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domingo, 30 de octubre de 2011

ALQUMIAS DEL TIEMPO (permuta- transmuta)

De lo sórdido que se torna en sublime desciendo, penetrando lo solido monótono e inconexo; observa este camino abrumador e inquietante siente el espíritu nocturno de intensas llamas, la experiencia y la desnudez horrorizan al espíritu; Oh dolor desastroso en las penumbras de las formas indefinidas, ausencia confusa entre sueños fatídicos en el alba, me arrastra el tiempo hacia un vacío purpureo escarlata, esa grávida figura que renace del estéril desierto quiere devorar mis entrañas, secarme, quiere darme sepultura...

¡Exprésate! Existencia, en tres palabras, confusión y disolución subjetiva.

El resto se debate en el triangulo del amor, la ilusión y la muerte. Cuando el paisaje es incoherente y hostil develando el futuro incierto quisiera acercarme al final a través del sueño con la esperanza de no despertar,¡ah dolor! ¡ah caravana torpe! Siempre despierto...

¡Levántate! se alza un sol extraño
Es el hogar, refugio, palacio e infierno, pozo donde mueren mis voluntades.
Es el mundo; amante, castigador y mártir camino donde no cabe mi cordura.
Océanos de vidas y visiones, formas imposibles que se buscan, anhelos enrarecidos
y prematuros que nacen y mueren pronto, es la vida, desfile extravagante, danza salvaje
sueño que arrastra y agota, luz y destino no buscados...

¡Estupideces!
Solo es la vieja mueca, la máscara del delirio, venenos de los tiempos sin DIOS levanto un responso al almizcle del tiempo a la confusión en el devenir, días de locura y olvido, días de nuevos caminos y pasadas nostalgias, letras sin pasado ni futuro, sin presente, líneas mutadas en alquimias indecisas; se petrifican los cantos, ríen lágrimas escondidas, danzan ensoñaciones, el súbito aullido opaca la sienes fértiles; que traigan una roca plana y extensa carente del aroma antiguo para incrustar mis sufrimientos, para cristalizar la viscosa herida, en el sueño confuso o la agitada pesadilla hilos invisibles tienen el poder de dar vida o muerte, delirio y placer, esta inocencia extraña guarda voluntades negras y caprichosas. Me tomas, me sueltas, me asciendes a la dicha, me escupes al elido abismo.

Donde se liban los corazones abiertos los cuerpos aun no conquistados, allí me esperas, en las deformidades temporales en las horas del embriagante dolor, allí me esperas, en la sabiduría insensible, en la gran danza salvaje ¡allí! me expías.

Alimenta con fuego el compas, a un canto y a un lamento, con profundidad, ríe encuentro, llora abandono, inflama los miles vientos, las miles formas y déjalas perecer en el prolongado sueño.

Aun veo el canto de los días endulzar las praderas, mientras me preparo para cabalgar el azote del trueno, el principio amancilla mundos, el aliento de los ancestros abriga las esperanzas, es tiempo de partir en olvido, la confusión nos ha encontrado.

El sonido vulgar, es la ciudad, son los fantasmas de las calles, las sombras morbosas, modernos palacios, fuentes para vagabundos, nuevos ríos surcando el metal del valle, intensas
siluetas someten especímenes, matan antiguos verbos, por el comercio vagan espectros diluidos
en los silencios de entrañas, las monótonas avenidas sepultan nobles sentimientos, aromas blancos.


¡De repente! el control de mi espíritu, voluntad, vuelas sobre las nubes en los cielos, voluptuosidad yaces en los rojos infiernos, mi sangre ha sido pisoteada en las playas del oro plástico, el amor escapa entre las fuentes silvestres y los enigmas forestales, ¡hay luna! ¡oh sol! Que danzan entrenzados en los divinos eclipses iluminen estos ojos que están firmes en el abismo; la iluminación, la revelación repentina, tengo sed de esa luz que se abre paso como fuego vital a través de las pupilas oscuras.

Como vuelven las odiosas imágenes a las calles como pálidos fantasmas estremeciendo horas inciertas, en la noche de rostros y colores, vuelven sensaciones, formas conmovidas tras el viaje, al fin me tumbo agotado en el pavimento esperando como una noble bestia tras los callejones y las fuentes.

La hora temida llega, los espirales trémulos, los reyes mágicos, las noches fúnebres.
Canticos de embriaguez, canticos de sabiduría y locura, canticos de soledad, como mueren los cantos tras tus besos, bajo la faz mecánica del progreso bajo estrellas sin cielo entre las multitudes inquietas.

Me tienes mundo, acá me tienes desnudo, traes libaciones lujuriosas, arrastras la musicalidad de cuerpos que se buscan unir, en el ritmo estrepitoso de voces sórdidas y tambores pintorescos me seduces, me observas, me llamas con tu sonrisa mortal.

Los senderos luminosos me expulsan hacia visiones sardónicas, ascienden de la tierra burlones y esbeltos cráneos de muecas fosforeras y tiesas, creo que es la muerte queriendo copular conmigo,
igual que siempre a venido sin ser advertida.

Tiempo atrás hubo un castigo una senda caótica y provocada, hubo una acción lejana, un rincón desolado y sin rumbo, vestía atavíos pretenciosos y salía a representar papeles en espejos multiformes, pero aun no recuerdo esa mirada, los ojos tras los cuales danza el demonio en las pupilas encendidas esa piel traía símbolos de exceso y virilidad, aun siento esa sed por las formas voluptuosas aun me asalta esa exquisita embriaguez.

Cuanto me arrastre nadando en el barro buscando gemas violáceas y afortunadas, expresando lo que tiene y lo que no tiene nombre, consumiendo las horas con las risas y las iras, y ahora permuto lo andado, permuto y transmuto el presente y el pasado, a lo que le doy y no le doy nombre...

En el regazo claro el placer esconde un alba hipnótica, mis cantos antiguos se pierden y mueren. Llegan a su encuentro ardides rojizas mezcladas con horas azuladas y culposas, el ocaso agotador siempre trae el deseo de un suave cuerpo, oh querida inocencia como atormentas el recuerdo y la melancolía, como lloras entre bosques incendiados, mis cantos antiguos se pierden y mueren.

Y la mirada que aun no recuerdo, los ojos tras los cuales danza el diablo en las pupilas, sobre la pieles encendidas, entre esas acciones perversas y aquellos pensamientos sombríos quisiera aniquilar el mecerse de los monstruos golosos de la ciencia y el hombre, alguna vez el progreso disipo mi vida en la inacción postrera, alguna vez fui un balcón triste.

Delirios, deleites, me derrama la noche en convulsiones esparcidas, espero el alba, el renacer del guerrero, se levanta un sol amoroso se expanden lagos celestes reflejando ondas intensas en nuestros cabellos, he dejado atrás el sillón anciano he cambiado mi expresión de agonía hacia la vida.

Libertad! Soltura del cuerpo e intensidad para el alma, la fatalidad se proyecta en los caminos desconocidos en las distancias y en las gentes que aun juzgan con sus acciones, los deseos alivian los pozos melancólicos, suaves contornos buscan capturar la eternidad entre redes rojizas, la expansión cobija la antigua tragedia al dios ensombrecido y caído.

Caen a la tierra lágrimas celestes y jinetes iluminados, ascienden de los pueblos miradas acuosas hombres en busca del gran sol, así mismo se cruzan montañas de metal y colmenas de concreto mezclando la esperanza y la locura, el paraíso con los valles de Caín.

Luces de neón encienden destellos nocturnos, abrazan testigos atormentados que oyen la estampida de la autodestrucción, afanes del progreso, glorias y miserias que se mezclan entre la vida y la muerte, que se agregan a esta extraña anatomía a estos ojos abiertos y extraviados en el horizonte artificial.

Corazón de sementó, ciudad de apetito violento que te alimentas de sangre y orgasmos vendidos
monstruo de mole y humo que engendras criaturas alentadas por el dinero y la carne, mascaras digitales, son las pantallas que aíslan, las cadenas televisivas esclavizando las mentes, el verdugo moderno.

Olvido de la magia y los corazones palpitantes, demencia y angustia, se palpa un infierno congelado, se palpa un abismo de fuego, se aviva el instinto el presentimiento de lo que aniquilará el progreso, las bocanadas de aire o de fuego permutan la pureza, oxigeno que transmuta volviéndose asfixiante, lava consumiendo al espíritu alegre, sueños que abandonan las almas culposas, las almas esclavas, ¡quiero negarme! ¡Quiero negarme! es el aire viciado de las calles, es el mundo electrónico con pantallas reproduciendo estrellas sin cielo, las estrellas sin cielo.

Que alguna mariposa devuelva color a los laberintos y aliviane el dolor, las montañas son los senos que contienen la vida más pura, el agua; sigo esperando la justicia natural la iluminación colectiva un canto que resucite la verdadera vida, cuando el progreso muera quiero montañas y ríos expansivos, los antiguos reinos en nuevos símbolos, quiero libar en profundidades arbóreas, cantar y danzar hasta que nuestros cuerpos sean uno, cuando todas las ceremonias sean una , cuando depuremos la quinta esencia abriremos los ojos y liberaremos al fin nuestro aliento.

miércoles, 26 de octubre de 2011

POETICA

La pureza
aquí y allá
el espacio
mi cuerpo

La sonrisa
en mi cadáver
así las llamas
o los gusanos.

La oración
busca
inmensidad
cómplice.