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viernes, 18 de julio de 2025

"Balada del Pato blues" cuento de Esteban Hincapié Barrera

 
Pato paseaba con sus plumas percudidas y su sonrisa gastada... Tararea y tararea por la avenida. Entumbao… Early one mornin' while makin' the rounds… I… Blues… De calle a calle nadando con una guitarra invisible en severo firmamento de lentes oscuros buscando a Johnny Cash.
“Un día podríamos ser grandes bandidos", dijo uno. Pato, Mono, Jirafa y Panda parchaban a menudo, justo cuando el estómago se abría después de las cobijas. Se procuran encuentro para lograr el lunch. Un soplidito por las ñatas entre calle y calle. Snif snif, qué hubo parce. Blaze of Glorie.
-Qué hubo mi perro, took a shot of cocaine and shot my woman down… qué hubo mi pana. Snif. Snif, Ok, Snif. OK. Y… Chao, nos pillamos, nos vemos. I went right home and I went to bed…
 
El torrente de bestias y asfalto encorbatados servía de telón para Pato y sus secuaces.
Marmotas, tortugas agotadas entre lentes y mantis embaladas por el contenido de sus portafolios… Y.. un desliz de mano… OK…, una billeterita, Jmm… Una cadenita o un GX2026…
Entre tarjeta y tarjeticas, billeticos y fierros, o fierritos y olor, dizque de acero, you could me mind, merd, de nuevo. Todo y… Todos en foticos y relojes de imitación barata -Chanfle-, la baraja, la bajada y la décima. Vender la merca, la negociación con el Topo y sus gafas redondas. “Puto judío el Topo, siempre nos da por la cabeza”. Billeticos pal Pato, una polita con la Gata y… pata, agarre por la 19, otra vez con tumbao de blues: Early one mornin' while makin' the rounds…
8 p.m. sinf, snif, nuevamente snif, snif. Un poco de Rock and Roll y otra polita con el caballo, un cartoncito para los colores de la noche, gaticas y raticas de boquitas pintadas. Otra polita, un puñalito pa’ la fortuna; cero chichiguas. tin, tin, tin una que otra punteadita y bajar a la L, pal surunguito.
 
Las mañanas de Pato nunca iniciaban antes de las 3 p.m. Pescadito donde la morsa en Las Nieves, la primera polita del día y de nuevo con el Mono, tintico; con Jirafa, empanadita; otra vueltica abajo y Panda otra vez snif snif.
 
Garza Santo Domingo no entraba al centro. Downtwon. Ese día, el único que Pato habría de levantarse temprano: 11 a.m., de manera generosa, a comprarle artesanías y baretica a Chiva, ese día el esplendor de un rocío acompañaba el sol de la mañana celebrando el crecimiento de las montañas… Un ploncito del sol en la cabeza: ¿Afelio y Perihelio?, canciones dictadas por el movimiento antes de la pizza robada del viernes.
Una caminadita a ritmo de Riders on the storm… Riders on the storm… Into this house we’re born… Y como si el aliento de Jim les bautizara: Garza Santo Domingo y Pato, cruzaron la primera mirada tras los forillos del mercado artesanal. Afelio y Perihelio. Una geometría entre sus miradas se avisó cruzada entre sus labios. Pato y la dulzura de su boca rodeó el mundo. Solo al sol en su distancia le pareció detener las pupilas en frente del palpitar de sus venas en el cuello.
Se desaparecieron de vista por musicales decenas de segundos.
Entre toldos y cabezas ojeadas el blues permanecía sosteniendo el amor entre la humedad de dos miradas. Jmm.
Hasta la 1 p.m.
 
De nuevo, hasta la lluvia, bajo el vestíbulo del Gaitán sus miradas aletearon otra vez.
Pato sonríe con seguridad casi matrimonial.
Ella, aún sacudiendo las goteras de su Gabbana y del Benetton en su mano, le corresponde. Otra sonrisa. El tiempo no conoce las gotas de lluvia en el centro de la ciudad, tampoco el aliento a basuco, tampoco el Rock and Roll, tampoco la morcilla, ni la cerveza en botella, pero la mirada blusera de Pato y los pasos mordidos de Garza les transportan a salones de baile de todos los tiempos. I'm a get up soon in the mornin'… I believe I'll dust my broom… I'm lovin'…
El riachuelo que surca el minúsculo acantilado de asfalto frente al Teatro Gaitán, se vuelve un río torrencial de 50 centímetros. Todos podríamos navegar en minúsculas góndolas venecianas para acompañar el amor. Para Pato, los alcantarillados de infancia más felices; para Garza Santo Domingo la primera vez que ve el agua correr con el mágico olor a suciedad continental.
Pato salta en este con rebeldía y dicha. Se acerca mientras se peina con su mano perfumada de bareta.
Pato y Garza. Cosmos, creación, Afelio y Perihelio… Son uno a través de miradas y gestos. La limusina salpica los zapatos. Un pingüino enorme se baja del carro, le abre la puerta a Garza dejando una mueca de adiós. Pato se enfrenta a un reto de miradas con Pingüino para tomar la manija y abrirle la puerta a Garza. Ella sonríe y sus ojos brillan. Casi se puede ver las gotas de lluvia en la mirada, como si en un momento, Grrr, le fuese, grrr… y el amor está.
En un paso largo, mientras se toman las alas y él le apoya, recorren un océano transatlántico en una mirada; tiempos sin tiempo. Snif, snif, surunguito, empanada o polita no importan por breves segundos. Las uñas de las patas de Garza, delicadamente pintadas, no se salpican con el torrente. I'll quit the best gal, I'm lovin'… Susurra: “Renuncié a la mejor chica que amo”. El torrencial río bajo sus pies está lejano y parecen suspenderse mientras se sostienen una mano a la otra.
Ella entra, se cierra la puerta y por primera vez en mucho tiempo Pato siente una despedida a través de algo parecido a un no sé qué. Las gotas no cesan y el río vuelve a ser caca de ciudad.
El imponente Cadillac se aleja y como último adiós la ventana se abre anunciando una cabeza que nunca se asoma.
“No volveré a madrugar”, susurra él. Camina y canta con las manos en los bolsillos: “Yes I saw you were blinded and I knew I had won… Good bye my lover”. 


*Esteban Hincapié Barrera. Bogotá, 1974. Cursó la carrera de Estudios Literarios en la UNAL. Director y fundador de Editorial Babilonia. Creó el curso Introducción a la Edición Literaria en la Universidad de los Andes. En Editorial Babilonia ha publicado autores y obras como: Opio en las nubes, de Rafael Chaparro Madiedo; Un beso de Dick, de Fernando Molano y Cuando te vi caer, de Sebastián Basualdo, entre otros. Es cofundador de la revista de cuento ACEITEDEPERRO. Profesor ocasional de la Maestría en Escrituras Creativas de la UNAL, de la materia Procesos Editoriales. Algunos de sus cuentos y crónicas han sido publicados en la revista Fenix, Letralia Tierra de Letras, Quira medios, revista DC, Abisinia review, ALTER VOX, Puesto de Combate y algunas antologías de cuentos. En 2024 obtuvo el Premio Nacional de Poesía de la Casa de Poesía Silva: “Escuchando la naturaleza”.

jueves, 17 de julio de 2025

"Mi patria soberana" poemas de Martha Inés Vélez

 
MI PATRIA SOBERANA 
 
En el azul de los cielos y el
verde de las praderas, 
en el agua de los ríos y el
jardín de las estrellas. 
En el solitario mar y el regazo
de la tierra, 
en el aire de los campos que
carga el sol a cuestas. 
En la selva tropical y el fruto
de la cosecha,  
está mi tierra querida
desangrándose entre guerras. 
 
Quiero una patria libre y
soberana  
como el viento que ulula en la
montaña, 
que el sol de los venados
apaciente 
la música del aire y el dulzor
chispeante de la caña. 
 
Que las madres arrullen a sus
hijos 
frutos de su dolor y sus entrañas. 
Que en el huerto florezca la
mañana 
y el futuro en los sueños de la
infancia. 
 
Que se calle el fusil y la
metralla 
para que no asesinen la esperanza 
y cesen los cañones y las armas 
que congelan el tiempo en la
memoria 
de acusada nostalgia. 
 
Que se rompan los muros de
silencio 
y se apaguen los gritos de la
infamia, 
que la paz apacigüe los espíritus 
en parábolas de bienaventuranza. 
Y resuenen los himnos de mi casta. 
 
 
AL FILO DE TUS OJOS 
 
Viajan en la fugacidad del tiempo 
los azules del alma, 
que al filo de tus ojos con
mirada de fuego 
se limpian, al amparo del agua 
 
Frotando con los dedos los
pliegues de tu casta, 
en efluvio de besos la palabra se
escapa. 
El sonido se funde con la imagen 
al tacto de tu piel que se
amalgama 
a bucólica aroma de sudor, tierra
y magia 
 
Instantes fugitivos de límites
difusos e inefable fragancia, 
en el profundo negro 
tiñe la sombra de la noche los
fulgores del alba,  
que abstrusa, rebelde, escéptica
irrumpe en madrugada. 
Y el libre pensamiento, que es
movimiento en vuelo, 
cruza las arenas doradas. 
 
Inédita ingravidez de sueños, de
memorias y olvidos, 
de delirios excéntricos y
sosegada calma.  
Para el goce sufriente del
“Memorioso Funes”, 
de Borges la incerteza, los
miedos, la esperanza. 
De mí… la mezcla alquímica de
equilibrio dialéctico, de riesgo existencial, de epifanía cósmica que no logro
explicar... 
 
 
PARA LAS INCERTEZAS DE TUS MIEDOS 
 
Abrázame con tus ojos 
en el febril insomnio de tu Ego, 
línea de fuga hacia el azul
profundo 
en las intimidades de tus miedos 
 
No entres en la intimidad la noche 
sin violar su silencio. 
Permite resignificarte 
en la subjetividad del pensamiento 
 
Somos hijos del tiempo… 
en el ser y el hacer de la
historia, 
en el instante de tiempo
geológico, 
en la identidad del Yo en la
memoria 
 
Piensa en la frágil belleza de la
vida, 
en la danza de fuego del amor, 
en el agua que reescribe el
paisaje  
en la cosmogonía de la
flor.    
 
Piensa con el deseo, con el
sentido, con la razón… 
en el verde infinito de la
tierra,  
en la escarlata de una puesta de
sol, 
en los bosques de lluvia de la
vida, 
en la palabra huya de tus labios 
con la energía pura de tu voz. 
 
 
*Martha Inés Vélez. Médica otorrinolaringóloga pediátrica, con estudios de astrofísica, poeta y escritora, nacida en Medellín (COLOMBIA).  Miembro de grupos poéticos colombianos y extranjeros. Pertenece a Grupos de Estudio de biología evolutiva, filosofía y psicoanálisis. Libros publicados: “Somos uno y somos universo”.  “Poética e ideas del Big-Bang al Homo Sapiens”.  Historia del mundo y del pensamiento. “Historia de los siglos”, publicado en AMAZON.  Diversas antologías nacionales e internacionales.  

miércoles, 16 de julio de 2025

"Abuela Ignacia" poemas de Fernando Ledesma Delgado


Poética

 

Leer poesía es enhebrar una aguja 

con la lengua y que el verso la atraviese 

mostrando el blanco sedal de la palabra 

sin que la presa ya huida 

te ponga en fuga. 

Escribir poesía es enhebrar la aguja, 

saber que la presa ha roto el sedal 

y, todavía atravesada la lengua, 

sentir que ha quedado uncida 

al corazón, al estómago, al hígado, 

Al intestino grueso 

y presumir por formar parte 

de esa cordada de presos 

cada vez más tensa. 

El poema queda escrito. 

Puedes sacar la lengua  

finalizado el espectáculo 

y no esperar aplauso. 



Abuela Ignacia 

 

Tu casa, tu torre  

se hunde en escenarios 

de laberinto

a los ojos de un niño cojo

errante entre tazones  

de achicoria caliente 

y maíz tostado un mediodía calcinado 

frente a la carretera. 

Sueñas todavía con sentarte en las escaleras 

de tu portal a desgranar habas 

y ofrecérmelas,  

primer fruto de esa tierra, 

siempre ambicionada  

y siempre perdida 

para tu presente  

y disputada en el futuro. 

Tus horas cesaron, Ignacia, 

es tu nieto cojo quien te nombra. 

 

 

Lamberto 

 

Creías poder, en las madrugadas, 

abrir las puertas con cigarros puros farias,  

en vez de las llaves que olvidaste 

 en las botellas tintas, 

donde sumergiste casa y cosechas. 

Tanto tinto vio todo en los treintas

que necesitaste mucho tiento 

con las nuevas autoridades rojigualdas. 

Te esforzabas inútilmente, Lamberto: 

Ya no había puertas, 

tú las habías derribado 

y las ratas roído los estantes. 

Te calentaste al calor de sillas y mesas, 

de armarios y cómodas 

Sólo necesitabas una botella 

donde sentarte a consumir tus horas. 

No temas decir 

que la roja y la gualda 

no era tu bandera. 

Las tuyas son tintas y rosadas 

y te las bebiste  

en una fría madrugada. 


*Fernando Ledesma Delgado. Licenciado en Historia. Fundador y editor de la revista literaria "poetaria(1988-1991)