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viernes, 30 de mayo de 2025

"El pacto" relato de Alicia Angela Ortolani

            

            Crepitaban las llamas en la chimenea, queriendo escapar del cuadro que las aprisionaba. Aquella imagen se desplazaba por la habitación,

repitiéndose en los tres espejos que rodeaban la cama de la mujer centenaria.  
 

Grietas oscuras abrazaban todo su cuerpo y los cabellos blancos dejaban libre una frente ancha. Sobre la mesa de luz se exhibían, los medicamentos que aun la mantenían viva. Permanecía inmóvil en su lecho, apenas parpadeaban sus ojos caídos. Ni siquiera un balbuceo pequeño se desprendía de sus labios. 

Las sabanas estaban almidonadas, las manos sobre el pecho. Del otro lado de la cama, un pequeño florero de porcelana con margaritas frescas y en la pared, un reloj de agujas también quietas parecía haber olvidado la existencia del tiempo. 

El silencio que cincelaba aquel cubículo, solo fue interrumpido, de a ratos, por los quejidos de los leños bajo el fuego, y el ronroneo de las rueditas de los autos de Enrique, que se movían sobre el piso de madera. La chirriante monotonía infantil cesaba cuando él dejaba sus juegos para custodiar a la anciana. Después de verificar que todo estaba en orden volvía a sumergirse en su mundo. Ordenaba cuidadosamente sus autitos y jugaba carreras con ellos. Los miraba y reía con la inocencia de un niño. Abstraído, creía ser feliz. 

Enrique se levantó torpemente. Para él parecía no haber transcurrido el tiempo. Esparció sobre el suelo un par de hojas y comenzó a dibujar con los crayones, dibujos que después acercó a la mujer. Se los mostraba mientras le acariciaba el pelo. Sabía que pese a no pronunciar ni una palabra ella estaba satisfecha con sus ilustraciones y que le agradaban sus muestras de afecto. Él le leía los mismos libros que ella le narrara antes. Se sentó a su lado sonriente. Una mueca de ella, apenas asomaba en el agrietado pergamino y el silencioso asentimiento era el alimento necesario para seguir a su lado. Vigilante. 

La mujer se durmió. Enrique la acomodó en la cama, la cubrió bien y la besó en la frente. Se quedó de rodillas, abrazado a ella, la cabeza apoyada en su pecho, cerciorándose de que su corazón seguía latiendo. 

Aquel cuarto permanecía cerrado, con las persianas apenas levantadas, no se recibían visitas y solo llegaba algún que otro despachante de almacén que alcanzaba los encargos que Enrique hacia telefónicamente. Imaginaba que acorralándola allí, burlaría los designios de la muerte. Su espíritu lograba así cierta paz. 

Volvió a sentarse en el piso, jugó como tantas veces lo hiciera. En la cómoda dormía un almanaque sin hojas, amarillento cadáver que el pasado dejó abandonado en alguna época.  

También había un retrato de su madre joven, abrazándolo con amor.  Él se paró para mirarlo y guardó esa imagen un rato. Retuvo a ese niño protegido, a esa madre e hijo enlazados en un pacto de amor que el entendió, se había gestado en los orígenes de su propia concepción. Retuvo esa imagen y no quiso apartarla de su mente. Sabía perfectamente, que en honor a esa imagen había querido exterminar las horas y los días, que esa imagen era suficiente para justificar cualquier renuncia, aun la de hacerse hombre. Creyó que abortando agujas evitaría el avance de los años sobre ella.  

Corrió de repente bruscamente a abrazarla. Lloró con desconsuelo aterrador. Vibraron entonces los espejos y las llamas a la vez, asustadas. Se tendió sobre ella y gritó 

¡Madre no mueras! 

La mano de la mujer centenaria acarició los cabellos del hijo. Se abrieron sus ojos marchitos, dibujándose una sonrisa en sus labios. 

El pacto había sido cumplido. 


*Alicia Angela Ortolani nació en San Isidro en 1962, escribe desde pequeña aunque empezó a compartir sus escritos a partir de 2020. Publicó su primer poemario “A Orillas del Alma” Ed. Botella al Mar en 2023, y presentó dicho Poemario en Valparaíso en noviembre 2024. Participó de varias Antologías Nacionales e Internacionales.

jueves, 29 de mayo de 2025

"Poeticidio" poemas de Pablo Barral Steiner


Poeticidio

“Cada palabra debe estar llena de polvo, de cielo, 
de amor, de orín, de violetas, de sudor y de miedo. 
Cada palabra ha de ser gastada, pulida, retocada, sufrida.”
- Alejandra Pizarnik -.
 
Muerte lenta
Muerte lenta
Como la hemorragia villana
Desde las entrañas
Desde las entrañas
 
No lloro sin lágrimas de sal
Ya la mañana despierta radiante
Y solemnemente tuya
Ahumada
 
No te busques en la prosa
YA NO
Te aturde el motor y el aceite
La velocidad prohibida
El ángel negro
La tinta que transpira
 
SI
 
Quizás se vaya sin renacer
 
POR LAS DUDAS…


Tengo

Tengo una sola madre
LA NATURALEZA
Tengo un solo padre
DIOS
Tengo una sola bandera
COLOR BLANCO RENDICION
Tengo un solo país
EL MUNDO
Tengo una sola frontera
LA QUE UNE
Tengo una sola religión
LA VERDAD
Tengo un solo idioma
LA MUSICA
Tengo una sola raza
LA HUMANA
Tengo un solo camino
EL DESTINO
Tengo la mayor riqueza
LA SALUD
Tengo un solo orgullo
SER IMPERFECTO
Tengo una sola casa
MI CUERPO
Tengo una sola guerra
VENCER LA ENFERMEDAD
Tengo un solo motivo  ...... AMARTE.


Prefiero

Prefiero el guardapolvo blanco
A andar camuflado.
Prefiero andar descalzo
Que con botas.
Prefiero estar desnudo
A uniformado.
Prefiero caminar
A desfilar.
Prefiero equivocarme
A no hacer nada.
Prefiero cantar
A llorar.
Prefiero lo reciclable
A lo descartable.
Prefiero tomar mate
A fumar.
Prefiero reflexionar
A reaccionar.
Prefiero curar
A matar
Prefiero amar
A odiar.


*Pablo Barral Steiner nació en La Plata en 1961. Hijo de Joaquín Arturo Barral (bancario) y Graciela Steiner (docente, psicomotricista). Desde pequeño asistió a actividades gratuitas en la Biblioteca de la Provincia de Buenos Aires, como La hora del cuento y la sala de lectura. Cursó el jardín de infantes N.º III de La Plata, bajo la dirección de las docentes Elda Buceta y Aurora Monreal, y estudió en la Escuela N.º 10 Dr. Ricardo Gutiérrez.

Tras finalizar la secundaria, realizó el servicio militar obligatorio como conscripto enfermero en el área de Infecciosos y Quirófano del Hospital Naval Río Santiago (HNRS). Ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), donde se graduó como médico. Luego fue médico residente en Cardiología en el Hospital Israelita Ezrah (HIE), cumpliendo con los requisitos para ser reconocido como cardiólogo por el Ministerio de Salud de Argentina.

Participó en programas internacionales como el Group Study Exchange Team (GSE-1990) en Australia, auspiciado por la Fundación Rotaria, donde fue nombrado Honorary Citizen en la ciudad de Orange el 27 de febrero de 1990. También participó en intercambios con Suiza: Valaisans du Monde (1991) y Stapferhaus Lenzburg Exchange (1997). Es Miembro Extraordinario de la Sociedad Suiza de Cardiología (ME-SSC) y de la International Society for Heart Research (ISHR). Obtuvo la nacionalidad suiza y es miembro activo de sociedades filantrópicas suizas y de la Cruz Roja.

Obras publicadas: Poética Psicopatogénica, Teleprojeutoterapia, De los Alpes a los Andes.

miércoles, 28 de mayo de 2025

"Lenguaje en desuso " poemas de Eliana Costilla


Lenguaje en desuso 

Toco la ausencia detrás de los vidrios No sos más que una sombra dejándome la ciudad en pedazos. Que hará la noche con esta torpeza muda de palabras mordidas, con la piel encendida de azul. Ojeo las páginas donde no me hallo, un par de palomas suicidas en la lluvia/ la recurrencia del otoño / el bostezo pardo de los gatos /    El alma agoniza bajo las luces de la calle.  Soy un charco de tinta bajo los ojos intentando encontrar  un lenguaje que ya no nos nombre. Una plaga de gorriones se desdibuja en las nubes La noche llega y se me incrusta como un hueso. Utopía  Querer decir el vestigio de la noche después de llover la desdicha o el espanto No alcanza El ritual de los pájaros nuevos saltando al vacío mientras mueren despacio lo intentan de nuevo  la palabra, es solo una utopía. Denuncia A veces no sé vivir conmigo, o sin ellas. Extraña necesidad de denunciar la muerte   murmullo de bolsillo izquierdo/ segundero de reloj/ ojo de pez detrás de los vidrios/ Sus rostros de plena noche me crecen como árboles rosados  Les acaricio el velo          de mirada triste, las dejo andar        bien adentro  con los pies mordidos        de pesadumbre Nunca supe devolverlas  al otro lado, a veces  pienso que  yo misma he muerto  y no hay nadie detrás de la hoja,                            para escribirme.


*Eliana Costilla vive en la provincia de Tucumán, Argentina. Es escritora, profesora y licenciada en letras, de la Universidad Nacional de Tucumán. Actualmente trabaja en formación docente en el nivel superior. Obtuvo el primer premio en el concurso de poesía organizado por Tafí Viejo Ediciones (2022), Mención de honor en el 9 concurso internacional Versos Compartidos y mención especial en el concurso internacional de poesía y narrativa Despertar de las letras, Colombia. Sus poesías han sido publicadas en numerosas antologías a nivel provincial y nacional. Lleva dos libros publicados, Con sabor a Surco (2022) y Mariposas mutantes (2024).

martes, 27 de mayo de 2025

"Los gatos Ulthar" obras de Sebas Escobar Gj


Nombre: Los gatos ulthar
Técnica: Óleo sobre tela
Medidas: 40*70cm
Año: 2024



Nombre: Eliminación Progresiva
Técnica: Óleo sobre tela
Medidas: 120*120cm
Año: 2013



Nombre: Okāmi (Wolf)
Técnica: Óleo sobre tela
Medidas: 120*120cm
Año: 2013



Nombre: Jugueton
Técnica: Óleo sobre tela
Medidas: 40*40cm
Año: 2016



Nombre: Espíritu del viento
Técnica: Óleo sobre tela 
Medidas: 40*70
Año: 2017


Nombre: Bellezas
Técnica: Durex sobre Lápiz Faber Castell 
Medidas: 24*31.5cm
Año: 2024



Nombre: Atarceder en el Mar 
Técnica: Durex sobre Micropunta
Medidas: 32.5*21.8cm
Año: 2013



Nombre: Lombardy Landscape
Técnica: Durex sobre Micropunta
Medidas: 22.5*31cm
Año: 2014




*Sebas Escobar Gj, Colombia. Desde que era un niño, el arte ha sido parte de su alma. Empezó a dibujar y pintar hace casi 22 años, en el taller del maestro Dorian Flórez. Ahí descubrió que el arte no era solo una actividad, sino un camino de vida. Con el paso del tiempo, ha aprendido más y más, mejorando sus habilidades y talentos a través de la práctica constante. Cada obra le enseña algo nuevo, y cada error se convierte en una lección para subir un peldaño más. Lo inspiran los mundos de fantasía, la ciencia ficción y, sobre todo, el terror. Le apasionan los estilos realista y surrealista, y también le atrae mucho el cómic de superhéroes, donde puede combinar emoción, fuerza y expresión. Trabaja con óleos, acrílicos fríos y lápices, especialmente para retratos realistas. Cada técnica le permite explorar distintas emociones y atmósferas. Su sueño es vender sus obras y ahorrar lo suficiente para viajar a otro país, conocer nuevas culturas y compartir su arte con el mundo. El arte es su vida, su voz y su esperanza.

lunes, 26 de mayo de 2025

"El cielo al alcance de mis manos" poemas de Dolores Lozano Capitán


El cielo al alcance de mis manos

Toda una rompiente de poemas...
Un oleaje de palabras
que de pronto encuentran su puerto.

Indulgencia del calendario
que regala un verano distinto.
Y trae hojas de otoño
para colmarlas de vocales y consonantes nuevas
que riman con ella.

Sentir que se están sintiendo los días de otra manera,
que la noche es un ritual
lleno de creencias recién aprendidas.
Porque creo en sus ojos cuando me miran
y creo que cuando no me miran quieren mirarme.
Porque creo que este es nuestro tiempo,
que más demora es un desperdicio
de versos y de besos.

De versos que ya pueden hablar de su cuerpo...
afirmar latidos...
pronunciar su nombre...
Decir, que tengo el cielo al alcance de mis manos
y no hablar en vano.

De besos debidos, pagados,
buscados, encontrados,
recibidos, esperados...
Tan suyos los míos,
tan míos los suyos,
que no sé si me besa
o la estoy besando.


El tiempo me mata 

El tiempo me mata. 
Yo no soy el gato de mi vecina. 
Solo tengo una oportunidad 
y el reloj y yo no somos capaces de entendernos 
y aunque cada 365 días me regale 60 minutos, sé que es un fraude económico y pasional. 
Porque yo en este desvelo malgasté 70% de batería y un 30% de suspiros. 
Un aire nostálgico que se lleva voluntad y razón, 
y palabras, siempre palabras, que quizás solo leen ojos ciegos. 
El tiempo nos mata. 
Sí, también a ti, 
y me sobrecoge la tristeza de que solo seas el poema que nunca he escrito. 
Y que a estas horas me apetezca llorar tu boca, 
como se llora a los muertos que se han querido.


Naturalezas 

Cuerpos talados, devastados, aniquilados, 
cuya savia como ríos de sangre 
recorren la naturaleza que fue viva 
evidenciando los tonos grises , cenicientos... 
de una naturaleza muerta 
insalvable, imbatible ya ante la falta de naturaleza sensible 
de la naturaleza humana.


*Dolores Lozano Capitán ( Bruss ). Nació y reside en Alameda ( Málaga ) España. Autora de los poemarios: A las siete en la luna, Como si todo,como si nada y A cada paso del invierno. Seleccionada en antologías físicas y digitales como Luz de luna , Nuestro reino animal o Navidad de nieve y letras , entre otras. Mención de honor con su poema Espejo de Verso Inefable. Segundo premio de la segunda edición de envía una letra y recibe una canción de Artistas Revelaciones con su poema Madrid.

viernes, 23 de mayo de 2025

"An ambiguous forecast" poemas de Oz Hardwick

 


COMPOSITION FOR FORMS OVER TIME

After Pablo Picasso, The Charnel House (1944-45)

Dead shadows in the kitchen, bleeding grey. Hands and feet and glacial faces: too much beauty for fear, their disposition too elegant to stir deep sickness in troubled souls. On the table, a delicate jug. In the gallery, a little girl in grey. Before her, fifty square feet of oil and charcoal on canvas. Before her, fraught parties and consequences beyond comprehension. Curves and angles. The suggestion of events that pass all understanding. The girl will buy a postcard and slip it between the pages of the book she will read on the bus that leaves the city. She won’t look at it again, and she won’t finish that book. When she is an old woman, and the world has changed yet again, she will remember this day and this hushed space. On a grey evening, she will reach for a glass jug on a quietly cluttered counter. She will not look down.

 
COMPOSICIÓN PARA FORMAS A TRAVÉS DEL TIEMPO

Después de Pablo Picasso, La casa de la muerte (1944-45)

Sombras muertas en la cocina, sangrando en gris. Manos y pies y rostros glaciares: demasiada belleza para el miedo, una disposición demasiado elegante como para provocar una profunda náusea en las almas inquietas. Sobre la mesa, una delicada jarra. En la sala de exposiciones, una niña vestida de gris. Ante ella, cinco metros cuadrados de óleo y carbón sobre lienzo. Ante ella, fiestas tensas y consecuencias que escapan a toda comprensión. Curvas y ángulos. La insinuación de sucesos que exceden todo entendimiento. La niña comprará una postal y la deslizará entre las páginas del libro que leerá en el autobús que sale de la ciudad. No volverá a mirarla, y tampoco terminará ese libro. Cuando sea una anciana, y el mundo haya cambiado una vez más, recordará este día y ese espacio en silencio. En una tarde gris, buscará una jarra de cristal en una encimera discretamente desordenada. No mirará hacia abajo.
 
 
A MATTER OF SCALE

At the back of the Moon, birdwoman pecks through all the lost things. She’s mountains of pens and children’s gloves, a rainbow of umbrellas, and an infinite glockenspiel of loose change. She drinks from a lake of lost meanings, savouring the secrets of magpies, the bleak ill-fortune of a lone albatross. This is where the lost boys lie in their dreams, their cheeks brushed by feathers as birdwoman hums the nectar from flowers not seen on Earth since the turn of the century. If only they could sleep forever, and sleep itself become a kind of waking. If only they hadn’t become lost amongst the scramble of dogs and prosthetic limbs. Birdwoman preens the moondust from between her gleaming tetrices and flicks it into a sky that so few will ever see. Each year, the Moon slips four centimetres further away. What will we do when birdwoman’s gone?


CUESTIÓN DE ESCALA

En la cara oculta de la Luna, la mujer-pájaro picotea entre todas las cosas perdidas. Es montañas de bolígrafos y guantes infantiles, un arcoíris de paraguas y un metalófono infinito de calderilla suelta. Bebe de un lago de significados extraviados, saboreando los secretos de las urracas, la desolada mala suerte de un albatros solitario.
Aquí es donde los niños perdidos yacen en sus sueños, con las mejillas acariciadas por plumas mientras la mujer-pájaro tararea el néctar de flores que no se han visto en la Tierra desde el cambio de siglo.
Si tan solo pudieran dormir para siempre, y el sueño se convirtiera en una forma de vigilia.
Si tan solo no se hubieran perdido entre la confusión de perros y miembros ortopédicos.
La mujer-pájaro se acicala el polvo lunar de entre sus brillantes tétrices y lo lanza al cielo, ese cielo que tan pocos llegarán a ver.
Cada año, la Luna se aleja cuatro centímetros más.
¿Qué haremos cuando la mujer-pájaro ya no esté?
 

AN AMBIGUOUS FORECAST

We built a wall to keep out the weather, with barbed wire coiled along the top and cameras on the corners to monitor all approaches. A tall man comes, in a suit and tie, his shoes carrying a dazzling shine. Can I come in? he calls, but we know he's a storm in disguise, so we turn off the TV until he shuffles away. A smiling woman arrives with a basket of lilies, singing a song of bluebirds. Can I come in? she trills, but we know she's a heatwave beneath her cotton frock, so we hide behind the heavy net curtains until she flounces off. And then there's a rabble of laughing children, scuff-kneed and snotty-nosed, wheeling an effigy of a disgraced Prime Minister. Can we come in? they cheer as one, but in each unbroken voice we hear light rain, sleet, thunder, and sunny spells, so we loose the dogs to scatter them to the four winds.
 

UN PRONÓSTICO AMBIGUO

Construimos un muro para mantener alejado el tiempo, con alambre de púas enrollado en la parte superior y cámaras en las esquinas para vigilar todas las aproximaciones.
Llega un hombre alto, con traje y corbata, y los zapatos relucientes como espejos.
—¿Puedo entrar? —pregunta a voces, pero sabemos que es una tormenta disfrazada, así que apagamos la televisión hasta que se marcha arrastrando los pies.
Una mujer sonriente aparece con una cesta de lirios, cantando una canción de azulejos.
—¿Puedo entrar? —trina ella, pero sabemos que es una ola de calor bajo su vestido de algodón, así que nos escondemos tras las gruesas cortinas de encaje hasta que se aleja dando saltitos.
Y entonces llega una multitud de niños risueños, con las rodillas raspadas y mocos en la cara, empujando la efigie de un Primer Ministro caído en desgracia.
—¿Podemos entrar? —gritan todos al unísono, pero en cada voz inquebrantable oímos lluvia ligera, aguanieve, truenos y rayos de sol, así que soltamos a los perros para que los dispersen a los cuatro vientos.
 

EXPERIENTIAL AESTHETICS IN THE DROP ZONE

When I reached the end of the world – or, at least, the end of what we used to call the World Wide Web – I saw that the beasts had found art. Maybe it had been left by a lost civilisation, or maybe they discovered that it had been inside them all along, but either way, the important point was the amount of time they were devoting to the seemingly inconsequential, just for the sake of beauty and the indefinable sensation of bringing into the world something of which nature had not even dreamed. Look, I said, waving my hand at the miles I had travelled, the world is parched, yet still we pour fire on our neighbours’ shelters. Even the air is hissing with invisible curses. I made a gesture like hammering an invisible keyboard. Yes, said an old beast with a scarred visage and big brown eyes that had secretly watched over my whole journey, that’s why we’re here. He lifted a paintbrush in his awkward paw. There were flowers, and all their petals sang.
 

ESTÉTICA EXPERENCIAL EN LA ZONA DE CAÍDA

Cuando llegué al fin del mundo —o, al menos, al fin de lo que solíamos llamar la World Wide Web— vi que las bestias habían descubierto el arte.
Quizás lo había dejado una civilización perdida, o quizás descubrieron que siempre lo habían llevado dentro, pero, en cualquier caso, lo importante era la cantidad de tiempo que dedicaban a lo aparentemente insignificante, solo por la belleza y esa sensación indefinible de dar al mundo algo que ni la naturaleza había llegado a soñar.
—Mira —dije, agitando la mano hacia las millas que había recorrido—, el mundo está reseco, y aun así seguimos echando fuego sobre los refugios de nuestros vecinos. Incluso el aire silba con maldiciones invisibles.
Hice un gesto como si golpeara un teclado invisible.
—Sí —dijo una vieja bestia con el rostro lleno de cicatrices y unos grandes ojos marrones que, en secreto, habían velado por todo mi viaje—, por eso estamos aquí.
Levantó un pincel con su torpe garra.
Había flores, y todos sus pétalos cantaban.

Traducción al español: Johanna Carvajal Arboleda


*Oz Hardwick (Reino Unido) Es un poeta europeo, fotógrafo, músico ocasional y académico por accidente, cuya obra ha sido ampliamente publicada en revistas y antologías internacionales. Ha publicado “una docena más o menos” de poemarios y plaquettes, siendo el más reciente Retrofuturism for the Dispossessed (Hedgehog Poetry Press, 2024). En 2022 recibió el Premio de Poesía ARC por “una vida de dedicación y servicio a la causa de la prosa poética”, y recientemente ha sido galardonado con el Premio Internacional de Poesía Dolors Alberola 2024 y el Premio de Poesía Charles Simic 2024. Oz ha realizado residencias en el Reino Unido, Europa, Estados Unidos y Australia, y ha actuado internacionalmente tanto en grandes festivales como en diminutas cafeterías. Lo que guía su trabajo en todos los ámbitos es una fascinación por los detalles y un amor por lo marginal. Oz es actualmente profesor de Escritura Creativa en la Leeds Trinity University, del Reino Unido.