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martes, 28 de mayo de 2024

"Réquiem a cuatro estaciones" poemas de Clara Herminia Serna Montoya


— PRIMAVERA —
 
Tempestad
 
En mis manos aprendí
La forma de navegar en tus pupilas
El infinito oscuro rompió un grito en mi garganta
Se desvanece la locura de la noche
Y al llegar el alba hasta el cuarto
Los rayos hirieron las cortinas
La tempestad estaba adentro.
 

Pared de cristal
 
En el fondo del atardecer diverso
Como un ave migratoria
Al olvido de los trenes de mi tierra
El sangrante paisaje empezó a perpetuarse
Un manto de bruma borró el horizonte
Extraños jirones de niebla
Velaron como cortinas
Las paredes de cristal.
 

— VERANO —
 
Luna prendida de mi mano
 
Contemplé las aves como frutos del árbol
Día de lluvia gris día de frío gris
Cómo amanecieron no importa
En el árbol siempre hay nidos de vida
Algo nuevo nace y muere
De mi mano se prendió la luna
En el asombro y la mudez
Deletreé la escritura de las hojas secas
Gemían por el verano
Gemían.
 

Quién está ahí
 
No se cansa el sol de quemar,
De tostar lagartijas y secar jarrones.
Terco de vida, terco.
Da luz a los juegos infantiles
Niños que descalzos se mecen a tu ritmo de terquedad.
Llenas de oro trigales y pastizales.
Terco de vida, terco.
¿Quién está ahí?
No dejas de arder ni con jirones de viento,
Con voces y estallidos
Esperas a que mueran los robles
Y se hundan en la hojarasca.
 

Sol húmedo
 
Respiro agitada tras un muro sin preguntar si es un animal sediento o extraño, en el mismo lugar habito, respiro el mismo aire húmedo, luz que desaparece en el silencio. La luna cae sobre una madriguera, cuerpos perseguidos por el sol a veces advertidos por un cuenco de agua que beben hasta el fondo, hasta el hastío de una oscura forma.
Todo palidece con el peso invencible del amor, un destino que tampoco encuentro, es como el deseo de un trapecista que sucumbe en el mar, ondea en aquellos rincones por los que huyen los ratones, hay salida pero tengo que cavar hasta encontrar la cerradura, hasta volver al principio. No recordar nada hasta ser una piedra, un fragmento que ya no importa.
 

— OTOÑO —
 
Indefensión
 
Ahogada en compasión,
Entre sombras del ayer,
Revuelco mi pasado ya revuelto
Y la tristeza, como pájaro enjaulado,
Anhela volar,
Pero algo extraño ata mi alma.
Lágrimas de niña indefensa
Me ahogan en compasión de mí misma.
Me queman las cenizas del fuego de ayer.
Abro mi ventana al nuevo amanecer
Y llega el hoy como copia fiel del ayer.
 

Pálidos rosales
 
En el silencio del aire gris, venía el sonido del amanecer.
Cubiertas de fragancias de la luz matinal, las llamas pálidas
Arden en el cielo como un mundo de luz vaga.
Brillo y temblor manan como ríos de luz.
Sucesión indefinida. Una roja plenitud vistió
El desvanecido rosal pálido.
Ondas de luz inundan el cielo, oleadas de tornasol,
Casi oscuras, hacen caer la tarde.
El aire se hunde en el borde de la luna
Rasgando la aridez de horizonte
Como un tul de plata a medio entrar en la arena.
La marea trepa tierra adentro y lejos,
Figuras humanas danzan en los charcos.
Un silbido desgarrado se escucha en el indeciso lugar,
Los alaridos de una niña rompen la pared vegetal.
Se oyen ecos entre los árboles goteantes,
Se eleva el aroma selvático, se oye la humedad.
 

— INVIERNO —

El sueño de los dioses
 
Despierta la imagen de un paisaje ocre
Y en él descansa un blanco resplandor,
El nuevo día orquesta el agua que brota.
Fuente en la fachada de ladrillos,
Se ilumina el rascacielos de cristal
Y en el airoso techo de un palacio árabe
Mana el oro en ventanales y columnas.
Todo se rompe en fragmentos
Hasta flotar en un paisaje de marismas.
La luz se hace.


Piel de invierno
 
Rayo vespertino en el horizonte
Un rumor de hojas secas
Atrae a los seres de la noche
Impávidos observan la lluvia de estrellas
En el añil del ocaso
Surge un llanto de terciopelo
Me asomo a la ventana a descifrar la luz del agua
El puntilleo del paisaje se filtra en la selva
Prolonga la sed de los umbrales
En el espejo del agua aparece tu silueta
Y acudo a tu piel desnuda
Pero todo es espejismo
El invierno borró tu imagen.
 

Hábitat
 
Balbuceo notas como pájaro posado en la ventana sin
saber si era parte de mí.
No era yo ni nadie.
Exclamé interrogantes sin tener respuesta,
lloré y con la manga de mi blusa sequé las lágrimas.
En un insomnio me escabullí y caí fugazmente
en garras de algo que azotaba los estambres de mi vida.
Ayer todo fue vacío, estuve arrodillada, idealizada y
entonces, no escribí más.
Dormí en mis pestañas fatigada en la cornisa de mis ojos
y allí justamente estaban mis poemas.
Pero qué diablos hago aquí si no estoy;
el amor lo sabrá.
Viajé en vías lácteas hasta calcinar mi cuerpo en un encanto
que no era de aquí, tampoco de allá.
Resido en mi mente perforando la cavidad de mi cerebro
hasta ahuyentar los fantasmas, siempre infelices como hilos movedizos
y elevando esa lápida que ya me habita.


*Textos pertenecientes a Versarte Itagüí: entre letras y pinceles, un proyecto articulado entre la Corporación Somos: Arte y Cultura para Antioquia y la revista Innombrable*

*Clara Herminia Serna Montoya, nació en Santuario, Antioquia en 1949; sin embargo, con los años, Itagüí se convirtió en su hogar. Alguna vez le dijo su maestro de letras, Rafael Aguirre, que la escritura es una de las profesiones que no tienen límite de edad ni fecha de jubilación, pues en el arte de escribir hasta los viejos pueden construir obra y ser exitosos, aunque empiecen de cero su carrera literaria. Entusiasmada por este saber, asistió al Taller de Poesía de PROMETEO, dictado por el poeta Gabriel Jaime Franco, (2019), perteneció al taller LETRA-TINTA, adscrito a RELATA MinCultura y dictado en la Casa de la Cultura de Itagüí; además, con este colectivo publicó una selección de sus poemas en la antología “Deshielos de Tinta” (2019) y recibió la Exaltación al Mérito Literario, otorgado por el honorable Concejo Municipal de Itagüí por resolución 021 del 29 de julio de 2022. Tras su muerte en julio de 2023, se publicó una selección póstuma de sus diarios en la antología “Diarios de la Pandemia” (2023).

martes, 14 de noviembre de 2023

"Crecimos" poema de Andrés Darío Naranjo Restrepo


I

Me invade la incertidumbre de este nudo en la garganta del mundo…
Pequeño
Solitario
Único
Nauseabundo.
 
Certezas del destino
Enemigos de la vida
Saltos al vacío…
 
Siempre queremos a ojos cerrados
Pocas veces amamos
Somos ciegos sin lazarillos.

 
II

Almas errantes
Placas de concreto
Muros de cemento
Carreteras de asfalto.
 
No nos comprendemos
Redondeamos ideas cuadradas
Desafiamos verdades
Somos camaradas de mentiras
Sentimientos de palabra
Golpes bajos
Ventarrón efímero.

 
III

Frigidez irreparable
Flacidez irremediable
Orgasmos incompletos
Anticonceptivos a los cuatro vientos.
 
Familia desunida
Comprensión desaparecida
Rimas sin poética
Dinero
Poder
Placer
Y posición
Invaden la mente
De nosotros como gente.
 
Situaciones ineptas
Tonterías del siglo XXI.
 
Religión a la basura
Ética perdida en la selva del desorden.
 
Ambición de gente
Común y corriente.
 
“Siempre serás mi amigo”, decías…
 

IV

Cruzó el tiempo
Como un avión
Ni una llamada
Ni recuerdos
Ni detalles
Ni aceptar una invitación.
 
Faltaron los abrazos
Las palabras
Compartir experiencias
Revivir alegrías
 y tristezas
Triunfos y derrotas.
 
En el aire quedaron plasmados y confusos
Los Recuerdos
Las vivas empatías
Salpicadas simpatías.
 
AMIGA:
¿Vale la pena unir las fronteras, hablar el mismo idioma, AMAR…?
 

V

Vocablos que no dicen nada
Metáforas malgastadas
Acciones que poco nos revelan
Almas gemelas
¿Para qué…?
Duele tanto la certeza
El azar nos ha colocado en esta partida de ajedrez.
 
Nuestras Torres derivadas se vislumbran.
 

VI

Los caballos desbocados
Al abismo cruel han caído.
 
Estos peones que no tenemos y un día fuimos
Están maltratados por el poder y la ambición.
 
Mis alfiles
Leales
Se han llevado a otros mundos su vocación.
 
Estas son muestras de la guerra: negocio de fortalezas.
 
Cuándo viste las apuestas de los dioses
Marchaste a buscar otro castillo…
 

VII

¡… Oh, mi dama azul!
Amor platónico
Amistad eterna.
 
Duele tanto la verdad
El Sabio entre los Sabios murió por ella
Vivió por la Eterna Verdad.
 
Vulnerado mi castillo
Has cruzado las fronteras de mis sueños
Y rebozado la taza de mi sed.
 

VIII

¡Oh dama azul real!
Cursilería de mis días
Galantería camuflada en la amistad.
 
Sentimientos ondeantes
Firmamento sin estrellas
Aquí está tu cometa:
Solitario
Meditabundo
Silencioso.
 
Colgado en la pared
Sigue tu retrato.
 
Un día marcharemos
Al compás de inertes pasos
Abigarrada la garganta
Con sus nudos infinitos
Evocaremos los Recuerdos.
 

IX

Cómo ahora
Como siempre…
 
Las lágrimas rodarán por nuestras mejillas
Saltarán desobedientes
Cuando llegue a nuestros oídos la noticia
Se estremecerá nuestro cuerpo como la primera vez…
No seremos capaces de compartir un sentimiento
Y nuestras almas volarán
TÚ primero, yo después
YO primero, tú después
o los dos juntos
y a la vez.
 

X

Ambos pensaremos
“Pudo ser y no fue”
Fuimos niños
Éramos adolescentes
La juventud invade nuestro tiempo
La madurez, arma de doble filo:
Se acerca
Poco a poco.
 
¿Pensamos en lo bueno y en lo malo?…
 
¿Pensamos en lo útil y lo perjudicial?…
 
… Pocas veces:
Al ver los Recuerdos
Cada vez más lejanos
Al aprender nuevas cosas de la vida.
Si darnos cuenta
Entonamos
Y coincidimos
Al decir:
Crecimos
crecimos
CRECIMOS…

 
*Textos pertenecientes a Versarte Itagüí: entre letras y pinceles, un proyecto articulado entre la Corporación Somos: Arte y Cultura para Antioquia y la Revista Innombrable

 
*Andrés Darío Naranjo Restrepo, nació en Pitalito (Huila) en 1975, pero, según él, lo único que no tiene de paisa es el acento, puesto que desde muy niño vive en Itagüí. En el año 1998 obtuvo el primer puesto en el Concurso Nacional de literatura en la modalidad de poesía de la Universidad Cooperativa de Colombia, con su poemario CRECIMOS; misma universidad donde estudió Comunicación Social (2010). En septiembre de 2002 logró uno de sus mayores sueños, publicar bajo su propio sello editorial su primer libro llamado “Poemas sin tiempo a destiempo”. En lo personal, vale la pena destacar que su hija, Estrella Naranjo Machado, nació el 30 de octubre de 2009 y tanto ella como su señora madre, María Edilma Restrepo Martínez, son pilares fundamentales de todos los proyectos que emprende en su vida. 

viernes, 20 de octubre de 2023

"Sombras cartesianas" poemas de Rubén Darío Álvarez Benjumea “Rubencho”


 LA SOMBRA

 
Negra, ciega, loca y puta.
Sentada iracunda en un andén,
la sombra cavila su amargura,
su desgracia, su vejez, su desdén.
 
A veces ríe, a veces llora,
pero a ninguno implora.
Va triste…, sola, deformada,
a un costado aprisionada.
 
¡No tiene dueño! Está amarrada.
El resplandor siempre la delata
y ella caminando…, no dice nada,
muda…, sorda, la luz la mata.

 
NO SÉ
 
No sé, si mirar o esperar,
o esperar mirando.
Engañar la mirada perdida
y desviar el pensamiento.
Mentirle a la angustia
y robarle un silencio
al desespero.
 
Seguir en el vacío de la ausencia
y amortiguar la duda,
aporreando la esperanza.
 
Golpear los sueños contra la verdad
y caer en la trampa de la nada
y el despecho.
 
No sé, si tirar la mirada
o trasbocar el tedio,
crucificando carcajadas
en el túnel del olvido.

 
AUSENCIA
 
Hasta cuando mientes
es dulce el timbre de tu voz.
Y si no llegas,
tu recuerdo me persigue.
Y cuando apareces,
se oculta el sol y brilla tu luz.
Me embriagan tus besos,
tus abrazos, tus caricias…
Me vence tu ternura.
 
Al fin…, sin tu voz,
sin tu recuerdo,
sin tu luz, sin besos,
sin abrazos, sin caricias
ni ternura.
 
Me secuestra la soledad
y me enamora la locura.

 
RELACIÓN X y Y
 
Se derraman en cascada
besos virginales
sobre mi cuerpo erguido
y correspondo
como nubarrón enfurecido
que impulsa al viento,
suavizando con caricias,
el volcán de tu interior,
tu voz…, tu aliento.
 
Confundidas las manos juveniles,
en un mar de olas delirantes
y cuerpos desbocados,
vuelo como un rayo,
transformando tus deseos en pecados.
 
Ya los ojos destellantes
y los senos temblorosos;
cruzas las piernas ansiosas,
lanzas truenos impetuosos,
rompes mi corazón
y resucito, vencido por la pasión,
como el conquistador
que ha hecho de tu primavera un grito.


*Rubén Darío Álvarez Benjumea (Rubencho), nació en Caracolí, Antioquia, sin embargo, se desarrolló como artista en el municipio de Itagüí, habitando el Barrio Playa Rica. Es miembro del Centro de Historia de Itagüí, del Cabildo del Adulto Mayor, del Consejo Municipal de Cultura y es socio fundador de la Corporación SIPAH y de la de la Revista Ytacüí. Como gestor cultural, cuenta con un diplomado en Gestión y Promoción Cultural de la Universidad de Antioquia, siendo acreditado como Vigía del Patrimonio por el Ministerio de Cultura. Entre sus reconocimientos y publicaciones como escritor se pueden destacar su primer puesto en el concurso de cuento ambiental (2003) de la Personería de Itagüí, con el texto “El Pico del Manzanillo”; también el segundo puesto (2004), por la narración social “El boletín y el operativo”, así como varios reconocimientos como declamador. Sus poemas han sido publicados en diversos medios como  el Periódico Orbita, la Revista Forjar, la revista Bohemia, la Antología Poética La Rotonda Cultural (2008), la Antología poética Itagüí, la Antología Tentando a la locura, Revista Ytacüí, entre muchas otras. De este mismo modo se ha destacado como declamador, teniendo una gran experiencia con presentaciones en Itagüí, Medellín, Santa Elena, Bello, Envigado, La Estrella, Sabaneta, Caldas, Jericó, Titiribí y Bogotá. 

*Textos pertenecientes a Versarte Itagüí: entre letras y pinceles, un proyecto articulado entre la Corporación Somos: Arte y Cultura para Antioquia y la Revista Innombrable

jueves, 28 de septiembre de 2023

"Apuntes domésticos" poemas de Essau Yepes




UNA PARTIDA DE NACIMIENTO

Ah… la incomodidad, ¿será el ascenso desesperado
de una contracción en el cuerpo de una persona
frente a la búsqueda incesante de concluir?
       ¿Qué ha concluido para saberse libre?
Decide con los nervios golpeados, ama con dudas y muere
        con el recuerdo de haber comenzado algo
en este mundo.
 
Apenas hoy atravesaba, incómodo, las noticias familiares
como una enredadera de flores
        envejecida alrededor de mis pies.
Mirar el mismo cactus en el balcón
ha perdido toda su intensidad y mención,
y saber real un sueño es como descubrir un cáncer:
        de la noche a la mañana
los sueños se distinguen por su levedad y evidencia.
 
Mi hermano se alimenta del vientre vacío de su mujer
y el embarazo de mi hermana es más que evidente.
Algo está comenzando en su mundo,
        algo que no podrá ser completamente libre
porque estará caminando el jardín, de regreso,
con los pies descalzos, a través del endurecimiento
de las raíces, aún sin respuestas.
        Es el ciclo natural de todo pariente allegado:
desconfiar aún después de haber vuelto a casa.
No sé si me incomoda o alivia pensar
que no ignoramos esto desde el vientre.
        Mi hermana le ha dado una sombra a su sueño.
 

MEDITACIÓN PARA UN SOLSTICIO DE VERANO

No puedo desentenderme del ruido,
especialmente cuando llega de mi propio afán,
de mi visión del mundo, que no se detiene en el silencio:
        sólo el mundo se detiene allí, sin la presencia de lo mirado,
no existe un juicio de claridad en las flores,
también es necesaria la asistencia de la sombra:
la sombra insegura de una pareja se extiende sobre ellas.
Cada persona es una leve fuga
hacia algo más profundo que el olvido
        y más superficial que el recuerdo.
Pero, mientras dura el sonido, dime qué amas.
 

NOTA DE BOLSILLO PARA UN PACIENTE

Sabes que enfermaste. Cuando dejas de hablar sabes que enfermaste. En vez de cansarte cualquier objetivo, te distrae. Empequeñeces sólo en motivos de acción. Engrandeces y juegas alrededor de lo que sueñas y destruyes. Soñaste una familia, destruiste su comunicación. Los gestos rescatan cada evento con premura, pueden caerse los jarrones de las flores con tan sólo un leve grito. Los niños despiertan con las preocupaciones de sus padres. Pero esta enfermedad de no poder hablar, entre tantos objetos que mudan de matiz, brillo y sitio en la casa, sólo se consume entre frases abreviadas, variaciones del mismo rechazo y observaciones ligeras de esa repetición añorada. Uno podría pensar en la violencia, pero sería una sobreexcitación hablar de discusiones que no se viven. No hay golpes; sólo rincones tibios para girar el torso; noches que llegan como el viejo rumor de un tema practicado a solas. Y también sabes que amaste en silencio.
 

TRANSICIÓN

Caminábamos tranquilamente el bosque abierto,
la maleza absorbía el sonido de los pasos
y las luciérnagas conocían mejor el ritmo de la luz.
Los pies heridos, cansados por la humedad, se contraían.
Tú mirabas con cierta impaciencia la corteza de un pino.
 
De pronto, sentí el calor de una mano en mi hombro.
“Si los ojos se cierran no es por vergüenza”,
alcanzaste a pronunciar acariciando la corteza vieja,
“es la dulce pausa después de un comentario
para entender el ataque de la naturaleza,
que derriba los ejemplos de su propia luz y sonido:
es justa en lo oscuro como en lo claro,
los ojos apenas guardan el incierto suceso
de estar cerrados esta noche.”
 
Te escucho, amigo,
y si abro los ojos es para seguir la respiración
de un mensaje:
el sonido de mis párpados y mis labios:
la luz del vacío, el instinto animal.

 
SOBRE UN NIÑO AUTISTA

Se desplaza obstinadamente en la habitación.
El aire recupera densidad al volar.
Recoge sus manos antes de que sean puños
porque ha descubierto que algunas aves
no saben salir de las ciudades.
Su madre dice que el término apropiado es “niño azul”.
Sí, se aleja de mí en círculos como un pájaro.
Sí, su madre es la ciudad en la que vuela.
Distraídamente miramos un cielo despejado.

 
SOBRE UN GIRASOL VISTO DE NOCHE

Aún puedes desentenderte de la flexibilidad
de cada motivo que, hasta ahora, has llamado personal
y has vivido como una flor desconocida, rasgada al viento.
 
Vestirse, sentarse en el banquillo de un parque
es como volver a un trabajo que ya no te ocupa a plenitud:
queda al descubierto una mirada que vigila el juego
mejor entendido por los niños y su desprecio
por hacer las cosas puntualmente.
 
Algunas plantas crecen con un tallo más liviano,
un objetivo más claro que no culpa a los límites
y tu cuello asiente cuando se retracta.
La luz de una estrella parpadea y agota su tiempo,
pero no asumes este evento con la importancia que merece.
 
Esta tarde, cualquier revelación es un retraso,
una rasgadura superficial en el presente.
Es como ver un girasol que ha alcanzado su madurez.
El sol no puede decirte nada.
 
Los niños no dudan al girar su cabeza.
 

TRANSICIÓN II

Sé que confié en el camino,
intenté no dudar del movimiento
porque los tallos de las plantas no encontraron quietud
en el mundo de la maleza y la arena,
mis pasos avanzaron hacia sus huellas,
crearon un espejo acorde al silencio de los demás trazos
y en la oportunidad de escucharse a sí mismos se borraron.
Mi corazón estuvo conectado a la tierra como los hongos:
liberó esporas cada día, sedujo con su dispersión
las presas más difíciles: los mensajes.
La comunicación no fue un misterio. 
Ahora es momento de elevarse, de ser música:
una idea para moverse con los rizomas,
la confianza de caer en zigzag con los pétalos.
¿Pude amar gracias a la conclusión de que iba a morir?
La única memoria posible fue escuchar el corazón de otro.
 

RETORNO

                                                                                                        In memoriam

Comencé a subir el cerro, jadeando
por una sombra que apenas pudo mostrarse;
con las manos persiguiendo los cocuyos,
mi cuerpo se encontró atrapado en el parpadeo de la luz.
 
De noche, sentía correr por mi cuerpo una especie de ternura,
atacado por las polillas en la oscuridad:
soñaba con ser una piedra olvidada entre los arbustos.
La chispa no tendría que morirse al despertar.
 
Tomé una piedra del río, creí sentir el sueño
de su húmeda y lisa formación: no existía un hogar más apacible
que el construido por los cuerpos quietos.
Sin embargo, las estrellas, en realidad,
no mostraron algo concreto en sus trazos.
 
Arrojé la piedra porque él decidió caminar,
continuar con su vigilia y no volver.
Su voz es apenas un borboteo, el dibujo invisible
que crean las piedras y estrellas cuando se hunden en el agua.
 

RONDA INFANTIL

No nos entendemos, pero nos comunicamos.
Aún es un misterio esta tranquilidad:
la desnudez es posible con estas palabras.
No nos incomoda el silencio: nos incomoda la tregua.
Abrazamos y consolamos nuestras personas,
deslizamos la mano y dibujamos otro gesto,
reducimos el peso del sueño de esta mañana,
comentamos algunas situaciones de rechazo y afirmación,
cruzamos la puerta del último jardín:
todo concuerda, el parque está vacío y lo estará más tarde.
 
Corazón, colúmpiate: resiste en el aire.
 
 
*Essau Yepes, nació en Medellín el 18 de septiembre de 1999. Intervino en la creación de espacios de lectura en los barrios Manrique y Santo Domingo en la ciudad de Medellín. Asistió al primer encuentro de Escuela de Formación de Poetas de Comfenalco. Actualmente, se encuentra cursando el pregrado de Filología Hispánica en la Universidad de Antioquia y labora como facilitador de lectura en bibliotecas Comfama como la de Itagüí y otras a nivel del Área Metropolitana. Frecuenta espacios como hospitales públicos, fundaciones infantiles e instituciones educativas, realizando talleres de escritura creativa. Su poesía gira en torno a la depuración estética del entorno doméstico, abordando temas como la pérdida, el amor, la imaginación infantil y el silencio.

*Texto perteneciente a Versarte Itagüí: entre letras y pinceles, un proyecto articulado entre la Corporación Somos: Arte y Cultura para Antioquia y la revista Innombrable