Jonathan Caudillo Lozano
-Filosofo Mexicano-
elyphaslevi@hotmail.com
El
siguiente trabajo busca hacer una breve reconstrucción de las características
del pensamiento trágico que puede extraerse, no sólo de la dramaturgia de
Esquilo, Sófocles y Eurípides, sino de
las condiciones alrededor del nacimiento de la poética trágica. De esta
aproximación se pretende tratar de entender cuál es el sentido y papel de la
violencia en la conformación poética del pensamiento trágico. El primer paso
será tratar de aproximar el sentido de la noción de fortuna o tyche en la concepción, trágica, después
partiremos de la visión de Heráclito para entender el doble sentido de la
guerra o pólemos y, finalmente,
entender como se relacionan estos elementos con la concepción de lo trágico en
la condición humana y separarla de cualquier forma de pesimismo.
I - La Fortuna (Tyche)
La
tragedia, al ser constitutiva de la educación y cultura griega, no puede
pensarse como un accesorio secundario sino como el nacimiento de la reflexión
en torno a la vida ética. Las referencias a los trágicos, en relación a los
problemas del actuar humano, señalan la relación entre la poética trágica y el
pensamiento acerca de la condición humana y sus problemas. El pensamiento
trágico puede ofrecer elementos de reflexión acerca de la conducta humana, que
bien pueden tener vigencia en las reflexiones éticas contemporáneas. Martha C.
Nussbaum en La fragilidad del bien lo
expresa de la siguiente manera:
Los poemas gráficos, en
virtud tanto de sus temas como de su función social suelen abordar problemas
sobre el ser humano y la fortuna que un texto filosófico puede omitir o evitar.
Al contener relatos que han servido para que toda una cultura reflexione sobre
la situación del ser humano y mostrar las experiencias de personajes complejos,
no es fácil que oculten la vulnerabilidad de la vida frente a la fortuna, el
carácter mudable de nuestras circunstancias y pasiones o la existencia de
conflictos entre nuestros compromisos.[1]
El
texto trágico es la manera en la que la cultura griega aborda la relación de la
vida humana ante la fortuna (tyche),
la cual se encuentra más allá de sus deseos, designios o albedrio. Ahora bien,
se debe señalar que por el término fortuna
no deben entenderse los acontecimientos azarosos o incausados sino que: “lo que
acontece a una persona por fortuna es lo que no le ocurre por su propia
intervención activa, lo que simplemente le
sucede, en oposición a lo que hace”.[2]
Dicho de otra forma, en la fortuna existe una diferencia entre la finalidad que
el sujeto trata de dar a sus acciones y el resultado de ellas, es decir, la
fortuna sucede en ese lugar entre la acción premeditada del sujeto y su
resultado.
Puede pensarse que la irrupción de la fortuna no depende únicamente de
la intervención activa del sujeto pero tampoco está desligada de ella. Ante la
presencia de la fortuna puede verse que en el actuar humano hay un límite que
es rebasado por aquello que no se puede controlar. Las acciones humanas en la
reflexión trágica no dependen únicamente del agente que las realiza, sino que
son un cruce de dos fuerzas entre las intenciones y el entramado de condiciones
ajenas al sujeto que influyen en el curso de las acciones.
Este
espacio, que más bien debe verse como un abismo, es el territorio en donde irrumpe
la acción de lo que está más allá de las intenciones humanas, en ese abismo
tiene efectividad la acción de los dioses. Lo divino son las fuerzas que no
solo determinan la naturaleza, sino también, las pasiones y los actos, no hay
aspecto de la naturaleza, en el mundo trágico, en el que no exista intervención
de los dioses.
En este sentido, cada obligación moral esta impulsada por alguna
autoridad divina. Pero debemos recordar que el panteón griego está conformado
por multiplicidad de dioses que se encuentran en pugna entre sí, si estas
fuerzas son las que amparan las obligaciones morales o incluso las pasiones,
¿no sería lícito pensar que el fundamento del pensamiento trágico radica en la
contradicción? Honrar a los dioses y sus
designios es un imperativo que subyace a toda reflexión de la moral griega,
pero ¿cuál es la salida ante la posibilidad de mandatos antagónicos o
contradictorios? Martha Nussbaum al referir este problema introducido en el dialogo
platónico Eutifrón, nos dice lo
siguiente:
La creencia en el deber
de honrar a todos los dioses, genera (o explica) en el típico agente moral
griego la presencia de un sentido de la obligatoriedad e inevitabilidad de
exigencias posiblemente antagónicas, obligatoriedad e inevitabilidad que no
desaparecen ni siquiera en situación de conflicto. Sócrates piensa que ello
conduce a la inaceptable conclusión de que al menos algunos dioses albergan
opiniones falsas y plantean exigencias injustificadas. Por tanto anima a
Eutifrón a que revise la tradición considerando obligatorias sólo aquellas exigencias
con relación a las cuales exista unanimidad divina, e incluso se permite poner
en duda que las deidades discrepen entre sí.[3]
Para
el Sócrates platónico no es posible pensar que los dioses puedan exigir deberes
contradictorios y de hecho su consejo es solo seguir las exigencias en las que
exista unanimidad entre las deidades. Pero la pregunta es ¿es posible ésta
unanimidad en las concepciones míticas de los griegos?
Claro, el concepto de lo tragico tendria su origen en una relacion moral. Claramente los dilemas a los que se enfrentan los personajes de la tragedia griega son dilemas altos, angustiosos, profundas contradicciones. Lo que en cierto sentido los hace mas grandes que los demas. Por ello, los actores en la tragedia griega solian colocarse mascaras altas encima de sus cabezas, para mostrar que estaban por encima de los demas.
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