“ lo primero fue el verbo…”( Genesis I)
“Las cosas llamadas por su verdadero nombre
mágico se animan, se yerguen, existen”
Albert Béguin.
El privilegio del poeta es ver las formas por vez primera recién bajo la extrañeza de sus ojos, a la par que de sus labios se desgajan las sílabas propias que forman esa palabra plena, correspondiente al sentido mismo de lo nombrado; como si él exhalara el polvo que se levanta, la deidad mágica, cediéndole su hálito para la vida…. ¿pequeño demonio o ángel o mago de barro bendecido, capaz de crear cuando designa?
¿Qué misteriosas fuerzas levanta con su aliento? ¿Qué poderosos ademanes con su imaginación? ¿Qué dominio de lo invisible reservado tan sólo a la divinidad? ¿Qué asombrosa dulzura para subyugar los elementos? ¿Qué ímpetu espiritual le conecta con la esencia intima de los seres para ordenarles que existan? ¿A qué territorios espléndidos accede cuando rompe las cadenas de la razón?
Encantamiento callado o arrobamiento en la tarea de traducir lo incomunicable, buscando la verdadera identidad de todo, allí donde habitan los dioses a la asechanza de que todo nazca, al ser llamado por el poeta con su designación única y exacta.
“No hay de manera estricta un momento exacto para sentir el suceder poético en mi vida. Desde siempre, quizá, una sensación de embriaguez que seduce permanentemente. Son los elementos y los fenómenos que te cercan los sentidos y el alma. Algo así como una hermosa asfixia, una desazón permanente por la belleza que se instala en cualquier lugar, incluso allí en el dolor.
Cuando se vuelve inaplazable, inexorable la urgencia de ‘nombrar’ para habitar a plenitud, cuando el acontecer pulsa la respiración y la sangre... Entonces es también irrevocable atravesar el mundo, descubrirlo, desnudarlo con el suave cuchillo de la palabra.
Se hace preciso saborear el alma de cada cosa, para que esa alma sea aliento puro, acto de magia que restituya el corazón del hombre a la gran música del universo”.
Fragmento de entrevista el periódico el Mundo 14 de Julio de 2012.
Del libro Extranjera
Atrapada en un viento de sal
la luz de mis labios
se convierte en nieve.
Noche a noche
soy exhortada por la locura del aliento
para tomar con el corazón
lo negado a mis manos.
Tan sólo por azar
se sublevó mi arcilla contra el cielo…
dolida ceniza del espíritu
esparcida a mi pesar
entre los hombres.
Tan fatigado viaje,
para sabernos al fin
más transitorios
que el fugitivo canto de los pájaros
Encantamiento
Como si recogiera flores en el monte
junto palabras
y su perfume
se convierte en tu nombre.
Secreta presencia que se tiende sobre mi casa,
semejante a un ángel
que se arroja del cielo para cubrirme.
... al igual que el que otorga la respiración y el pensamiento
me atrapas en la sustancia sagrada de tu silencio
y una fuerza secreta en los labios del mago
me crea y me destruye
me sueña y luego me abandona.
... pero mi voz está proscrita por tu aliento,
y si te nombro por tu nombre
ya no existes.
esta urgencia de hincarse
este apremio de ungirle
de honrarle sin plegaria
esta necesidad de regresar
a ese amor primero
a su gracia
a su presencia
a su paisaje
a la vida que no tiene palabras
al humilde silencio
que todo lo contiene
palabra
en cuyo umbral
despojo el alma
respiro su aire
purificado con incienso
bebo su agua
que bautiza la sílaba
acudo a su corazón incorruptible
a su lugar intacto de dolor
a su vocablo
jamás herido por el miedo
en su pureza declino mi orgullo
indecible refugio
de lo sagrado
las palabras se turban frente a lo sagrado
no resisten el fulgor de su rostro que lastima
el ímpetu de su mirada
que desnuda y despoja
tiemblan entre su aliento
balbuceando cosas inocentes
y lejanas
tímidas
se borran en el vacío de sí mismas
y en el horror que inspira
lo que no se comprende
ahogan su orgullo
Se sabe más por el canto de los pájaros
que por las palabras
tanto más
al resguardo del bosque
en casa de la niebla
ó en la luz de las piedras
tanto más
en oración del mundo
recogidos y a salvo
en brazos de la nada…
se entiende más
por el crujir de ramas en el viento
que por el frívolo intento de las sílabas
*Claudia Trujillo, nació en Medellín, en 1963. Poeta, ensayista y Arquitecta de la Universidad Nacional de Colombia (Sede Medellín). Cofundadora y coeditora de las revistas de divulgación poética “Gerifalte”, “Susurros Digital” y “Poética”. Presidente y Cofundadora de la Casa de Poesía Porfirio Barba Jacob en Medellín. Su obra ha sido publicada en revistas de arte y literatura: Imago, Puesto de Combate, Revista Universidad de Antioquia, Susurros, Punto Seguido, Poética y Quitasol, entre otras. Ha publicado los libros de poemas: Los Días Sagrados, 2003 y Extranjera, XIV Premio Nacional de Poesía del Museo Rayo, Valle, 2004. Incluida en la Enciclopedia de Literatura Antioqueña Clásica y Contemporánea en multimedia PC editada en Medellín en 2004 por el IDEA y la Gobernación de Antioquia. Finalista en el I Premio Nacional de Poesía Carlos Héctor Trejos, Rio Sucio, Caldas, 2002.
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