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viernes, 12 de enero de 2024

"El corifeo" poemas de Ana Guillot


mujer 1
 
-¡ah!, ¿se podía elegir?-pregunta
ahora que ya es vieja
ahora que su vestido es negro, aceitoso,
que ha parido seis hijos y tiene
el vientre entumecido, lacio
el peinado tirante y esa sonrisa tiesa
y finita
-¡ah!, ¿se podía gozar?
era posible entonces dejarse tocar en la entrepierna
sin que los padres miren
era posible cantar con voz profunda
como chavela vargas
no como doris day
el pasito liviano
ese final feliz y tan yanqui
era posible cantar
un bolero
como si entrecerrara los ojos para él
                                  la nuca para él
                                  los pechos como frutas abiertas
y ese olor a verano
y las enaguas flotando el precipicio
la clara manera de decir que sí
-¡ah!, ¿se podía reír y no planchar
el ceño almidonado para que no se enojaran en casa?
como si fuera la calle la apertura
                       la noche la apertura
un corredor erógeno
un relámpago en la columna vertebral
-¡ah!, ¿no estaba mal tentarse con la risa de otro
                                                 con el olor de otro
                                                 con la cintura de ese hombre perfumado
                                                 que traía jazmines los domingos?-
 
elegir qué ingles, qué palabras,
qué portazos pegar
cuando le pegan a ella las palabras dolidas
                                      las palabras precarias, amarretas
 
haber parido hijos y no haberle escuchado
ni un -te amo-
nunca la caricia después de la descarga
nunca una manera de mirar diferente antes del desayuno
¡ah!, el frío la acobarda
es hora de cerrar esa puerta que viene haciendo ruido
es hora de prender el farol
y apenas descansar
 
 
el corifeo

a Carina Paz
a Silvia Montenegro
a las otras
rigurosamente ahora
escuché los quejidos
              cada fisura fragmento
de piedra porosa pálida sedienta
me clava sus espinas
ellas respiran un cielo transpirado
                                    chiquito
una dice -amor no me dejes ahora             
               (húmedos como presas
               carnívoros)
               amor no alcanza esta costumbre errática
               este descaro transparente no alcanza             
               tu balcón
               tu reiterada promesa no me alcanza-
otra dice que hay noches en las que el alma es un barco suicida
                                                              y está intacto el estrépito
la escalera que se fue devorando a la niñez
-acá estoy-en andas
la mano extranjera en la vagina

***
rigurosamente digo
me devoro, hermanitas, sus heces
                                      sus vestidos
                                      el velo enajenado
                                      el grito que escuché sin querer
me devoro, me sorbo la latencia
puedo decir que estoy ahí ahí ahí
en el oráculo que dice lo que estamos esperando escuchar
 
rigurosamente acá, hermanas
                               hermanitas
cuidándonos los nidos
esta pesadilla diurna depredadora lisa
cada ciclo sangrante
cada parto
cada vacilación
intactas, impecables
en la miga pequeña
donde el pan se comulga entre todas
 
De “Taco de reina”. Ediciones “El mono armado”, Buenos Aires, 2021 y 2023
 
la imprudente distancia entre el dios y yo
entre el verde y la hoja
entre el punto y la coma
la zanja que raspamos
con la intensidad de la pezuña
como animales sin trono
con miedo al vacío
la pezuña en el barro en el cuello en el rostro del animal
z de zorro
la pezuña la zanja
zapatera prodigiosa raspa con la pezuña la zanja
del estómago
no hay
zapato de cristal
hablan las tripas
 
***
elegir podría ser
la manera de llevar la corona
con el cabello suelto
y sin que pese
 
traspasar el espejo y entender el revés
para que venga
por detrás de la bruma
la imagen
 
/cuando sea de día
habrá de despertar
en una jaula abierta
como una oruga
a punto de lanzar su flecha
sobre la hoja fresca del almendro
 
***
 
brazada a brazada ella mastica
una almendra brillante
vacilación o lirio
enjambre o estertor
mientras busca lo eterno
en la ecuación abierta
de las cosas
(la lluvia es la señal
de que el pájaro trae buenaventura)
 
/hay un acontecer
hay una música
hay siempre hambre
y alude a la intemperie
como si de una bendición se hablara/
 

*Ana Guillot. Buenos Aires. Profesora en Letras, docente secundaria y universitaria. Coordina el taller literario Tangerina, y dicta seminarios de literatura, mitología y literatura oral en el país y en el exterior. Como docente ha publicado “El taller de escritura en el ámbito escolar” y “¿Querés que te cuente el cuento?”. Como poeta: “Curva de mujer”, “Abrir las puertas (para ir a jugar)”, “Mientras duerme el inocente”, “Los posibles espacios”, “La orilla familiar/La riba familiar” castellano-catalán 2008 y 2019, reeditado en 2011 en castellano; en Italia, “La riva familiare”. Antologías personales: “Liquid/ambar”, “Polvo que late”, “Urubamba” y “La joya transparente”. En 2021, el poemario “Taco de reina”. Como narradora, la novela “Chacana” (Perú, 2012; Buenos Aires, 2023). En 2014, “Buscando el final feliz (hacia una nueva lectura de los cuentos maravillosos)”, una lectura hermenéutica de dichos cuentos. Integra diversas antologías y colabora con publicaciones del país y del exterior. Fue invitada a participar de encuentros de poesía, foros de reflexión y universidades en su país y en el exterior. Publicada en España, Venezuela, Chile, Uruguay, Méjico, Austria, Estados Unidos, Italia, Nicaragua, Perú, Brasil, Holanda, Polonia, Puerto Rico y Francia; y traducida al inglés, catalán, árabe, alemán, italiano, polaco, portugués y francés. 

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