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sábado, 6 de diciembre de 2025

Perspectiva y Presencia: Instancias de Voz, los poemas de Amílcar Osorio y Alberto Escobar Ángel

Te puedo hablar de tomarme una coca cola, del cigarrillo, de mis blue-jeans, y pareciera que estuviéramos viviendo la vida cotidiana, con actitudes desechables, en otro momento de tantos, más plano que cualquier pantalla. Pero de repente llega el lenguaje metafórico como una alucinación:

"No tengo un automóvil que brille mejor
que dos naranjas en el refrigerador
que ruede mejor que dos bolas de billar
sobre el cielo verde que habita cuatro patas”[1]

¿Y ahora dónde estamos? ¿Qué aire estamos respirando si la realidad se puede deslizar así?

"Viene el viento a visitarme
y viene en el viento, otra vez, un recuerdo.
Vuelve el viento-- rapsoda ebrio, aflato efímero--,
el viento que en otras partes ya ha cantado sus

    himnos de exterminio o ha sembrado de oro los eriales." [2]

Leí estas palabras por primera vez y me sentí escuchando un tango, cantado por algún amigo del alma, en uno de los bares de Medellín. Pero al sentir todo eso, me doy cuenta que es una sensación absoluta, o sea que lo que estoy viviendo al leer esto es una experiencia. Ese tango, ese amigo, ese bar y su ciudad, todos están contenidos, todos emanan desde esos versos. Lecturas como esa lo llevan a uno a anhelar momentos que nunca vivió. Lo cual es otra manera de decir que estamos hablando de cosas que, por lo menos para algunos lectores, son necesarias decir.

Dónde y cuándo estamos es algo que ocurre en un verso. Solo en esa zona nos escuchamos respirar.

"Allá hay algo
que quiere venir
hasta este sitio.
Aquí hay algo
que quiere ir allá
sin atravesar la galería,
y decir algo que aún se oye"[3]

El vacío. El otro lado de la moneda de lo que es estar. Ese vértigo que dura toda una vida en que la imaginación se esfuerza para habitar la probabilidad de no estar algún día.

"Los escaparates vacíos aquejan olvido.
Fue, tal vez, en muelles sin buque, o en cobertizos
sin tranvías, o en desolados hangares, o --en
fin-- en tortuosos caminos por los cuales se sube a la cima o se desciende a la pradera, donde
hubo de fundarse nuestro extravío."[4]

Al lado de ese sendero largo, de esa búsqueda quizás ilusa, siempre se percibe esa membrana entre estar y no estar, esa ventana que permite ver el mundo de magnífica certeza y desequilibro que es la vida a nuestro alrededor, tan improbable en sus contrastes y apuestas. Esa ventana es el otro o la otra, palpable pero transparente, a través del cual se puede evidenciar cualquier cosa.


"El acre sabor de su carne
incandescente
me ahoga hasta el fondo
nítido de un amanecer espléndido
que se derrama sin clemencia
sobre los despojados cuerpos"[5]

Poco a poco, eso se va volviendo la lucha real. Dado donde voy, ¿cómo lograr que la otra o el otro a mi lado no se vuelva también irreal, espanto de sombras con menos peso que un capricho? Y si eso empiece a ocurrir, ¿cómo detener la insustancialidad de subir desde mis caricias hasta consumirme entero?

"Sin saber tu nombre, ya te llamo
ave ciega que cruza el cielo de la noche,
meandro de miel en los torrentes de la sangre,
melodía meliflua de una sonata que aún no se toca.

Sin saberlo, los labios ya tu nombre musitan.
Sin tenerte, los brazos ya te abrazan.
Sin abrazarte, tu cuerpo es un cárdeno leño
adyacente al cárdeno leño que, en mi todo, arde."[6]

 
 
[1] Amílcar Osorio, Plegaria nuclear de un cocacolo
[2] Alberto Escobar Ángel, Las honras del lecho 1
[3] Amílcar Osorio, de Vana Stanza
[4] Alberto Escobar Ángel, Poema IV (1995)
[5] Amílcar Osorio, Revista Interregno 3
[6] Alberto Escobar Ángel, Poema (2004)




*George Mario Angel Quintero. Hijo de padres colombianos, George Mario Angel Quintero nace en 1964 en San Francisco, California. Estudia literatura en la Universidad de California y es becado en creación literaria en la Universidad de Stanford. Como George Angel, publica poemas y prosas en revistas literarias estadounidenses y canadienses; también publica los libros en inglés: Globo (1996), The Fifth Season (1996), On the Voice (2016) y A Sheaf of Feathers (2022). Desde 1995 reside en Medellín, Colombia, donde, como Mario Angel Quintero, publica los libros de poesía Mapa de lo claro (1996), Muestra (1998), Tentenelaire (2006), El desvanecimiento del alma en camino al limbo (2009), Keselazboga (2014), Mapa de las palabras (2014), la materialidad (2020), Cardos (2020), los libros de dramaturgia Cómo morir en un solar ajeno (2009), La sabiduría de los limones (2013), y Calamidad Doméstica (2016),  y el libro de cuentos Siete Retablos (2022). Su obra ha sido traducida al macedonio, portugués, sueco, croata, búlgaro, francés, italiano, albanés y árabe. También se publicó en Italia un libro de sus poemas al italiano, Diventa l’albero (Samuele Editores, 2020), en Croacia un libro de sus poemas al croata, Moje svjetlo i druge pjesme (Druga priča, 2020), y en Líbano un libro de su novela al árabe, Aqrab (Dar Al-Rafidain, 2020).

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