Ver una entrada al azar

martes, 30 de junio de 2020

Convocatoria Permanente


Pueden participar: poetas y artistas sin límite de edad ni condición de procedencia ni nacionalidad.

Pueden enviar su material al correo electrónico lo-innombrable@hotmail.com con una pequeña reseña, fotografía y lugar de procedencia del Autor.

CONDICIONES ESPECÍFICAS DE PARTICIPACIÓN:

-Vídeopoema: podrán participar con un vídeo de una lectura de poema original.

- Poesía, cuento, microrrelato, prosa poética: podrán participar con un texto o conjunto de textos cuya extensión no exceda las tres cuartillas. Cada participante podrá participar en sólo una de estas categorías. Fuente Times New Roman 12.

- Revisar muy bien la ortografía y puntuación antes de enviar los textos, pues los que tengan errores graves serán descalificados.

- Fotografía, pintura e ilustración: podrán participar de 6 a 8 fotografías o ilustraciones por participante.


Nombre de la Obra:
Técnica:
Medidas:
Año de creación:

- Se podrá participar en cada una de estas categorías si así lo desea el participante.

- Se podrá participar en ambas modalidades, tanto en la de escritura como en la visual.

- El equipo editorial se reserva el derecho de seleccionar desde 1 al total de fotografías o ilustraciones enviadas por el participante si así lo considera.

- Todas las fotografías e ilustraciones deberán enviarse en tamaño original y sin marcas de agua. Al enviarlas se acepta que la Revista Innombrable realice la publicación y difusión del material enviado que considere necesaria.



http://www.revistainnombrable.com/

"Ruido y Espejo" Poemas de Sebastián Santamaría




Ruido

Lo único íntimo en esta ciudad es el ruido
rebotando furiosamente sobre estos edificios descreídos y marginales
aquí donde nace el metal
y el ruido de la pulidora acaricia los nervios de la matriz
aquí donde se curan los motores
y se forman pequeños lagos
con la sangre multicolor de las baterías sin energía

¿lo has visto?
las babas oxidadas de la gran industria
el ciber-semen de la globalización
ese charco de aceite arcoiris manchando la calle
un afluente violeta mercurio de ultramar
que muere y no es semilla

a las 6am la pulidora cacarea en la periferia
dandole besos al hierro que ruge chispas
así es mi barrio:
fábricas, dedos cortados, tinte plateado
latonerias, almuerzos baratos y repuestos
todo está sucio y lleno de grasa
el feto digital deja su rastro en cables de fibra ancha

aquí nacen los huesos del gigante de metal
aquí nacen los sueños de los sueños
aquí se construyen las tijeras
con las cuales recortan las partes
de ese collage que llamas Bogotá

aquí la fiesta del lenguaje
es un perro ladrando a las 6 de la mañana
son los gatos gladiadores en el techo dejándolo todo en la madrugada
es una cabina con hardcore sonando debajo de la almohada
es Paloma Valencia gritando desde la torre colpatria
es el spotify de Iván Márquez
el age of empires de Uribe
es la voz del metal fungiendo ‘libertades’
es la voz mecatrónica del mineral
el ciborg intergaláctico que manda señales debajo de todas estas montañas repletas de
campamentos, militares, vacas y drogadictos como tu o como yo que intentan soñar un sueño más de dos veces pa tirarse de legendarios en este juego de la vida

y entonces me pregunto:

por qué he de sobreponerme al ruido
para escribir poemas épicos sobre la belleza del obtuso silencio
en la complicidad de pechos vacíos
en este patíbulo de indiferencias
y palabras que no se estrellan en ningún lado porque a ningún lado van
y a nadie quieren tocar

por qué poesía del silencio
frente la ruidoso veneno que se filtra en cada poro de nuestra intimidad
por qué no lanzar las calles
a la estática moral de tus manos limpias
y prenderles fuego
justo en la mitad del horizonte blanco

¿por qué no montar nosotros la banda telonera del apocalípsis?
por qué no abrirnos el cuerpo con la navaja del movimiento
de mástil dialéctico
y meterle un poema en todo el estómago
e inmolarse al frente del futuro que no existe
del fin del mundo posmoderno

para decirte: todos los días se acaba todo
todos los días hay poemas nuevos
todos los días antes del mediodía caerán sobre ti las no-ganas de todo
todos los días, entonces, hay menos que perder
todos los días los no días
todos nadie nunca y por eso hay que ir por todo

todos los días
desde hace muchos días
se acaban los días


Espejo

Quisiera que los escritores hicieran la mitad de las cosas
que dicen que hacen para ganar premios
quisiera tener la mejor narrativa sobre la pandemia
o saber interpretar estos espasmos mentales
que estaquean mi cuerpo
y lo dejan franqueado en una esquina
o poder mirar los delfines en el atlántico
o al chigüiro que sale al mar
o un venado que baja a la séptima
o el zorro cangrejero hurgando en la basura  
o el nevado del tolima
o el centro sin tombos
o burócratas

quisiera poder hablar sobre el fin del mundo
sé que hay muchas cosas por decir
novedades en el plano del mercado, lo semiótico y lo virtual
pero mi cuerpo parece una cobija en la cama
quieta entre 4 paredes
esperando que otra piel estimule sus fibras
quizá el capitalismo
no solo nos haya robado el formato para vivir el afán
sino también para vivir el estancamiento

quizá mi tesis sobre la violencia la lea un ingeniero chino
o uno americano
tres metros abajo de la superficie
ahora menos contaminada
buscando patrones semánticos subversivos
para encontrarse al final
con nostalgias (pos)modernas

rectangular es el formato milenial de la colonización
brillante y horizontal
es una app
la novena maravilla del mundo
que registra la alineación de los planeta con el big data
y voilá:
el gigante de hierro ahora juega parqués contigo.



*Sebastián Santamaría es un joven bogotano que empieza abrir trocha en el mundo de la escritura, esperanzado en que ello de luces o por lo menos intuiciones sobre lo que pasa en el país. Es estudiante de sociología en la UNAL y ha participado de varias iniciativas locales de la ciudad que tienen que ver la poesía y las múltiples formas de manifestarse a través de la misma. Actualmente hace parte del colectivo colectivo de escritura Froidzine, en la ciudad de Bogotá.

jueves, 25 de junio de 2020

"Tratado sobre la derrota" Collages de Fabio Manosalva


Nombre: Dr. Morín: Usted opone al evangelio cristiano de la salvación: “porque seremos todos salvados, seamos hermanos”. Un evangelio de la perdición: “porque estaremos todos perdidos, seamos todos hermanos”. Desarróllenos esto un poco por favor. 
Técnica: Collage
Medidas: 80*106cm



Nombre: En el fondo era una cosa sencilla: La guerra de cada día, la de fuera y la de dentro de uno mismo, la lejana y la que corroe las entrañas.
Técnica: Collage
Medidas:  80*41,5cm



Nombre: Demoler las paredes alrededor de las ventanas.
Técnica: Collage
Medidas: 50*50cm



Nombre: Tratado sobre la derrota.
Técnica: Collage
Medidas: 50 cm diámetro



Nombre: Gózate la vida es prestada. 
Técnica: Collage
Medidas 50*50cm



Nombre: Ven, asómate a un precioso lugar donde los indígenas, los negros y los líderes sociales son degollados como gallinas amarillas
Técnica:
Medidas: 27 x 20cm



Nombre: Clamor. 
Técnica: Collage
Medidas: 50*40cm



Nombre: Turista maluco.
Técnica: Collage
Medidas: 34*27cm


*Fabio Manosalva, Medellín Colombia, 1975. Actualmente vive en Madrid. Artista plástico, Coordina el laboratorio de experimentación “Taller abierto” en Moratalaz (Madrid). Doctor en Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Ha participado en diversas exposiciones y en el desarrollo de proyectos culturales y artísticos independientes.
Última publicación: “Tratado sobre la derrota” Ed. Satuple. 2017.
Instagram: @manosalvafabio

miércoles, 24 de junio de 2020

"Lo underground como fiesta y reconocimiento de lo Urbano" Entrevista al Muralista de Joan Sebastián Montoya Osorio (el Donchi)

Joan Sebastián Montoya Osorio (el Donchi) Artista plástico de la ciudad de Medellín, con un marcado énfasis urbano. Estuvo en los primeros años de un proyecto que se dio en la Universidad Nacional, autogestionario, la Capilla Records, donde también creció el proyecto de la revista Innombrable en sus primeras ediciones. Una vida underground, contestataria, vitalista, que se ha movido por varias ciudades, poniendo su sello característico. Esta vez para la Revista Innombrable, proyecto cultural Colombo-mexicano, se vincula con esta entrevista, sobre su obra. 


El Templo de los Dioses


-FCA: En reciente texto publicado en Facebook, decías que volviste a tu casa donde solidariamente te acogieron, sobre todo en esta pandemia que ha coartado y ha puesto en dificultad la economía de los artistas. Iniciamos por ahí: -¿Quién es Joan Sebastián Montoya Osorio, un transeúnte urbano, un poeta de los muros, un hombre que conoce la ciudad en la observación de sus pinturas? 
-Donchi: -Soy un infinito aprendiz de la pintura, desde niño ya era un apasionado por el dibujo, la plastilina, y gracias al apoyo de mi madre empecé a ver clases de pintura de muy joven, estudie en la universidad nacional de Medellín donde aprendí muchas cosas de grandes maestros, conocí amigos con los que formamos un grupo fuerte, de los cuales con un maestro mío Carlos Carmona hicimos un documental que pueden ver en youtube  https://www.youtube.com/watch?v=2VS0G7y6hTg   
con el tiempo con grandes amigos empezamos a ver  que los muros eran una manera muy hermosa y poderosa de expresarnos, y por el año del 2005 empecé a pintar en las calles, la mayoría de las veces era de cuenta mía, pero con el paso del tiempo y mi perseverancia empecé a ser invitado en festivales como el de Pictopia, y empecé a ser llamado para muchos murales se volvió una profesión, además de tener una fuerte pasión por pintar cuadros.


La Galería

-FCA: ¿Hay un realce del color fuerte, una reminiscencia del arte popular, de lo kitsch, como una manifestación consciente para ser más expresivo, más contundente en tu propuesta? 
-Donchi: Mis pinturas son muy vitales gracias a la utilización de colores muy vivos, con un dibujo muy definido ,me siento como un sembrador de colores que transformo lugares ,utilizo todo tipo de imágenes desde personas que conozco, encargos, reutilización de imágenes populares que se identifica la gente, me encanta reinterpretar iconos de la historia de la pintura, que así ya se pintara en todas las épocas aún sigue viva esta expresión , logrando crear un sello propio, gracias a mucha práctica, y una fuerte convicción por pintar casi a diario, lo cual ha sido una labor compleja, porque hay que conseguir los materiales, pintar en cualquier estado sea triste, feliz , por amor al arte la mayoría de las veces y también por encargo, he pintado enfermo con fiebre, enguayabado, inclusive una vez me robaron una bicicleta y en el acto me apuñalaron un brazo al otro día estaba, pintando a pesar del dolor, y otro día me accidente con una tijeras una mano y a pesar de la profunda herida pinte. Pintar en las calles no es tan fácil, hay que resistir el sol, la lluvia, el humo de los carros, vencer el miedo a las alturas, esquivar críticas, siempre habrá quien no guste lo que haces, y también es muy lindo ver que le alegras la vida a muchos.




Museo Pedro Nel Gómez en Pandemia

-FCA: ¿Cómo se replantearía  el arte después de la pandemia, y aún en las actuales dificultades para promover, difundir y vender el producto estético?  
-Donchi:  Siempre se ha sabido que tomar el camino del arte no es fácil, para algunos el arte es morirse de frio, y sabemos de historias de artistas que les fue muy mal en vida económicamente, aunque sus obras se vuelvan invaluables después de muertos. Antes de la pandemia había que guerrearla mucho  a veces te engañaban, pero muchas otras si valoraban lo que haces y salían grandes obras, también a partir  del trueque logre cosas buenas. Ahora después de la pandemia veo que el internet está jugando un papel fuerte para salir adelante, porque la difusión de tus obras es fundamental , porque hacer cuadros y que no los vean es porque los haces solo para vos y eso también es bueno, ha pasado en la historia del arte genios que hacían obras maestras solo para ellos, pero para vivir del arte te debes dar a conocer, debes publicitarte, si tienes suerte y un buen trabajo exhibías en galerías y ellos saben mover eso, yo la verdad la mayoría de mi propuesta la he publicitado yo mismo. Esta pandemia ha dado un golpe muy fuerte a la economía, generado un pánico inmenso, sin embargo he visto que los artistas que han tenido como se han encerrado a crear obras impresionantes, ya que han tenido más tiempo para ellos, y las obras que se están gestando en estos momentos son impresionantes. La gente está dando todo de sí, eso sí los que pueden, deben haber artistas que no tienen nada y eso me duele mucho, en mi caso me distraía mucho en la calle y ahora en la casa de mi familia me estoy tomando más enserio pintar cuadros, ahora es complejo pero no se puede parar de pintar, hay que aprovechar las plataformas de la red, hay que ser perseverantes, ahora lo que me salva es pintar sin pinturas enloquecería más en la cuarentena. Hay que ser creativos y luchar, y algo muy importante crear una red de apoyo entre nosotros mismos, no esperar que nos ayuden los gobiernos ya suficientes problemas tienen como para ser nuestros salvadores.




Academia Tatau


-FCA: Hay en tu propuesta alusiones a diferentes hibridaciones culturales, una mixtura de lo religioso, lo mágico, la historia, con referentes a personajes históricos y a la vez con una dinámica donde aparecen personajes cotidianos de los barrios, ¿cuéntanos un poco de esa percepción particular tuya?  
-Donchi: Existen muchos tipos de artistas hay quienes sus obras salen del interior de su ser y hay artistas que del exterior sacan sus imágenes, mis pinturas vienen de todo lo que veo a mi alrededor, mi familia, mis amigos, mis amores, mis maestros he tenido muchos y seguiré teniendo, las pinturas famosas, las imágenes de películas, videojuegos, amo dibujar animales en especial los gatos. Inclusive mi firma hasta en la cedula es un gato ,también pinto encargos con las ideas de otras personas, pinto de la imaginación, del natural, de fotografías, y mezclo todo esto creando un estilo propio que es el resultado de muchos estilos que estudio.



Selfie en el Río de la Laguna 

-FCA: ¿Qué mirada tienes de la ciudad, sus componente sociales, sus tragedias, sus valores culturales, sus identidades? 
-Donchi:  Medellín ciudad que amo, me ha forjado lo que soy, de tanto recorrerla por todas partes he visto de todo, desde su cruda violencia, hasta la amabilidad característica, porque cada ciudad es diferente la gente. De niño me toco el miedo a la guerra de Pablo, de adolescente viví en un barrio popular villa del socorro y me tocó ver como mataban a muchos compañeros del colegio, y como los tiroteos eran el pan diario de esa época. Me salvo que me gustaba jugar futbol y encerrarme a jugar videojuegos, y que me gustaba mucho estudiar, pero era muy fácil para los jóvenes ser seducido por el poder del dinero fácil, fue traumática esa época. Luego pase a vivir en al barrio Aranjuez, y gracias al fuerte apoyo de mi madre pude estudiar en universidades, estuve en la de Antioquia licenciatura en matemáticas, en la Eafit en ingeniería de sistemas pero abandone esas carreras; no era lo mío, Me dedique a recorrer las calles, conocer personas, andar el centro en especial el parque del periodista, hasta que decidí presentarme en artes de la nacional donde conocí muchos amigos artistas , más adelante conocí taller 7 lugar clave para el arte de Medellín que aunque ya no existe dejo una huella fuerte en la ciudad, pertenecí a muchos colectivos artísticos. En Medellín hay una movida del muralismo impresionante muy fructífera, he tenido la oportunidad de muralear con muchas personas que han influido en mi trabajo, como el Mara, Anselmo, el Pangua ,Juan José Rivillas, Ita, Raronica, el Poie,el Jggy,Leah Danze, Maria Chiaria, la Plaga, el Nino, el Tote, Fernea, mi hermano, Juliana Menjura, y muchísimos más. Hay una movida musical fuerte, además del teatro, y como no Medellín es famosa por su bohemia de la cual he sido un personaje característico. En estos momentos hay colectivos fuertes que han aportado a la cultura como Platohedro, Plazarte, Un nuevo error, Casa 3 patios, y muchos más, además de la labor de los museos de la ciudad 



Selfie en Notre Dame

 -FCA: ¿Qué te inspira la calle? 
-Donchi: En la calle pasan cosas inesperadas, ves siempre movimiento, encuentras personas todo el tiempo, pasan cosas mágicas hasta cosas peligrosas, me han robado tantas veces que da miedo la calle a veces, pero siempre me gusto la calle desde niño me le volaba a mi mama para caminar, me encanta caminar demasiado hasta a veces lo hacía sin rumbo fijo, en la calle el caos forma su orden, encuentro muchas ideas nuevas todo el tiempo.
-FCA:  Hay una idea muy bukowskiana, donde se ve aspectos libertarios, audaces del ser artista espontaneo, desenfadado en el lenguaje, abierto a todos los medios expresivos. También hay una idea algo pesimista y más hardcore, lenguajes fuertes, duros pero desesperanzadores. ¿A dónde apuntan tus formas estéticas y tus búsquedas a un futuro?  
-Donchi: En mi obra busco mucho el color pero a veces juego con el humor, y reflejo mi rebeldía en el arte. He intentado ser lo más libre posible en mis creaciones lo cual no es fácil ya que hay artistas que piensan primero en hacer para vender, porque obvio hay que sobrevivir económicamente y eso no está mal, sin embargo intento lo más posible hacer lo que realmente quiero a mi gusto total. Aunque a veces puedo hacer algo comercial. Por un lado estoy reflexionando con obras más críticas a la sociedad sin dejar un arte alegre, y por otro estoy haciendo investigaciones sobre la historia de la imagen de la humanidad desde sus iconos, mitologías, geografía e historia, porque de joven quería ser historiador pero desde el arte puedo hacerlo también.



Municipio de Tarso

 -FCA: ¿Hay un músico en ti no manifiesto, será que en algún momento fuiste músico?  
-Donchi: Pues el músico neto de mi casa es mi hermano Henry luna es muy bueno componiendo y es un guitarrista prodigioso, con quien toco en varios proyectos. De joven siempre quise tener una banda, y cuando estaba en la universidad ladre con unos amigos artistas en una banda The Perros Mojados puro noise experimental, luego cante con la Capilla records rap punk con quien tocamos demasiado, cantaba en un club de música con la Nadas rap experimental, y gracias por mi amor a la música me dedique de lleno en aprender a ser  toques en demasiados lugares, La música es mi otro complemento vital.

-FCA: Menciona algunos autores artistas que hayan influenciado en tu trabajo.
-Donchi: En mi obra me han influido artistas como Alfons Mucha, Vang gohg , Picasso, Modigliani, haring, el arte oriental, la pintura italiana, Brueguel el viejo, y la serie animada Dragon Ball.
Y gracias a maestros pintores como Francisco Moreno, Olga guzmán, Marta Ramírez, Luis Escobar, Carlos Carmona, Alejandro Gutiérrez, Luis Loaiza, y gracias a youtube con Antonio villarán
Un agradecimiento muy especial con Alejandro Castaño y Adriana Escobar que en paz descanse


-FCA: Mil gracias, Joan Sebastián, espero que los amigos lectores de la revista también te puedan conectar, ¿cuál es tu correo y los medios en redes dónde se pueden comunicar? 





Discoteca Parque Lleras 


Presentación del libro: La Materialidad. Mario Ángel Quintero. Conversación con Juan Diego Tamayo


El libro, La Materialidad, de Mario Angel Quintero, se presentó el miércoles, 10 de junio del 2020, a las 8pm, de manera virtual, bajo los auspicios del Fondo Editorial del Ateneo Porfirio Barba Jacob, quienes también lo co-editaron. El saludo lo hizo Néstor López, Director del Porfirio. Esta presentación fue parte de una serie de emisiones por la red que duraron todo el mes de junio y que celebraban este libro y sus versos. Esta noche, el libro fue presentado por el poeta Juan Diego Tamayo, quien luego conversó con el autor del libro acerca de sus temas. Otro elemento importante de esta presentación fue la inclusión de cuatro videos que interpretaban cuatro poemas del libro. Los creadores de estos cuatro videos fueron Berta Nelly Arboleda Ruiz, Nicolás Antonioli, La Cifra Impar, Marta Carrasco, y Ramiro Meneses. Mario Ángel Quintero quisiera expresar su agradecimiento a todos ellos, a Juan Diego Tamayo, y al equipo del Ateneo Porfirio Barba Jacob y su Fondo Editorial.


Materialidad y Memoria

Me extiendo en el aire
y me secreto en la tierra.
¡Qué agonía es crecer!
Mario Ángel Quintero

No es inverosímil pensar que la materia ha sido uno de los temas que más se ha pensado en todo momento. Filósofos, poetas, físicos, etc. la han tomado como fuente de estudio y como expresión estética para resaltar sus cualidades y virtudes. 

Este poemario de Mario Ángel Quintero no es la excepción y, más aún, es un punto de reflexión y de inflexión de hacia dónde la materia, y por extensión la materialidad, se conviertan para él en el punto de partida desde el que explora su entorno, su memoria y sus percepciones del mundo, donde el ojo de la conciencia toma un papel protagónico al ser el que explora y hace posible que lo observado alcance una dimensión que va más allá del sentir inmediato. 

Las líneas que al comienzo se leen nos sirven para recrear un poco los pasajes intensos y precisos que habitan este poemario. La Materialidad es un recorrido por diversos momentos en los que el ojo avizor del poeta se entrega a las evocaciones de momentos que significan y resignifican su tránsito por la memoria y los acontecimientos inmediatos que configuran una fuerza expresiva cuyo acento particular es ir reconociéndose en esos intersticios de la realidad y de la evocación. 

Para mí, solo hay aquí”. Nos dice en su poema El cuerpo se retuerce y que sirve como pilar que prefigura, frente a la transformación o metamorfosis de la materia, la instancia del cuerpo como presencia que visualiza, siente, huele, palpa y nombra tanto lo cotidiano como lo recordado. 

En este sentido, el cuerpo como materialidad se extiende para nombrar el entorno sensible y móvil con las palabras que le interrogan y le dan, a su vez, la certeza del presente. Así que evocar es hacer presencia, habitar la esencia de la materia para entender que: Todo es atravesado / por raíces. Y toda raíz está en el nombrar como acto creativo que ilumina la interioridad del poeta y desde donde se puede “Empezar de nuevo, ahora, sin entender el verbo/ siquiera” o, más aun, así esos “pegotes de palabras” desgastadas, hundidas, sean, sin proponérselo, quienes conformen ese amasijo de sangre, de nervios, de tendones y huesos que caminan por las calles de la memoria.

Nos sorprende el poema a La materialidad del padre. Las cejas, la boca, los ojos, el rostro, las manos son el eco en el hijo que busca su semejanza y al mismo tiempo reconoce que ese reflejo, ese eco de la sangre en la pausada eternidad de una pregunta, lo lleva a afirmar que aquello que quedó / ya no espera/ a nadie. De nuevo la evocación, el llamado sutil hacia ese cuerpo que lo complementa y del que espera hasta despedirse como si quisiera cerrar un ciclo, una materialidad, para poder echar raíces. 

Este libro nos deja claro que La materialidad es Invocación. Y para esto se debe tener el ojo de la conciencia y comprender que en esta vida “lo que hemos perdido nos une”. De esta manera, desintegrados por la explosión del pasado, solo podremos ser en la materia, recuperarla bajo la estela de las palabras que en pedazos nos reintegran conectándonos con la integridad del ojo, con la tierra resquebrajada, con el balbuceo del ser hecho girones, pero, por fortuna, ante esta desolación enunciada en su poema Pendiente quedan las estrellas que son semilla. 

En estos poemas se sugiere que solo la materia nos une y es en ella donde nos reconocemos. En ella alcanza el poeta su mirada atenta en un recorrido por las fibras del cuerpo, por la tierra curtida, por las estrellas cansadas y caídas, por la casa que guarda sus voces en cada rincón. Cada recorrido por las grietas visibles y secretas de las cosas le sirve al poeta para caminar y desandar “los rasgos de lo ya vivido”, donde se emprenda una nueva aventura hacia un horizonte donde el cielo y sus preguntas se encuentran para avivar la mirada en tanto la voz se desvanece, ya resuelta.

Estamos ante un poemario que anuncia los vestigios de lo cotidiano y que también enciende, entre las ruinas de la mirada y de las sensaciones, el rumor de las cosas mediante la serena evocación de los tiempos para que ellas sobrevivan en el éter luminoso del poema.

Juan Diego Tamayo 



Presentación del libro: La Materialidad. Mario Ángel Quintero. Conversación con Juan Diego Tamayo 

JDT: Buenas noches, sea el momento de agradecerle al Ateneo y a Mario Ángel Quintero esta presentación de su libro La Materialidad que sin lugar a dudas no deja de ser sugestivo, no deja de tener una fuerza poética maravillosa que se mueve en varios momentos y que ya tendrán la oportunidad de acercarse a esta estética. 
Para dar comienzo a este conversatorio quería preguntarle a Mario ¿Cómo se va concibiendo este libro, este poemario?

MAQ: Para ser honesto yo percibí después de muchos de los poemas anteriores juntados en el libro Mapa de las Palabras hay un gesto hacia lo lúdico, aunque sea lo lúdico a través de la ciudad y de la música o la bulla de la ciudad y de los movimientos. Pero, después de eso, ocurrió un cambio de tono de cierta manera. No sé si son la realidad que vive nuestro país y nuestro mundo o las cosas que uno ve en la calle, pero el tono se volvió más oscuro y de alguna forma yo sabía que tenía que escribir un libro, aunque fuera corto, pero un libro acerca de la catástrofe. La catástrofe se volvió central a lo que yo tenía que decir y, en ese sentido, empecé a pensar cómo hablar de esa catástrofe porque no me interesan necesariamente textos que exteriorizan, entonces buscaba algo que combinaba la catástrofe interna con la externa y el momento, quizá, la coordenada donde eso se encuentra para mí es la materialidad, que somos hechos carne, algo vivo en el tiempo que se desvanece y se muere sea por violencia o por el mismo tiempo que nos deshace. 

JDT: Tocas un punto muy importante y es el tema de la catástrofe como un elemento de desolación, el ser desolado, que lo encontramos en el poema medular Pendiente en el que, por ejemplo, hay un descreimiento de las palabras, de lo que es el cuerpo de lo que es la realidad y donde básicamente lo que nos está sugiriendo o evocando es también un aspecto o un elemento caótico del ser y no obstante se va generando, se va creando en todo el recorrido del poema, yo lo concibo como un solo poema, se va generando una suerte de esperanza como una suerte de apuesta por algo mejor y ese algo mejor lo sostienen dos elementos: primero, el de la mirada; la mirada que está evocando y rescatando durante todo ese tránsito, durante todo ese camino, durante todo ese recorrido, que hace el poeta en esas pequeñas cosas  y que vamos encontrando que son elementos de la vida cotidiana, que ya nos los habías anunciado en otros poemas, pero al mismo tiempo ligados a la mirada como conciencia está también como segundo elemento la palabra, que vuelve a tejer y se vuelve a enraizar en el ser. ¿Qué podrías decirnos al respecto?

MAQ: Cuando dices, cuando hablas de la mirada es interesante que la mirada se filtra o se ilumina mejor a través del afecto, hay ya la necesidad del otro o de la otra. Hay esa búsqueda, ese tú que se pierde y que se tiene que descubrir otra vez, descubrir el otro, ese otro porque en la catástrofe personal no solo es uno ese ser dentro del edificio que se derrumba, sino que el cuerpo de uno se va volviendo ese edificio que se derrumba. Cuando a alguien le da un derrame cerebral el cachete se le baja de la misma manera que se derrumba un muro en un edificio cuando se va a colapsar. Entonces hay esa necesidad de buscar y encontrar compañía, de encontrar el otro. Esa mirada que mencionas es una mirada de búsqueda, de buscar al otro, también es que la misma estructura del libro permite algún rayito de posibilidad. El poema Pendiente, del que hablamos como una pendiente por donde las cosas se derrumban, también es las cosas que tenemos pendientes, lo que toca pagar en el futuro. Eso está en toda la mitad del libro. Después de ese poema hay una serie de poemas que contemplan: ¿Ahora qué? ¿Ahora qué podemos hacer? ¿Ahora cuáles son las posibilidades ya que estamos en una playa donde no hay nada y donde solo quedan los huesos de quien nos acompañaba antes? ¿Cómo seguir viviendo? Y ahí se postulan, yo no sé si son varias, posibilidades, pero por lo menos son grietas en la oscuridad.

JDT: Cierto, hay una relación también que aparece como una especie de analogía entre lo que es ese cuerpo-grieta, pero también esa tierra con esas grietas donde cuerpo y tierra parece que se hermanaran. Hay dos palabras que recorren muy bien el texto y una es el cuerpo, que echa raíces, pero también semillas que pueden volver a brotar de esa tierra.   

MAQ: Sí, de ninguna manera necesariamente va a ser fácil porque al germinar la semilla explota, es una explosión, pero, de todas maneras, siembra. Algo empieza, algo brota. Esa es una palabra que aparece mucho en estos poemas la palabra brota, brotar, brotes, porque esto es algo desde una perspectiva ecológica también. No estoy seguro si la esperanza está en nuestras manos ya, de pronto la esperanza está en las manos de la misma naturaleza. De pronto es ese mismo verde que viene a vencernos con su vida; la vida continúa, aunque nosotros no sabemos cómo manejarla, pero vuelve ese verde crecimiento, aunque puede ser violento, vuelve y ocurre, vuelve y florece el mundo, vuelve y florece la imaginación.  

JDT: El poema se torna en ese sentido como un elemento circular: frente a la catástrofe entonces la esperanza, frente a la desolación el germinar, ese brotar. Hay algo que sostiene muy bien el poemario y es la musicalidad que se le imprime, musicalidad que subyace en el texto que es una serenidad en medio de esa desolación. Es decir, en ningún momento, por ejemplo, se pierden los estribos frente a lo que es desatar una tonada, desatar el verbo, sino que es una palabra contenida, una palabra que va galopando de manera “fija” en las imágenes que van evocando tanto esa desolación como ese plano de la esperanza. ¿Te acompañó alguna música particular, alguna música especial, ya que también tienes esa faceta de músico?

MAQ: Lo que sí puedo decir es que yo tengo la sensación fuerte de que la música en este libro, la música de la palabra, del ritmo de los tonos, pasa a otro timbre. Tiene otra cualidad. En los otros poemas yo seguía abrumado por la música de la ciudad. La ciudad me volvió alguien que escuchaba solamente y entonces hay una música en los poemas anteriores, una música muy pércusiva, de percusión bullosa, pero de instrumentos menores, son instrumentos pequeños. Aquí ya al abrazar una catástrofe que yo siento que está no solo dentro de mí sino dentro de todos nosotros y hasta dentro de nuestro momento histórico, ya entra la orquesta; ya es otra cosa. Ya hay una profundidad de acordes que son necesarios y el verso tiene que lograr cierta consistencia para poder crear esos momentos, para poder lanzar la voz por fuera de uno mismo y del contexto de uno mismo para tratar de abrazarnos todos dentro de una música más grande. 

JDT: Hay como una reflexión del ser y al mismo tiempo se hace evidente, se hace tangible que ese poeta que ha recorrido la ciudad ha jugado mucho con las palabras, que incluso dentro de su estructura de versificación ha jugado mucho con las palabras, las ha descompuesto; las palabras las ha ordenado, las ha desordenado y de pronto nos encontramos con una mirada tranquila, serena que nos está mostrando ya no solo ese plano de la ciudad sino también ese plano interior del ser y que nos va llevando, nos va conduciendo sobre esa reflexión de sí mismo hasta no solamente mostrarnos la esperanza sino mostrar un texto construido en una amalgama, en una filigrana muy bien elaborada. ¿En términos de estructura, la pensaste bastante o se fue generando, se fue construyendo por sí sola o fue saliendo como una tonada propia?

MAQ: A mí me da susto utilizar la palabra, pero una reflexión sobre la tragedia o sobre la catástrofe casi inevitablemente termina volviéndose un rezo. Es una oración, de cierta manera, y al buscar esa profundidad se necesitaba una concentración, y volvía y volvía sobre las palabras y cambiaba cosas porque todo el poema tenía que avanzar junto hacia adelante, tenía que ser casi como, a diferencia de ver un bailarín, esto era ya ver todo como un desfile que avanza, toda una masa de personas que van avanzando, entonces necesitaba que existiera esa coordinación entre los versos y entre los diferentes poemas. 

JDT: Si se me permite la figura ola imagen, una analogía que veo con el Aleph de Borges es cómo desde ese punto se pueden ver todas las cosas del mundo, como desde esa permanencia que tienen y desde donde te has detenido y puedes observarlo todo y puedes reunir todas esas expresiones, sensaciones, dolores, alegrías, tormentos, va pasando, va sucediendo en la medida en que fuiste construyendo e integrar todas esas evocaciones, sensaciones, momentos que fueron muy significativos y que volviste a resignificar en tu vida y en tu obra. 

MAQ: Sí, escribir este libro fue una manera de sobrevivir un momento. Ahí evoco muchas de las cosas que posiblemente me hubieran tumbado, y para recoger fuerza, para construir cimientos, se presentó esa posibilidad de crear una mirada panorámica desde algún punto arriba, mirar por todo el paisaje, recogiendo escenas y momentos de catástrofe, compartida ya como retazos de una colcha, irlos juntando para que lo que quede sea solo una tela. Era importantísimo eso en el momento como una manera de construir un donde para pararse uno, para poder sobrevivir uno. 

JDT: El poema al padre es un poema que me conmovió bastante, es una muestra de que hay un desprendimiento, de que hay una extensión de ese ser, pero a su vez también hay un desprendimiento de esa figura que obviamente no deja de ser importante y que a su vez refleja como bien lo dices en el verso: Ya no espera a nadie; lo que puede significar que te va a dar como una independencia, una soltura en lo personal, en la construcción, en afianzarte a otras palabras a otros brotes…

MAQ: Sí, uno escapa del padre y es una liberación. Al mismo tiempo es una pérdida perpetua, es una pérdida de todos los días. Cuando mi padre se murió me preguntaban por qué yo no lloraba, y mi respuesta era que tenía el resto de la vida para llorar ese acontecimiento. Les voy a contar un poquito del marco de ese poema. Ese poema describe el momento en que me dejan ver el cadáver de mi papá en la morgue de El Retiro. Él había muerto en un sitio público de un infarto fulminante y entonces, porque había muerto en un sitio público, le tenían qué hacer la autopsia. Nosotros no lo podíamos ver por un tiempo, por unas horas. Entonces yo fui a contarle a mi mamá que mi padre había muerto y ella insistió que yo viera el cadáver para ver si sí era verdad. Yo entré a la morgue y, literalmente, el poema es una lista de las impresiones que yo tengo tratando de recobrar algo que yo pensaba que era mío. Pero la verdad es que los otros son un don prestado, las amistades, la familia, todo, esos son regalos de un ratico y tratando de encontrar a qué anclarme físicamente para que yo sintiera que ese era mi padre y llegar a la conclusión de que ya hay que seguir sin él, este cadáver de ninguna manera me podía dar consuelo, me podía dar nada. Esto es lo que dejamos y volvemos a la vaina de la semilla, ya vamos dejando lo material, pero lo material en un momento dado es tan esencial para nosotros.

JDT: Esa figura del desprendimiento del padre, del desprendimiento de la casa, de las estrellas, del desprendimiento de la escoba, de la cabeza que nos muestra en el poema de Calibio, es una manera de reintegrar todo desde otra perspectiva, desde otra figuración que incluso se hace visible en la construcción que tiene todo el poema. 

MAQ: Sí, sí, la idea que uno se puede zafar de algo implica necesariamente que hubo contacto, porque al fin y al cabo lo que más asusta o lo que más desasosiego puede producir es que nunca hubo contacto con nada. Hay que despegarse de las cosas para sentir que en algún momento hubo un diálogo con las cosas, hubo una relación con las cosas como están.

JDT: Eduardo García Aguilar en el prólogo del libro nos habla de una metamorfosis, ahí se está viviendo una transformación. ¿Estás de acuerdo con esa percepción? ¿Tiene un sentido importante esa transformación desde la obra y de la construcción de esta?

MAQ: ¡Claro! Ese libro de comienzo a fin, lo que estás leyendo, es la historia de un proceso, o sea, de ninguna manera estás leyendo un libro, aunque quizá los versos tienen más cuerpo y más materialidad, por decir algo. De un poema a otro hay un movimiento, hay un cambio y nunca podemos poner los dos zapatos en el piso, nunca podemos estar realmente anclados; eso nos arranca de un sitio y nos incrusta en otro. Yo creo que el aspecto de la metamorfosis es importante. 

JDT: ¿Y tuviste alguna resonancia, mientras escribías el libro, con otros poetas con los que de cierta forma estableciste un diálogo? Esto significa, que te van sugiriendo ideas, te van dando formas, contenidos…

MAQ: No, realmente yo no podría nombrar un poeta en particular, porque estaba muy metido en la misma materia de los poemas que estaba escribiendo. Obviamente, a uno siempre lo apoyan los poetas que lo han conmovido y para mí yo diría que un poeta que siempre estaba allá atrás… los poetas italianos eran muy importantes: Dante, Leopardi y Montale. Acordándome de ciertas cosas de la bufera y de l'occasione, esos poemas que fueron escritos en tiempos de crisis, yo creo que estaban ahí atrás hablándome porque nunca dudé de cuál era el propósito del libro, apenas esos poemas empezaron a sonar, los versos empezaban a sonar, yo sabía para donde iba y qué tenía qué hacer. 

JDT: Sí, hay que haber pasado por muchos recursos expresivos para no dejarse llevar por toda esa fuerza que, como decías ahora, podría terminar en una oración y saber mantener un tempo en la construcción de las imágenes que son muy precisas para que no se te saliera de las manos.

MAQ: Era tratar de tener un momento de concentración dentro de todo ese caos, dentro de toda esa catástrofe. 

JDT: Cuéntanos de esas otras expresiones estéticas en las que te mueves, por ejemplo: dramaturgo, músico, narrador…

MAQ: Sí, este libro está relacionado con un trabajo macro que hicimos con el grupo de teatro Parpado Teatro. Hicimos una serie de performances que se llamaban Estancamiento en Apocalipsis y era esa sensación que durante todo el tiempo que llevamos vivos, nuestra condición ha sido que el mundo se está terminando. Esa idea de que estamos en los últimos días y de que vamos a vivir toda la extensión de nuestra vida con esa sombra encima, con ese esquizo, esa grieta encima, y que eso se ha dejado meter como un obstáculo en nuestra habilidad de crecer y de continuar. No estoy hablando de continuar al nivel tecnológico, de pronto se nos fue la mano por ese lado, pero sí en términos de sabiduría. Nuestros filósofos son reaccionarios, peleando con nuestro momento histórico en vez de buscar o soñarlo o definirlo o seguir una gran imaginación hacia otro punto nuevo. Yo creo que, en parte, es esta sensación la que nos imponemos. Creemos que estamos al fin de las cosas, y eso es su propia catástrofe, pensar eso, estar encerrados dentro de ese concepto de que apague y vámonos. 

JDT: Sí, ese “apague y vámonos”, pero más o menos como lo sugiero en la presentación queda la palabra, la expresión estética como una memoria invaluable, una memoria portentosa de la humanidad, el arte siempre va a estar presente frente a este drama de la catástrofe. 

MAQ: Sí, lo que yo busqué con este libro era soplar sobre las brasas, arrancar con el incendio de nuevo, pero, lo que quiero decir es que nos hemos echado un cuento en el sentido de, por ejemplo, la postmodernidad. Lo más probable es que nuestra realidad histórica nos marque dentro de una época pre y no post. Pero se necesita volver a mirar, asumir la catástrofe y seguir adelante. Entonces, es eso lo que nos puede dar, posiblemente, reconocer nuestra materialidad. 

JDT: Y es una materialidad “desnuda”. En todo el poema te vas “desnudando”, te vas “desvistiendo”. Es un cambio de piel, es un cambio de mirada, es un cambio de tono. Entonces, en ese sentido, toda esa construcción poética te transforma. Es decir, el poema no está por fuera de tu ser, el poema hace tu ser. 

MAQ: Exacto, la idea es que uno está escribiendo con huesos. Uno está construyendo las palabras es con huesos. Las ideas son como algo pegajoso que tiene el hueso encima, pero el hueso como tal es algo esencial. Alguna vez, hace muchos años, después de la presentación de un libro que se llamaba Muestra, que hicimos una lectura en Comfama, alguien me preguntó, porque estaban hablando de poesía experimental y temas raros para uno, me preguntaron: ¿Entonces crees que con estos poemas vas a llegar más allá? Y mi respuesta fue que mi propósito siempre ha sido tratar de llegar más acá. Acercarse uno más a esa columna vertebral que está en el centro de lo que uno conoce, esa médula como diría el señor Girondo, llegar a esa Masmédula, porque el momento que nos perdemos es el momento cuando no estamos, cuando somos irreales. El susto en este momento, por ejemplo de la pandemia, es que nos vamos a volver estos fantasmas de pantalla. ¿Cuándo llegará el día de nuevo que huelo el aliento de la amiga, en que siento el apretón del abrazo de alguien más? Esas cosas son importantísimas para nosotros. Y se inicia, desde esa columna vertebral, el único concepto que me parece válido de comunidad. Que se funda en dónde centrarse, desde donde hablar. Solo así, hay una posibilidad de relacionarse con el otro. Sin eso nos volvemos nubes. 

JDT: Cierto, y eso recorre todo el poemario: la Otredad, el cuerpo, los huesos que son memoria y que van a conjurar lo que dices: el ser fantasmas de pantalla. Volver a esa territorialidad del cuerpo, a ese reconstruirse a través de la palabra y a través de esas expresiones estéticas, eso nos va a poner en ese pre, en esa antes para que el fuego siga iluminando como esas estrellas que caen en tus poemas.

MAQ: Si, la idea de una estrella fugaz es un milagro, ¿dónde se perdió exactamente? ¿En qué se deshizo? Nos duele a veces nuestra propia materialidad, pero hay un reconocimiento que hay que asumir y es que somos carne y somos perecederos y que somos algo que va en tránsito, que atravesamos.

JDT: ¿La materialidad es memoria?  

MAQ: La materialidad es memoria proyectada, la memoria como flecha hacia adelante. La materialidad es la memoria que puede caminar, que se puede trasladar. 

JDT: ¿Y la materialidad concebida desde ese acto estético en qué contribuye a la historia, en que contribuye en estos tiempos oscuros no solo de pandemia sino también de desolación?

MAQ: Uno siente que es mucho más fácil fusilar a alguien si uno no sabe que es carne y hueso. Es mucho más fácil transformar al otro en uno de estos fantasmas de pantalla si solo es un ruido por un parlante. Lo material es la responsabilidad. Yo me acuerdo que se hablaba de la diferencia entre la realidad urbana y la realidad de la finca. La materialidad se radica en la realidad de la finca. En la realidad urbana, nosotros estudiábamos en la universidad y la noche anterior, no hemos estudiado todo el semestre, antes del examen final nos trasnochamos y estudiamos unas dos horas y de pronto de chiripa nos va bien en el examen. En la finca, si usted no ordeña las vacas todos los días no puede esperar seis meses y después pasar la noche ordeñándolas porque las vacas se mueren. Si usted no siembra cuando tiene que sembrar, la cosecha no crecen y no habrá alimento. La responsabilidad es una cosa muy material, es un reconocimiento de la existencia de lo concreto. Nuestras responsabilidades son concretas.