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miércoles, 13 de julio de 2022

"El viaje hacia Andrómeda" poemas de Julio Fabián Salvador



El viaje hacia Andrómeda 

Yo también me encontré con el futuro en el camino 
mientras descifraba los enigmas iridiscentes
que curvaban remolinos ebrios y fantásticos. 
Calculé fases lunáticas y en el punto donde 
la gravedad se perdía encontré
la verdad que levitaba brillante y diáfana,
 descubrí el curso hacia Andrómeda.
¿Qué era el mar y su inmensidad ante la osada frente 
que me guiaba con inocencia?
El frío sobre la montaña y el averno hecho pedazos.
Vi en el centro de una célula un letargo,
encontré a cientos de Dédalos buscando lo mismo 
que yo, y todos llevaban rastrojos
de flores ígneas sobres sus pómulos. 
Fui apaleado con austera soledad, 
sangré efluvios,
encontré en el viaje de un transbordador 
la más maravillosa desilusión,
percibí en el más escaso de los tiempos 
la oscura curvatura del espacio.

He anhelado la esperanza más allá de mis sueños. 
Conocí las dimensiones de los cuásares
cuando intenté descifrar formas de alhelíes. 
Temí y me calmé frente a los árboles.
En desconsuelo pregunté a mi sombra 
si aún tenía amor sobre mi pecho
para enfrentar a lo desconocido. 
Ahora puedo escribir:
solo con amor me pude sostener.
A veces, en el mar del azar 
todo inhóspito futuro
me traslada hacia Andrómeda.
Es cuando versifico que me encuentro 
y me vuelvo a extraviar,
la distancia que aún me queda 
para llegar hacia lo recóndito.


Poema de pólvora 

El tiempo se ha transformado en tu voz, 
te veo ir junto a la lava del abismo.
Toda oscuridad es más oscuridad en tus manos, 
en tu compañía siento la brizna,
sangro de intensidad y de pólvora.
Unos tentáculos de almizcle 
se transforman en destellos,
entre el estruendo y el asombro. 
Alucino tus manos de niña de hierba,
alucino tu piel entre la locura de una mariposa.
Llévame contigo, llévame contigo
en este día junto al sol,
donde parece que todo lo vivido 
se convierte en ceniza.
Llévame, te lo repito, aunque sea 
en el fondo de tu pensamiento.


Oscuridad 

Oh, Oscuridad, oscuridad:
llévame al lado de galaxias impalpables, 
permíteme escuchar el zumbido de la luz 
y desplegar deslumbramientos, 
concédeme el poder de vibrar en silencio 
y despertar dentro de un sueño.
Oh, sombra solitaria:
dame el aliento para resistir como isla 
entre farallones,
permíteme llegar hacia el futuro 
aun con mínima esperanza,
dame el sonido del chubasco azotado 
por truenos impecables.
Oh, universo indescifrable:
paraliza el aliento de lo incierto,
permíteme encontrar palabras en el infinito, 
otórgame la destrucción de toda lejanía, 
retén estas palabras, al menos,
un día, una semana, un año, 
una centuria, un instante.


Extraño esa sensación ne felibata de estar contigo

Extraño esa sensación nefelibata de estar contigo, 
de romper el silencio con parsimoniosas palabras 
de saltar en tus ideas aceleradas,
de inflamar la calma,
de atrapar el vértigo con tranquilidad mientras leíamos 
pronósticos del futuro en las tardes sobre la oscuridad 
dulcísima que solo tú y yo comprendíamos.
Extraño la euforia de esperarte irresoluto 
en las estaciones, 
en medio de la velocidad de tu acento pantagruélico, 
convulso y correr en ese místico puente
que nacía entre nuestras miradas,
imaginando el contacto con el agua que traías en copos.
Vos flotabas sobre olas y rayos solares 
te cubrían de aroma a chapuzón vibrante
y yo era el sempiterno reflejo en tus ojos de vidrio. 
Extraño esa sensación nefelibata de estar contigo.


Oscurísimo silencio 

Las leguas se acortan con tu acento,
las flores se abren como ecos extraviados
 y el universo extendido se envuelve
 alrededor de tus rodillas.
Una resplandeciente emoción se deforma:
para asir la luz
que parte la dureza del camino.
Y entonces la vida misma,
la vida misma tiende una escalera
y te hace un lugar entre el prado. 
Se marcan los contornos de la sombra
con las líneas de tu nombre.
Ah, tu nombre de rosas y colores,
ah, tus leves clavículas parecen sostener
la delicadeza del agua en la montaña 
y sujetar latidos de las estrellas
en oscurísimo silencio. 

*Julio Fabián Salvador, Magister en Escritura Creativa por la Facultad de Letras y Ciencias Humanas, UNMSM (Lima). Ha publicado los libros de poesía "Eigen", "Zumbante Nervio", "El silencio de la máquina" y “Pared del sol”. En Junio de 2012 recibió el Premio Nacional de poesía FELIZH por su libro: “Darkness”. El 2015 publicó, en coautoría con Carlos Germán Belli y Marco Martos, el libro: "Sextinas, la matemática de la poesía". El 2016 publicó su libro de cuentos “El aire que corta la piel” y en el 2020 salió publicado, en Medellín, su libro de cuentos “Un tiempo alucinado en oscuridad”. El 2022 salió publicado, también en Medellín, su último libro de poemas titulado: “El viaje hacia Andrómeda”. Además, es doctor en Física por la universidad de Antioquia (Colombia) y profesor principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

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