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viernes, 29 de mayo de 2020

"Duelos de una Sonrisa" Poemas de Indira Ríos


Maldito el inicio


Ando deambulando,
un sórdido augurio
cruje sentado
en mis ilusiones deshojadas
¿Ilusiones?
Todas se han vuelto
una muchedumbre de puñaladas.
El día y la noche son telarañas
sofocando mis
confundidos pálpitos,
despertar, dormir,
dormir, despertar,
¿Son diferentes?
Ambos me amenazan
el miedo está en ambos,
míralo,
caza mis pupilas
inmaculadas
¿A quién le hablo?
¿A los periódicos?
¿Estoy dormido?
No sé,
bailan las sombras
vestidas de basureros,
la catedral es enorme
y no tiene entradas,
la brisa hace un duelo
con mis débiles andrajos,
las nubes se escurren
la hipotermia
acosa el callejón
que socorre
mis huesos apiñados,
los semáforos juegan
con sus luces
¿Hay alto para
mi pena?
¿Cuándo inició?
¿Por qué no me miran?
¿Creceré?
Las suturas de mis
fuerzas
están naufragando
¿Existo?
¿Cuándo dictaron
mi sentencia?
¿Es vitalicia?
¿Qué hice?
Todo está borroso,
mis vísceras
se desploman,
las yemas
de mis arpegios
buscan salvación
¿Y si mi boca
fuese grande?
La alcantarilla
quiere tragarse
la ciudad,
me pide una sonrisa
¿Qué es una sonrisa?
No lo sé,
se lo preguntaré,
porque en alguna
esquina vagabunda
escuché
que los niños 
siempre ríen.


Juramentos

Redactaré el obituario
del miedo entre ropajes de respiros,
escarbaré entre los estigmas
que azotaron la rebelión
de mis lunáticos espejos,
desempolvaré las epifanías
que lloraban histéricas
entre cojas cautelas.

Las moléculas salvajes
de los himnos de mis vergeles
expulsarán brillos impostores
¿Algún sol perdonaría
días adulterados?
El colibrí canta
sentencia de muerte,
la justicia de un pez herido
le hace reverencia
y corro buscando su herida,
anotaré todas sus denuncias
en los muslos de mis pendientes.

Afilaré las espadas
que pelean desde bocas
minúsculas con fríos gigantes,
sumaré los suburbios
tuyos y míos
hasta encontrar el nacimiento
donde terminan;
ataré en mis tobillos
los juramentos de amores
en combates…
ataré la gloria de prodigiosas
islas de eneros
entre fecundos despertares.

Releeré las cataratas
de viñas decapitadas,
los puñetazos perennes
de dignos besos;
y dormiré de vez en cuando
entre las divinidades de mis pecados
cuando las aves nocturnas
dan serenatas
frente a la cadencia
de embrollos inconfesos
que reivindican despeinados
aciertos.


Ahogo

Una apocalíptica tempestad
robó los ropajes de un cuervo
un séquito de nubes los porta
y el diluvio de penalidad comienza
a embestir mis pasos
voy corriendo
                  resbalo
                           caigo
                                 estoy empapada
mi supervivencia quiere desnudarme
y un torbellino de destrucción
sujeta mis manos
para atormentarme
tiemblo
siento frío
un inusitado abandono
lánguido lacayo
va engullendo
lo que queda de mis fuerzas
urge
     levantarme
                  correr
                        sobrevivir
                                      vivir
pero yazco
        en pedazos
                sin encontrar
                           mis piernas.



Duelos de una sonrisa

Si conocieran los argumentos
detrás de la sonrisa
sonarían tambores para calmar el estruendo
de un cáliz de asesinatos
que ahoga la penumbra de un corazón
que lleva duelos de funerales
de justicias pendientes.

Rescatarían escuelas vacías
que ayunan por decreto
pidiendo la resignación de un poema herido
en la yugular de unas niñas.
Rescatarían la proeza humana
hipnotizada por titiriteros
de pantallas estúpidas

Buscarían serruchos gigantes
y acabarían con los barrotes
de supermercados,
con los candados de la maquila
del barrio sin aire,
con los barrotes de residenciales
vacías;
serrucharían entre la euforia
las cárceles clavadas
en el reloj de obreros sin días.

Arrodillarían los festejos
delante de camposantos
de niños con brazos de poesía arrancados.
Beberían de la conciencia
del corredor de la muerte
de pobres inocentes
y ganarían la relevancia de la vida.

Cortarían las hipocresías de lamentos
sentados bajo la chimenea
que tan sólo mira
el hielo de esqueletos vecinos.

Escucharían la memoria de las calles
acarreando el duelo de su gente
en carretas de vísceras humanas
llevadas por carniceros malditos.

Sospecharían que jamás se sonríe despierto
sin cargar el río detrás de cada grito
y que la esperanza son pasos sobre rocas
con cuerpos de erizos,
que imaginan al llegar a la punta de cada colina
el final de guerras de hambre.

Darían respiración sueño a sueño
palabra a palabra
indignación a sueño
darían respiración sueño a despertar
despertar a raíces
raíces a amores
darían respiración amores a mundo
mundo a semilla
y detrás de la sonrisa
moriría el duelo
y por fin nacería la paz de todas
las sonrisas que inhalan libertad
de crepúsculos de ternuras.


*Indira Ríos, Honduras. Algunas de sus letras han sido publicadas en la Revista de creación literaria y análisis político Los Heraldos Negros de México y en la Revista Literaria El Rendar en Argentina; participó en el Festival Internacional de Poesía y Arte Grito de Mujer 2017 en la ciudad Guatemala y en el III Festival Internacional de Artes Feministas México 2017 realizado en Ciudad de México. En el 2019 algunos poemas de su autoría aparecieron en una antología realizada en Tijuana, México; esta reunió letras hondureñas y mexicanas, el libro fue publicado bajo el nombre de Urdimbre.

Es Poeta y educadora popular, estudió pedagogía en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras y una maestría en Innovaciones para el Aprendizaje en la Universidad La Salle de Nicaragua, actualmente es estudiante del Doctorado en Estudios de Migración en México. 

Cree en las letras como un instrumento de lucha y liberación, se declara una eterna loca y soñadora, espera publicar este año su poemario.

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