Es un territorio existencial donde, desde la oscuridad y la sombra, emerge la iluminación al modo (no de inspiración) de revelación de sí mismo. Un sí mismo que está en el mundo, en el afuera, desde el lenguaje, en su expresión dilucidadora. La poesía es un eco, una imagen que gira en espiral hacia el descubrimiento de nuevas dimensiones de una realidad siempre extraña, delirante. Hay poesía en el grifo que gotea como una sinfonía azul, pero también en una idea intempestiva que se erige como una catedral gótica en la negritud del firmamento interior. La poesía es la casa donde anidan el horror y la belleza.
Disfraz
Me disfrazaré de nube
Lloveré en las montañas
Y me evaporaré con el sol vespertino
Mi disfraz será el más transparente:
Desnudo y ligero de gravedad
Seré cielo
Besaré la cordillera
Y regresaré al éter
Pleno de vacío.
Sinestesia
Y de pronto, la belleza estalla como un fuego artificial,
E impregna con su brújula desnuda el mundo.
Todo entonces adquiere forma y sentido:
Las notas del piano emergen móviles, cromáticas, sensuales.
Las palabras dibujan paisajes oníricos,
Las campanas inundan el cielo con su luz melódica,
Tu olor baila en mi corazón como una nube de todos los colores.
Todo entonces se puebla de ventanas y de pájaros:
Tu aroma como una alucinación,
Tu risa como un satori,
Tu silencio como un calidoscopio,
Tu voz como un jardín.
Entre tu voz y tu silencio
voy construyendo una partitura de soles y planetas,
de sombras verdes y vacíos azules.
Entre tu aroma y tu risa voy creando un poema fonético y frenético.
La belleza, serena y escandalosa se sienta a mi lado,
Plena de ventanas y pájaros,
Con su brújula desnuda.
Jardín (1)
Diente de león
Ojo de poeta
Uña de gato:
En la aurora un jardín de bestias.
Jardín (2)
En mi jardín de molinos de agua
Siembro plantas eléctricas
Y las riego en tu divino nombre
Cada mañana
Antes de despertar.
El amor
Amo el agua de tu tierra,
El fuego de tu aire,
Tu quinto elemento,
Tus fenómenos telúricos,
Tus acrobacias en los incendios de la noche,
Tus raíces que se hunden en mi agua viva.
Amo el aire que te asfixia,
Con sus partículas desconocidas y sus radicales libres.
Soy el óxido que te corroe en un rincón del cielo.
Un día de estos
Un día de estos,
De repente voy a escribir una canción aurífera,
Mitad flor, mitad nube, plena de fuego,
Telúrica, volátil, metálica.
Será un himno a la soledad, al vacío, a la ausencia.
Sonará a barco fantasma, a precipicio, a desierto.
Un día de estos,
De repente voy a cantar mi canción,
Como un volcán, como un terremoto, como un rayo.
La piel del humo
Común y corriente
La inteligencia moja los labios de la montaña
Mientras riachuelos de pensamientos
Besan un abismo
Y secretas medianoches
Exhalan la visión de lo maravilloso.
En las fogatas del silencio
Ruedan tus dedos
Como puertas cerradas
En la piel del humo.
*Oscar Mauricio Naranjo Restrepo, Medellín, 1964. Escritor, periodista y docente universitario. Sus poemas y micro relatos han sido publicados en varias revistas, tales como INTERREGNO, PUNTO SEGUIDO, FUEGOS, REVISTA INNOMBRABLE, ICOSAEDRO, MECÁNICA CELESTE, ANAGRAMAS, entre otras. En 2012 publicó su poemario PALIMPSESTOS Y TÁBULA RASA, y en 2019 el libro de cadáveres exquisitos RARA BELLEZA Y EL HADA HELADA, en compañía de Oscar González. Los poemas de la presente selección hacen parte de su libro inédito SIGNO CERO.
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