Morada
Era una casa muy triste
tan triste que las luces tenían una opacidad inquietante
los colores se desteñían
no con el paso del tiempo
sino con el soplo sutil de cada respiración contenida
cada mirada no devuelta
cada sonrisa no esbozada
Las palabras se habían caído por todas partes
y se las pateaba como juguetes desordenados a mitad de pasillo
Incluso las palabras no dichas
se cruzaban invisibles provocando tropiezos
Era una casa tan triste
que los espejos devolvían imágenes distorsionadas
que siempre llovía adentro
el suelo estaba pantanoso y las habitaciones frías
no importaba la estación
Las flores morían a las pocas horas de haber nacido
la ropa sucia se lavaba y se lavaba sin resultados
Era una casa tan triste que…
no importaba la estación.
Era una casa muy triste
tan triste que las luces tenían una opacidad inquietante
los colores se desteñían
no con el paso del tiempo
sino con el soplo sutil de cada respiración contenida
cada mirada no devuelta
cada sonrisa no esbozada
Las palabras se habían caído por todas partes
y se las pateaba como juguetes desordenados a mitad de pasillo
Incluso las palabras no dichas
se cruzaban invisibles provocando tropiezos
Era una casa tan triste
que los espejos devolvían imágenes distorsionadas
que siempre llovía adentro
el suelo estaba pantanoso y las habitaciones frías
no importaba la estación
Las flores morían a las pocas horas de haber nacido
la ropa sucia se lavaba y se lavaba sin resultados
Era una casa tan triste que…
no importaba la estación.
Bichos raros
Algunos arrastramos la vida como almas en pena
Pasamos por ella casi transparentes
Dejamos que el aire puro
Nos pase por el lado
Sin respirarlo
Algunos solo miramos por la ventana
Pero no salimos a jugar al patio
Algunos perdimos la llave
Y no podemos salir ni entrar
Nos toca el vaso medio vacío
Pero los lápices con tinta suficiente
Algunos vivimos en un planeta lejano
Pero tenemos los pies en tierra
Se nos quiebran los platos, los espejos, las palabras
Algunos lloramos aunque no sirva
Escribimos aunque no sirva
Escuchamos voces
Dormimos en la vereda y habitamos el túnel
Algunos somos bichos raros
Pájaros desplumados
Insectos de dos patas
Fantasmas en un paraje solitario
Sabiduría popular
Un grito afilado acuchilla la pared
El silencio jamás cortó nada
El que calla otorga, dicen
El que habla muerde
Sangre en el ojo tenemos
El que pestañea pierde, eso dicen
Mejor mirar fijo, sin lagrimear
No todo lo que no brilla es ceniza
Y de la ceniza es posible hacer fuego
Aquí no suenan campanas
Pero en el país de los sordos no importa
Mis lágrimas de lagartija te regalo
Y es un hecho:
El que llora último queda peor
*Gabriela Corral Dueñas (chilena, 1977). Licenciada en Letras, magíster en Literatura Hispanoamericana y Chilena, coach en Programación Neurolingüística. Desde hace 17 años se dedica a la docencia en diversas universidades chilenas, dictando cursos de comunicación, redacción, expresión oral, literatura y talleres de poesía, entre otros. Ha recibido algunos premios y menciones honrosas. Autora del libro de poesía Retratos (2022, Versalita Ediciones). La escritura, la lectura y la poesía son, y siempre han sido, su gran pasión.
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