instagram: ninfula.mm


"La máscara y lo que hay debajo" cuento de Emmanuel Sandoval


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“Con el cebo de la mentira se pesca una carpa de verdad”

William Shakespeare

“Tenemos una máscara, y detrás de ella está nuestro rostro, 
pero en la máscara hay más verdad”
Slavoj Žižek

“El que dice la verdad, 
puede estar seguro que tarde o temprano será descubierto”
Oscar Wilde


En una oficina casi oscura por completo la luz de una laptop alumbraba el desesperado rostro de un hombre que la miraba fijamente. Sus dedos danzaban de forma compulsiva y sus dientes rechinaban sin cesar. Estaba nervioso, no podía evitarlo. Ya era la hora en la que habían acordado conversar y ella aún no se conectaba a la red social.


La espera se volvió insoportable y en poco tiempo él tendría que irse de la oficina. Acordaron platicar sólo quince minutos para no tener problemas en sus casas y que todo pareciera normal. Sabían que con ese tiempo sería más que suficiente para que su día mejorara por completo.

Su risa, esa preciosa risa. Estaba convencido de que su por escucharla reír (ella se atrevió a mandarle uno que otro mensaje de voz alguna vez) podría soportar la espera de cualquier eternidad incluida la muerte y creía imposible irse a dormir sin que ella le contara los sucesos más significativos de su día. La hermosa forma en que exprimía cada palabra y frase transformaba una conversación de dos minutos en una de veinte y eso a él lo volvía loco. No podía seguir la noche sin que la luz de su compañía virtual lo impregnara. La oscuridad de la oficina y la luz de la laptop, esa escena marcaba su vida.  

Chatear con ella lo emocionaba más que cualquier cosa, pero sabía que no podía seguir así. Las mentiras carcomen el alma casi tanto como la verdad. Vivir en esa mentira no era lo correcto para ninguno de los dos y estaba listo para que la verdad lo asesinara y volviera cual ave fénix para reclamar aquel lugar que siempre fue suyo. 

Después de insufribles minutos que parecieron décadas, por fin, como incendio llegó ella: intempestiva y arrasadora. ¿Cómo podía quitar el frío de su corazón y al mismo tiempo quemarlo a fuego lento?

Se saludaron emocionados. Ella como siempre le contó de su día, sus andanzas, sus temores, sus sueños y sus anhelos. Él la leyó con atención y también conversó. Se desahogó como siempre sin contarlo todo. Se había convencido a sí mismo de que relatar cosas verdaderas pero maquilladas estaba bien. Ya se había acostumbrado. 

Qué paradójico era el hecho de que sin haberse mostrado sus rostros por medio de la red social se conocían “profundamente”, incluso más que de otras maneras. Ella sabía perfectamente que a pesar de que no le contaba toda la verdad él mostraba una parte de sí que la tenía muy enamorada.

Entonces, inesperadamente, él arrojó una bomba: “tienes que saber quién soy”. Ella se puso nerviosa, varios emoticones lo demostraron, sin embargo, estaba lista. Se dispuso a arriesgarlo todo y aunque cada quien ponía en peligro diferentes cosas los dos se atrevieron.

Él dio el primer paso y la llamó. “Tienes una solicitud de video llamada”, -leyó ella en la pantalla de su computadora. Se tardó en aceptarla. Estaba consciente de que ya no habría vuelta atrás.
-Soy yo mi amor, -se escuchó en la bocina.

Al ver el rostro de Felipe, Ximena se quedó callada. Él fue el primero en soltar el llanto y ella lo siguió pidiendo perdón.

-No digas nada… -exclamó él, -sólo abrázame muy fuerte cuando llegue a la casa…


------------------------------------------------- (2) -------------------------------------------------

Felipe nunca aceptó ser un adicto al trabajo, ni siquiera cuando su esposa le reclamó por perderse eventos que juntos disfrutaban. Dejó de acompañarla al teatro y al cine, de sentarse con ella en ese sillón rojo donde tomándose un café, charlaban hasta cansarse y él se perdía feliz en sus relatos. Ximena fue perdiendo poco a poco a su confidente y mejor amigo y creía que nunca podría competir con el dios trabajo que parecía darle a su marido justo lo que necesitaba.

En las noches llegaba siempre cansado y Ximena se quedaba añorando las caricias que de recién casada la hacían vibrar. Se suponía que su esposo trabajaba tanto para que no le faltara nada, pero en realidad le faltaba todo. 

Felipe terminó brillando por su ausencia y de esa forma, estaba muy presente. Un esposo simbólico… tal vez se acostumbraron demasiado a ello.

Decía Oscar Wilde que lo único peor que no conseguir lo que quieres es conseguirlo y para este matrimonio eso se volvió una realidad. En cuanto él logró ser gerente general de la empresa en la que trabajaba las cosas cambiaron y no obtuvo lo que realmente quería. Convencido de que la meta laboral era la meta de su vida se apresuró tanto en la carrera que no miró hacia atrás y Ximena, cansada de sólo ver los rastros de sus pisadas, dejó de perseguirlo y se enfocó en sí misma.  

Cuando Felipe quiso volver ya era muy tarde. Su esposa  se había acostumbrado a no verlo ni en la comida ni en la cena. A no exprimir las frases de tal manera que unos minutos de conversación se volvieran horas. Se acostumbró –y eso es lo que más le dolía- a vivir sin él.

Recordaba haber escuchado frases que la gente dice comúnmente sobre los matrimonios y sus peleas: “¿qué no se conocieron de novios?” o “si quieres conocer realmente a tu pareja divórciate”. Le parecía que aquellas frases hacían ver al matrimonio no como una unión en la que se conozca profundamente a la pareja sino como una pausa paradójicamente permanente entre el antes o el después, que son los momentos reveladores en el ciclo del amor.

-¿Qué tan profundamente puedes llegar a conocer a tu pareja en el matrimonio? –se cuestionaba.


--------------------------------------------------------- (3) ------------------------------------------------

En uno de aquellos raros días en los que Felipe llegaba temprano a su casa, la encontró vacía. Vacía porque aunque estaba llena de cosas –inútiles- no estaba su esposa. Con el afán de saber su paradero comenzó a revisar con cautela las cosas que estaban puestas sobre el tocador de la recamara. Al no encontrar nada interesante prosiguió con la investigación.

–Tal vez fue a comprar el mandado antes de que yo llegara. Quizás tiene esa costumbre y yo no lo sé…

Desde ahí le cayó, como balde de agua fría, una verdad innegable: él no sabía lo que hacía su esposa en su ausencia. Era como llegar a una casa ajena y ser testigo de costumbres extrañas. Su intención nunca fue privar de intimidad a su esposa; él bien sabía que ella tenía derecho a tener secretos, era más bien que sentía desconocerla, no ser parte ya de su vida. ¿Cómo llegamos a esto? –se preguntaba.

En la cama estaba la laptop de Ximena prendida y con la sesión iniciada. Al principio Felipe no se atrevió a hurgar entre sus cosas, sin embargo, al escuchar un ruido que provenía del aparato no pudo evitar acercarse e indagar. Decía que era la cuenta de Luz, un nombre que no tenía nada que ver con su esposa. Una bandeja de entrada casi llena recibía infinidad de mensajes de personas que también desconocía. 

Ximena -¿o Luz?- había contestado muy pocos mensajes desde la creación de esa cuenta y aquellos afortunados en recibir sus atenciones no contaban más que con saludos cordiales y rechazos muy claros.

A Felipe le causaba un dolor inmenso saber que su esposa le escondía cosas y peor aún, que se había atrevido a hablar con extraños. Tal vez con ninguno se había quedado de ver, tal vez a ninguno le había seguido el juego de la seducción pero el hecho de que le omitiera parte de su vida le había roto a su esposo por completo la confianza y de paso el corazón. 

Después de un rato de llanto se pudo tranquilizar. Trató de ver el bosque y no sólo el árbol y reflexionó:

-Es probable que haya perdido a mi esposa por culpa de mi adicción al trabajo, y ahora que la quiero encontrar de nuevo la veo diferente y la siento extraña... ¿y qué pensará ella de mí? Yo no he de ser tampoco aquel esposo del que se enamoró. Aquel caballero que no le compraba rosas porque se las sembraba con sus propias manos, Aquel que disfrutaba de escucharla y que acudía en cada posibilidad a los lugares icónicos de la relación porque la quería ver feliz y él quería ser feliz a su lado. Ya no soy aquel que hacia locuras en púbico para escucharla reír. Ese hombre se ha ido y ella debe sentirse triste también. 

Como veía las cosas, Felipe tenía dos opciones: reclamarle a su esposa por tener una cuenta falsa y perderla definitivamente o dejar las cosas tal y como estaban y reconocer entonces que ya no había nada por hacer. Aunque en la primera  descargaría su coraje, en ninguna de las dos se solucionaría algo. No quería estar sin su esposa. La amaba más que a sí mismo, más que a cualquier efímero coraje o tonto orgullo.

–Si existe una posibilidad, por mínima que sea, de salvar mi matrimonio y de recuperar la hermosa relación que tengo o tenía con el amor de mi vida, la tomaré, -se decía Felipe mientras miraba fijamente una fotografía en la que aparecía junto a su bella esposa y la nostalgia que ésta le provocaba en vez de entristecerlo le daba fuerzas para hacer locuras. 


--------------------------------------------------------- (4) ------------------------------------------------

El tener que desarrollar una estrategia para que su esposa lo aceptara como amigo en la red social no fue una de las cosas que Felipe consideró cuando creó la cuenta falsa. Sin embargo, al reflexionar un poco, se dio cuenta de que tenía ventajas sobre los otros competidores.

-Alguna vez la conocí profundamente, -se decía el entusiasmado empresario. Fui su mejor amigo, su confidente y las cosas que le gustaban en esos tiempos mejores deben seguir ahí aunque estén latentes.  Pero, ¿cómo llegar a ella sin ser descubierto? -Esa era la pregunta que le quebraba la cabeza.

Hay veces que lo más complejo se resuelve de la forma más sencilla y esto lo comprobó Felipe cuando tuvo aquella gran idea que le ayudó a que Luz lo aceptara como su amigo virtual.
-Hola mi amor, ¿cómo está la esposa más bella que existe? –le escribió Felipe desde su cuenta falsa que tenía como nombre de perfil: Alfonso. 

Decirle “esposa” parecía una movida peligrosa, casi como en ajedrez arriesgar a la reina, empero, si se piensan detenidamente las cosas, ella no sabía que su esposo real tenía una cuenta falsa con la que fingía ser su esposo. Tal vez por eso le respondió. No pasó ni una semana y Felipe ya tenía un mensaje en su bandeja de entrada que decía así:

-Hola esposo mío. ¿Muy bien y tú? ¿Qué haces y dónde estás?

-Estoy bien esposa mía. Fui por los niños a la escuela y voy para la casa. ¿Quieres que te compre algo de pasada algo que te haga falta?

-No mi amor, -respondió ella. -Sólo necesito que vengas ya. Necesito de tu compañía.

Hijos, algo de lo que sólo se habían atrevido a hablar una vez Ximena y Felipe desde que fueron novios y luego esposos y ninguno quería tener. Sus carreras eran más importantes, decían. Ella, una exitosa periodista digital con un blog de miles de seguidores y él, un brillante empresario que no paraba de ascender de puesto en el corporativo donde laboraba, no iban a permitir que los desvelos y cuidados excesivos que los niños requieren se interpusieran entre ellos y sus sueños. Curiosamente, Luz y Alfonso sí tenían hijos e iban por ellos a la escuela. Los mimaban, los educaban con cariño y eran un tema bastante recurrente en sus conversaciones. En ese mundo de “máscaras” se habían convertido, voluntariamente, en los padres que nunca habían soñado ser.

Además de hablar de sus cinco hijos, Luz y Alfonso recordaban con cariño su hermosa luna de miel en Puerto Vallarta y aquellas enriquecedoras visitas a los museos de la Ciudad de México casi cada fin de semana. En el sexo les iba maravilloso, le ponían como ingrediente una picante creatividad que nunca permitía que cayeran en la monotonía. Luz hacía cosas que Ximena jamás se hubiese atrevido a realizar y Alfonso era tan despreocupado y centrado en el presente que la vida de Felipe le hubiera parecido aburrida y pesada.

 Así pasaron los meses, mientras Luz y Alfonso más se enamoraban, Felipe y Ximena más parecían alejarse. 

Por supuesto que a Felipe le dolía pensar que su esposa hablaba de amor con otro hombre, sin embargo, -ahí estaba lo realmente complicado de la situación- era con él mismo y con nadie más (según él ya se había cerciorado suficiente). Hablar con Luz era agridulce, un placer mortífero, pero charlar con Ximena se había convertido en puro dolor. Así como la vibrante luz de la ciudad hace invisibles a las estrellas del firmamento, aquella luz de la laptop de Felipe, aquella Luz de la cuenta falsa con quien ansiaba conversar todos los días y que hacía que su corazón quisiera salirse de su pecho, iluminaban su vida y a la par, escondían otra. 

-Si mi esposo me tratara como tú, -se atrevió Ximena a decirle a Alfonso dejando de lado el “juego” del matrimonio, -Sería la mujer más feliz del mundo…

-¿Y por qué no dejas a tu esposo y te fugas conmigo? –le respondió Alfonso.

-Jamás en la vida dejaría a mi esposo.

-¿Por qué si no es lo que quieres y te da todo menos lo que quieres? No te lleva a museos, no tiene tiempo para ti. Sólo le importa el trabajo y ascender de puesto; sólo le importa su carrera y sus sueños egoístas.

-Te equivocas, dijo ella, -él me ha entregado su vida entera y yo le doy feliz la mía. Esas situaciones no se comparan con las cosas tan hermosas que hemos vivido y que con nadie jamás viviría.

-¿Y los hijos que quieres tener? –insistió Alfonso.

-Si no son con mi esposo no serían con nadie.

Alfonso se quedó callado mientras Felipe lloraba sin consuelo y no sabía qué responder.

-Discúlpame por salirme del juego, -dijo Ximena, -creo que es mejor así. De otra manera jamás podría…

-¿Jamás podrías qué? –preguntó Felipe.

-Nada. ¿Cómo están nuestros niños amor?

 (FIN)

*Emmanuel Sandoval  (Guanajuato, México, 1986). Psicólogo clínico y postdoctor en pedagogía, se dedica a la docencia y a la investigación en las Ciencias Sociales, además de participar como miembro y dictaminador en una revista electrónica especializada en educación. Amante incansable de los libros y de escribir, es autor de varios relatos que esperan ser publicados.