El viento golpeó toda
la noche
las débiles ventanas
de madera.
La casa era un frágil
refugio para moscas
y pececillos de plata.
El cielo que de noche
era párpado de estrellas,
de día se dormía
sereno sobre el mar.
Tú pensabas
en poemas sublimes,
yo en el frío
la noche
las débiles ventanas
de madera.
La casa era un frágil
refugio para moscas
y pececillos de plata.
El cielo que de noche
era párpado de estrellas,
de día se dormía
sereno sobre el mar.
Tú pensabas
en poemas sublimes,
yo en el frío
***
Demasiada sombra
para ver el horizonte,
tal vez ojo de aguja
o agujero en el muro
para que el cuerpo
sin huesos
escape como ratón
***
Qué alegría, por fin
libre del techo
esta iglesia sin bóvedas.
Un milano se ve
volar por el cielo desnudo
mientras empieza
a caer la lluvia.
Cuánta luz hay aquí,
cuánta luz
*Susana Corullón trabaja como bibliotecaria en una universidad pública de Madrid, su ciudad natal. Ha publicado el poemario Carne de Magnolia y también ha colaborado en numerosos proyectos digitales
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