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martes, 30 de junio de 2020

"Ruido y Espejo" Poemas de Sebastián Santamaría




Ruido

Lo único íntimo en esta ciudad es el ruido
rebotando furiosamente sobre estos edificios descreídos y marginales
aquí donde nace el metal
y el ruido de la pulidora acaricia los nervios de la matriz
aquí donde se curan los motores
y se forman pequeños lagos
con la sangre multicolor de las baterías sin energía

¿lo has visto?
las babas oxidadas de la gran industria
el ciber-semen de la globalización
ese charco de aceite arcoiris manchando la calle
un afluente violeta mercurio de ultramar
que muere y no es semilla

a las 6am la pulidora cacarea en la periferia
dandole besos al hierro que ruge chispas
así es mi barrio:
fábricas, dedos cortados, tinte plateado
latonerias, almuerzos baratos y repuestos
todo está sucio y lleno de grasa
el feto digital deja su rastro en cables de fibra ancha

aquí nacen los huesos del gigante de metal
aquí nacen los sueños de los sueños
aquí se construyen las tijeras
con las cuales recortan las partes
de ese collage que llamas Bogotá

aquí la fiesta del lenguaje
es un perro ladrando a las 6 de la mañana
son los gatos gladiadores en el techo dejándolo todo en la madrugada
es una cabina con hardcore sonando debajo de la almohada
es Paloma Valencia gritando desde la torre colpatria
es el spotify de Iván Márquez
el age of empires de Uribe
es la voz del metal fungiendo ‘libertades’
es la voz mecatrónica del mineral
el ciborg intergaláctico que manda señales debajo de todas estas montañas repletas de
campamentos, militares, vacas y drogadictos como tu o como yo que intentan soñar un sueño más de dos veces pa tirarse de legendarios en este juego de la vida

y entonces me pregunto:

por qué he de sobreponerme al ruido
para escribir poemas épicos sobre la belleza del obtuso silencio
en la complicidad de pechos vacíos
en este patíbulo de indiferencias
y palabras que no se estrellan en ningún lado porque a ningún lado van
y a nadie quieren tocar

por qué poesía del silencio
frente la ruidoso veneno que se filtra en cada poro de nuestra intimidad
por qué no lanzar las calles
a la estática moral de tus manos limpias
y prenderles fuego
justo en la mitad del horizonte blanco

¿por qué no montar nosotros la banda telonera del apocalípsis?
por qué no abrirnos el cuerpo con la navaja del movimiento
de mástil dialéctico
y meterle un poema en todo el estómago
e inmolarse al frente del futuro que no existe
del fin del mundo posmoderno

para decirte: todos los días se acaba todo
todos los días hay poemas nuevos
todos los días antes del mediodía caerán sobre ti las no-ganas de todo
todos los días, entonces, hay menos que perder
todos los días los no días
todos nadie nunca y por eso hay que ir por todo

todos los días
desde hace muchos días
se acaban los días


Espejo

Quisiera que los escritores hicieran la mitad de las cosas
que dicen que hacen para ganar premios
quisiera tener la mejor narrativa sobre la pandemia
o saber interpretar estos espasmos mentales
que estaquean mi cuerpo
y lo dejan franqueado en una esquina
o poder mirar los delfines en el atlántico
o al chigüiro que sale al mar
o un venado que baja a la séptima
o el zorro cangrejero hurgando en la basura  
o el nevado del tolima
o el centro sin tombos
o burócratas

quisiera poder hablar sobre el fin del mundo
sé que hay muchas cosas por decir
novedades en el plano del mercado, lo semiótico y lo virtual
pero mi cuerpo parece una cobija en la cama
quieta entre 4 paredes
esperando que otra piel estimule sus fibras
quizá el capitalismo
no solo nos haya robado el formato para vivir el afán
sino también para vivir el estancamiento

quizá mi tesis sobre la violencia la lea un ingeniero chino
o uno americano
tres metros abajo de la superficie
ahora menos contaminada
buscando patrones semánticos subversivos
para encontrarse al final
con nostalgias (pos)modernas

rectangular es el formato milenial de la colonización
brillante y horizontal
es una app
la novena maravilla del mundo
que registra la alineación de los planeta con el big data
y voilá:
el gigante de hierro ahora juega parqués contigo.



*Sebastián Santamaría es un joven bogotano que empieza abrir trocha en el mundo de la escritura, esperanzado en que ello de luces o por lo menos intuiciones sobre lo que pasa en el país. Es estudiante de sociología en la UNAL y ha participado de varias iniciativas locales de la ciudad que tienen que ver la poesía y las múltiples formas de manifestarse a través de la misma. Actualmente hace parte del colectivo colectivo de escritura Froidzine, en la ciudad de Bogotá.

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