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miércoles, 4 de junio de 2025

"Toco madera" poemas de Julián Otero



APAREZCO en collage 
sin orejas 
pues mejor 
si ya no oigo las campanadas y aullidos 
Han puesto árboles al fondo 
letras gigantes 
renombrándome como el aparecido 
palpable y no sólo visiones de lo similar 
Hay quien nace con duende 
y los álbumes de familia 
poco le importan 
si algún prado recordado de infancia 
real para el montaje del collage 
le pertenece a su vejez tranquila 
No seré ese 
pues me abruman  
hasta la mutilación con follaje 
los recuerdos de familia sin  


TEMA DE UN REFLEJO INVERNAL 

No sabría cuál refleja a cuál, si el cielo que ahora pertenece al mundo que mis pies tocan o lo que se eleva más allá de mi cabeza y que siempre ha estado por debajo de mí. Son sus aguas vidriosas las que crean todos esos juegos y efectos naturales; en el amanecer es sol y neblina, al atardecer un trozo de hielo venido de otro mundo. Cuando me vi por primera vez en ese inmenso espejo no esperaba que la ilusión de próxima vida, instalada allí, fuera posible y palpable. A mi alrededor el inmenso cielo y las colosales montañas venidas como gigantes y titanes me recuerdan que ese mundo podría guardar tantos sucesos del hombre sobre la tierra como la desaparición de incontables y numerosas especies animales.  

Ese mundo cabía en los ojos, en una mochila; su existencia me devolvía al espejo de casa.  


TOCO MADERA 

Me pongo a llorar en el camerino, que es como llorar detrás de un árbol, luego me pongo a reír. Eso es como llover en seco. No importa, debería tener en mente los pasos que voy a dar para no perder el ritmo de la canción. Voy a seguir riendo y llorando, o como hacen mis compañeras: riendo y bailando; en su interior lluvia. Mi balance y equilibrio está ahí: de la pena a la risa, y viceversa. ¿Habrá un tipo de baile que recalce la existencia? No sé, mi madera no está sólo para existir, no en la armonía dichosa; ese caos errático de la desventura y el amor posee mis movimientos.  

Cuando pretendo la sincronía el desamor se desata. ¨ ¡Cómo así que ya no hay nada! ¡Cómo así que sientes que mejor no! ¨, él no me entendió que así nos querríamos mejor, o de otra forma. Creyó que lo aplazaba, que lo cancelaba. Estoy sintiendo la desdicha, ahora es él quien me aplaza y me deja desprotegida. Sé que yo empecé, pero no imaginé que no podría continuar. Quería pedirle un espacio para que bailáramos pasos propios, pero no así, no tan lejos. No le dije que bailar es irracional, que poco importa el pensar, que el amor no se estudia. Después, cuando lo he buscado a trompicones, me ha dicho que ya pasó y que era cierto lo de ser de diferentes maderas. ¨Cada uno tiene sus debilidades y fortalezas, ¿no? En mi madera entraste fuerte, y saliste de igual manera. Pero como dicen, ya eso es de clavo pasao, ¿no crees? ¨. ¡Qué clavo pasao ni que nada!  

Me deja hecha un chaparrón adentro como afuera. Estamos negando que a pesar de todo se deja un hueco, que al sacar la puntilla tirando de la cabeza con un martillo…, la misma queda torcida. Risa nerviosa y sigo bailando, pero oyendo la música como lejana. Pasé de tener la cabeza metida en el casillero a hacer gestos de diva felina. A sudar, que es como el cuerpo llora sin sentir necesariamente pena. Creo que voy a aprender a sobrevivir los cambios como lo hace mi cuerpo, a transmutar mi madera en otras más flexibles; para cuando me saque otra puntilla el daño sea menor. Eso es lo pasao, lo que fue. 

No he salido a bailar y ya me duele, pero llueva o haga sol lo haré. Saco mi cabeza del casillero y casi lo he inundado, camino hasta el salón y todo está muy iluminado. Luz natural de los últimos rayos del día. Parpadeo varias veces y me asombro al ver en medio del lugar un árbol, recio y de flores preciosas. Estoy perpleja, pues el árbol luce como mi corazón cuando está calmo; así se siente la risa y no es otra cosa que eso: un viento que hace danzar a nuestras hojas y ramas.   

Qué chiste que el tronco del árbol se mueva con más ritmo que nosotras mismas jajaja.   


*Julián Otero. Ex-campamentista por la dignificación y protección de la chupqua en SOS Humedal Tibabuyes (Bogotá); allí acometía acciones por la defensa de la naturaleza y el ambiente desde ejercicios pedagógicos y de sensibilización. Autogestor en causas populares y comunitarias. Co-fundador de la Infrautopista Primera Línea del ANTES –INPLANTES– para la construcción literaria colectiva. Escribiente de ficciones y no ficciones para leer antes, durante o después de un paro. Heterónimo de Hartón Segundo (poetarro sabañero de barrio chinche y con corazón de cacao).  

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