Ves
la cabina telefónica, esa que está cerca del callejón. Cuando era niño por
casualidad vi instarla, aquí la tecnología llego como tarde, sabes pocos años
después en esa misma cabina llamaba a mi novia, siempre colgaba primero porque
se me acaban las monedas.
Oye
te noto pensativo, desde que entramos a este barrio no has hablado.
—Marcus,
la cabina telefónica la instalaron la semana pasada
—Steve,
pero si eso fue hace mucho, como en el 86, estamos en el 2002
—
¡No!, hoy es 14 de marzo de 1986 —Marcus, no ves que aún eres un niño.
Se necesita empleado
¿Entonces no sabes cocinar arroz? mmm, tocará
solo enlatados, mira el pollo está barato, ah no me digas, tampoco sabes freír
unas alitas. Bueno como te venía contando, ayer se acabó el grupo, Martínez
está muerto, un tiro en la cabeza, suicidio como el vocalista de esta banda que
no recuerdo el nombre, no, Nirvana no era, otra, en fin,
Arboleda está medio loco, él lo encontró, pobre, sufría de los
nervios. Es curioso, durante este tiempo habíamos vivido bien, la música sonaba
bien, hubieras escuchado los Riffs de Martínez, te erizaban la piel, lástima que
nunca arreglamos ese amplificador, legado de él se perdió con la distorsión.
Si, nos iba bien, la pasábamos bien, parece redundante pero así era, Carlos
dices que te llamas, mira la pasta está en promoción, a Martínez le gustaba la
pasta pero tampoco sabía prepararla, como él, estamos jodidos. Cuanto es señor…
¡ay que mal! Carlos te tocó pagar, la cartera, las llaves, el teléfono se me
quedaron en el teatro, paga, salimos cogemos para allá y te devuelvo ¿vale?
Mira Carlos, el trabajo es sencillo, solo debes
ayudarme a formar otra banda, de haber venido antier sería más fácil para
ti, cargabas los equipos y trabajo hecho pero como ves FORCE DARK se fue
al carajo… la cuestión del pago y esas cosas las arreglamos mañana, Danielita, la
muchacha que nos ayudaba con la contabilidad, me ve y escupe, insulta de qué
manera, es querida la niña, tranquilo mañana cuadramos todo. A la mierd… está
cerrado el teatro.
¿En qué otra casa podría
estar?
Después del
golpe, de la sangre, del silencio que pudo ser infinito, de las extrañas
siluetas en el cielo, quizás en otro cielo, del despertar, pero no del todo, no
como quisiera. ¿En qué otra casa podría estar si no en esta?
La
abuela me ve y huye, el abuelo tiembla siempre al oír mis pasos, al sentirme
cerca del patio, del árbol donde jugaba conmigo, con mi cuerpo desnudo.
¿En
qué otra casa podría estar si no en esta, donde vive mi familia, donde una
tarde me pegaron con tanto amor y hasta la muerte?
*Julio César Plata
Rueda. Zapatoca (Colombia) 1997. Poeta emergente, la mayoría de su obra se
encuentra en su fanpage Inspiración Poética. Textos suyos aparecen en revistas
como Literariedad, Hoja Negra, Kametsa, Ex-libris, Revista Innombrable, Phoenix,
Masticadores. Hace parte de las antologías Quemarlo todo (Editorial Sátiro,
Bucaramanga, 2021), Vendrá la muerte y tendrá tus ojos (Hoja Negra Editorial,
Bogotá, 2022), En lo alto del río (Colectivo Lero, lero El Candelero, Zapatoca,
2022) y La digna voz (Colectivo Nacen Voces, 2023). Su primer poemario Pestañeo
(2022) fue autopublicado con AutoresEditores. Ha participado en lecturas y
festivales poéticos de su ciudad. Su poesía es transgresora y no sigue
convencionalismos.