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sábado, 3 de julio de 2021

"De las tensiones turbulentas en las que se trata de decir en este momento … (No tiene otro)" ensayo de Óscar Jairo González Hernández

                                                Por: Yennifer Cano

I

Es maravilloso comenzar a sentir de nuevo lo que se ha transformado de la tarea de la vida misma, de lo que ella hacía en nosotros, aunque nadie, o por lo que observo o desde donde yo lo observo, nadie ha necesitado evidenciar el quiebre, el carácter del quiebre que ha ocurrido, que está ocurriendo, que le propicia, el “continuar” haciendo lo mismo, o más o menos lo mismo. O sea, que no sintió nada o no ha sentido nada de las consecuencias de eso que está ocurriendo, en la realidad, en la que tanto dice apoyarse. Yo mismo en mí realidad, construida en el sentido de lo real insaciable, arbitrario y dominado por el azar, no sé dónde queda nada de esa realidad, en la que los demás se apoyan con tanta furia, que dicen de ella con tanta furia. No, sí se quebró, sí se fracturo lo real de cada uno, no la realidad, sino lo real de cada uno y por lo tanto, cada uno en su necesidad tendrá quizá, que decírselo o no, o continuará tratando de sostenerse, haciendo el simulacro que le mantuvo y le mantendrá insertado en esa realidad. Y por ello estamos, pues ante una tensión entre la realidad, de los demás y lo real, de cada uno, de quién decida vivirse de esa manera o que ha vivido de esa manera. Pavor turbio. Tormentosidad melancólica. Inconsistencia de sí. Dureza de sí. Cada quien tendrá que decidirse para ello. Y decirlo. Pronunciarlo. 


                                                                                                   

II

¿Qué es lo que se dice se quiere hacernos decir, de lo que nunca habíamos dicho, o sea, que nunca habíamos llevado a una total evidencia de lo que somos, o no, de aquella causa a la que nos adherimos o no? Es raro, que se haya en este momento, una indicación tan poderosa, de indiciar, es raro eso, a todo el mundo, como si nunca se hubiera sabido, nosotros dónde estábamos o quiénes éramos en la vida, o lo que hacíamos en ella. Ya que antes que toda adhesión o disidencia, o posición de una u otra forma, está la vida, la vida en su incendiario poder sobre uno y los otros. No es de ahora, es desde siempre que ha sido dicha y pronunciada por nosotros. ¿Dónde está oculto el censor, cómo se oculta, en cada uno, o no es así, se muestra al contrario, en otra perspectiva de fortalecer la masa crítica del otro? 


                                                                                                

III

Y lo que es extraño, no es lo que dicen o muestran que está ocurriendo sino que no haya nada de lo que es, ha de ser o será de lo que no está ocurriendo, o que está ocurriendo de otra manera y nosotros no lo sabemos. Eso es lo extraño, no lo extraordinario de lo ordinario, de lo mismo, que se tenía en el mundo o en la realidad, no es lo mismo, pero tampoco es nuevo, nada de ello es nuevo, es lo mismo y en ese no poder transformar lo mismo, es donde nos instalamos totalmente con el cráneo destrozados, sin sensaciones. Y cuando muere la sensación, también cayéndose, queda la intuición o el instinto estético de la vida. La realidad de morir, es lo abarcable, quedando lo inabarcable, sin sustancia, vaciado de su sustancia, la muerte en vida. Nada extraño.  


                                                                                                   

IV

Yo no vivo ni siquiera en mi vida, en la mía. No sé qué es intrascendente o trascendental o me hace trascender, ni lo mismo sé de lo intrascendente. Yo sé que no son denominaciones, en las que vivo o intento vivir. Quién las tiene, maravilloso en sí mismo, no sé qué más se podría querer o desear. Come de ellas. Como quién come tubérculos exóticos o medusas barrocas. Es lo mismo. Y él se siente bien haciéndolo. Resuelve su vida, porque la resolución de la misma radica allí, no se problematiza la esencia de la misma o su sentido. No tiene por qué hacerlo. No busca pues, la duración del instante, no tiene una tentativa incrustada en su cráneo en ese sentido. No se devora a sí mismo. No es su intención. ¿Cómo entonces, vivir en el otro? ¿Cómo involucrarse en su destino de la vida? ¿Cómo vivir su destino, sino es del de uno, siendo que ha sido causado por él mismo, por ella misma? No puede hacer nada. Verlo morir, es así. Nada más puede mover ni proponerle. Es el vacío de la realidad. Y su inmensidad desconocida.


                                                                                                   

V

La verdad de la risa, su sentido de la hilaridad, catártica que posee y de aisthesis que tiene y que contiene. Tener y contener es lo que busco ahora, de otra manera. No quiero decir que nunca haya buscado la manera de vivir y sobrevivir en este medio, sin necesidad de hacer muchas inclinaciones y declinaciones. Pero ese pudor hay que acabarlo, y se pueden hacer muchas cosas, sin tenerlo. Eso es lo que busco ahora entre la inmensa e interminable tiniebla del que oscurece y obstaculiza, dice cuando hace sus trayectos lluviosos por su ciudad babélica. Y la necesita y por eso la ha construido, pero ahora la dominan los que odian. No lo tenía concebido ni considerado así, pero es la realidad. Y quiso decir: una de las realidades, para no sentirse del todo, derrotado y derribado. Y todo porque sabe muy bien que busca sostenerse en lo insostenible de su visión estética y transparente. Deseo no causar turbulencia en esa perspectiva, o duda, sino mover bien las fuerzas hidráulicas para ello. Eso es lo que quiero hacer, se dice de nuevo y nada libremente en su mar de la tranquilidad exacerbada.


Collages por: Alexis García Ahumada


*Oscar Jairo González Hernández, Medellín - Colombia Profesor de Literatura, Estética e Historia del Arte, Facultad de Comunicación, Universidad de Medellín. Ensayista, poeta  y conferenciante. Estudios de Filosofía y Letras, Universidad Santo Tomás y Diplomado en Problemas y perspectivas en filosofía en el Instituto de Filosofía, Universidad de Antioquia. Colaboraciones: Revista Universidad de Antioquia, Revista Universidad de Medellín. El Colombiano, El Espectador, El Mundo. Revistas: El Misterio Eleusino, Interregno, El Café Rojo, Revista Papel. Fundó y coordino, en la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia los proyectos radiales: La Mecánica Celeste y  La Trompeta de Mercurio. Creó y coordinó el programa radial Cabaret Voltaire, en Acústica, Universidad EAFIT. Coordina el programa Los Anillos de Saturno Frecuencia U, Universidad de Medellín. Coordina el Taller Los Campos Magnéticos (Observar, leer y escribir) de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Medellín. Miembro de la Planta de Creación de la revista Punto Seguido. Asesor literario de los grupos teatrales: Colectivo Teatral Matacandelas, La Hora 25, Oficina Central de los Sueños, Teatro Elemental, Anamnésico Teatro, Teatro Escarlata.   Ha publicado: La ciudad soñada –Compilación de textos sobre la ciudad-; Pincel de hierba –a la manera del haikú-; La Trompeta de Mercurio –sobre el libro y la lectura-,  En Causa Propia. Ernesto Volkening –Compilador-, Conversación y silencio, El libro del tratado de la melancolía, Signos y fotones Gravitaciones sobre la luz –compilador-, Telos: poetas y poéticas –compilador-; Las metamorfosis de Kafka –compilador-; Preguntas Mercuriales (para un insomne incendiado). Víctor Raúl Jaramillo; Gonzalo Arango: Perspectivas plurales; Incidentes y mediaciones sobre la luz mercurial; Extimidad; Isocéles: Trayectos e invenciones.

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