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viernes, 28 de noviembre de 2025

"Principio y fin" prosa poética de Camilo Carmona Salas


Principio y fin

Es abrumadoramente maravilloso saberse la enésima parte del todo que a su vez nos habita en cada átomo de nuestro cuerpo. Más aún cuando la sola posibilidad del pensamiento nos permite asimilar que esa participación propia en el complejo e indescifrable milagro de la existencia jamás tendrá una explicación definitiva.

¿Cómo inició todo? Ya hemos divagado en múltiples respuestas desde que logramos articular las primeras palabras, al calor del fuego, en el seno de la manada. ¿Cómo acabará? Dicen algunos que la expansión constante del espacio-tiempo tendría un límite, de modo que esa estructura fundamental cederá y acabaremos en jirones. Otros dicen que se desacelerará el movimiento de las cosas y la energía estelar en todas partes se agotará y, debido a la distancia entre los diferentes cuerpos, acabará por congelarse el universo. Hay otra posibilidad que parece concebir el universo como si fuera de goma, cuya elasticidad tiene una resistencia determinada, después de la cual todo volverá abruptamente a su punto de origen.

Pensando un poco en estas cosas, se me ocurre que, a lo mejor, ese resorte universal se escinda por su punto más frágil, y cada una de las mitades se recogerá violentamente, para después expandirse cada una por su lado. Quizás así se originan los universos paralelos… ¡Qué loco! No soy experto en estos temas, sin embargo, si aquello fuese a ocurrir mañana, desearía que tú y yo quedáramos en la misma mitad del universo, y que la distancia ridícula que hoy nos separa no sea el lado más flaco del espacio-tiempo. También espero que, al suceder tal cosa, la fatalidad nos pille fundidos en un abrazo, como aquellos amantes de Pompeya que el inminente arrebato del Vesubio sepultó siendo, los dos, uno solo.

 

Profanas mitologías

Ebria por una insaciable sed de eternidad y con la fe huérfana de un corazón desierto, urdiste en secreto, con la madeja enmarañada del deseo, profanas mitologías. ¿Cuántas vidas ofrendaste para erigir tu dios? ¿Cuántas lunas soñaste cada una de sus células? La luz del alba disipó la niebla de antiguas dudas y con el fuego circular del tiempo resplandeció en el horizonte tu divina creación.

Escepticismo y fe —dos caras de la misma moneda— motivaron cada paso que diste y, más por intuición que por razonamientos, te arrojaste en mis brazos. Con la efímera eternidad del sexo y las palabras habitamos nuestra parcela del paraíso. Tus labios y tu lengua suave hicieron de mí un tótem, arquetipo divino al que elevaste tus plegarias y salmos. Con ofrendas fragantes conmoviste mi corazón, y renuncié a la eternidad de tu reino de las ideas para hacerme mortal, pues deseaba caminar a tu lado por este estrecho valle de lágrimas. Haciéndome humano me hice falible, imperfecto, frágil como tú. Quise llevar el evangelio de tu amor por todo el mundo, pues hice míos tus paganos ritos, creí en tus promesas de vida futura y ofrendé mi alma a tus pies. Al hacerme mortal te fui deificando, y en el cielo ideal que construí para ti habitaste a tus anchas. Jugabas a los dados con mi suerte y condenabas cada palabra, cada gesto, cada omisión… en el libro de la vida registrabas hasta el más ínfimo agravio: todos los días eran El día del juicio.

Hoy con tu miel vuelta cicuta, tras negarme tres veces antes de despuntar la aurora del último día, me diste la espalda en la agonía del Gólgota. Como acto final de amor elegí el exilio: en adelante erraré por el silencio solitario del olvido. De camino al panteón del Olimpo llevo a cuestas los despojos de la divinidad que fui, surcando sepulcros blanqueados donde yacen los dioses muertos que nacen diariamente en todas las mitologías del amor.

 

Claroscuro

La luz que revela los contornos del mundo, que viste de color las flores y extiende un cielo para que lo habiten las aves, esa luz que, deslizándose por las raíces de los árboles, penetra en las entrañas de esta roca errante sobre la que los animales sapientes hemos ido marcando, huella a huella, el curso de la historia. Esa luz foránea que crea posibilidades vitales, donde, en el océano de imágenes y esencias multiformes, estamos inmersos sin apenas saberlo… Esa luz que me hace posible quiere fundirse con la sombra innominada que también me habita.


*Camilo Carmona Salas. Nació en Itagüí, Antioquia, en 1989. Estudiante de Filosofía en la Universidad de Antioquia. Algunos de sus textos han sido publicados en antologías locales y nacionales, lo mismo que en revistas internacionales como Vislumbre, en México. Además de esto, también ha publicado artículos de opinión en medios digitales como Al Poniente y el periódico El Colectivo. Actualmente hace parte del colectivo Filoparchando, cuyo programa radial de divulgación filosófica hace parte de la programación de La 15 Radio, del barrio Guayabal en la ciudad de Medellín.

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