Me río del cristiano que va a escupir sus culpas ante un hombre peor que él
por que el pecado es el único rector de su vida;
no se trata de pensar sino de no pecar.
Yo, que he matado a dios,
comulgo con el viento y no con simples hombres:
Escalo con mi propia voz su melodía interminable...
hasta sobrepasar las nubes y aún las arcanas esferas,
donde juegan las fuerzas que gobiernan
la macilenta danza de "las celestes".
Una fuerza en mi sangre llama
y mi ser es el puente con paganos rituales.
Es necesario pensar hasta en las pequeñas briznas de hierba
trémulas meciéndose en valles que jamas conoceré,
dejar al húmedo olor de los arboles
y la niebla de las altísimas cumbres llegar hasta ti.
Que la energía del trueno, de la tierra,
de los animales, de las aguas, del cóndor, de los ríos...
llene tu pecho, traspase tu piel
y tu conciencia abrace al mondo que te rodea;
como si tu carne no te amarrara mas.
No habrás pronunciado una sola palabra, solo un canto:
¡Habrá paz como en las mañanas de verano antes que llegara el invasor!
Entonces cuando sientas que eres uno
en el elemental alado del azul brillante,
uno en los portadores de la lluvia
y el ave que los remonta para ver todo desde la bóveda de cristal,
entenderás por que odio los que maldijeron estos dioses
y los reemplazaron con una cruz.
Los que dijeron que los padres de los Andes debían morir,
para ser remplazados por el anti-espirtu europeo,
es decir, la cristiana necesidad de esclavizarse a todo
y esclavizarlo todo.
Esos que ahora no creen que sea sagrada la virginidad del viento,
pero si lo es la de la cerda judía que parió al bastardo,
por eso queman el aire y lo seguirán haciendo
mientras ganen oro y plata con ello.